19 agosto 2007

La apreciación del Bs debe encontrar un límite


Un punto de coincidencia entre quienes cuestionan y quienes aplauden la actual política de apreciación de la moneda nacional del Banco Central de Bolivia (BCB) aparece cuando se recomienda al ente emisor tener prudencia en la aplicación de esta medida, puesto que, descontrolada, podría provocar una recesión económica.

“La apreciación (del boliviano), manejada con cuidado y prudencia, es una medida técnicamente correcta”, afirma el ex presidente del Banco Central de Bolivia (BCB), Juan Antonio Morales.

A decir de la ex autoridad, la apreciación que hasta el momento se ha efectuado no está afectando de manera significativa a la competitividad de la moneda nacional.

No obstante, Morales indica que si al BCB “se le va la mano con las apreciaciones, puede embarcar a la economía en una recesión de la que pueda ser difícil salir”.

Para el también ex titular del ente emisor, Armando Méndez, la apreciación de la moneda nacional es una medida desacertada por los efectos que la misma tiene.

El Banco Central explica que el principal impacto de la depreciación del dólar para contener a la inflación es a través de los precios de los artículos de importación.

Méndez afirma que la medida puede ayudar a disminuir las presiones inflacionarias sobre aquellos bienes que Bolivia puede importar. “Pero hay otros bienes que Bolivia no puede importar, por ejemplo el pan (...) En ciertos productos producidos internamente, que no pueden ser sustituidos por importaciones, los precios van a seguir subiendo”, advierte.

El economista indica que con la apreciación “se está empobreciendo al que exporta y se está fortaleciendo al que importa”. Con ello —indica— se estaría desincentivando a la producción nacional.

Precisamente, si hay un sector que resulta perdiendo con la apreciación del boliviano, son los exportadores, principalmente los de los rubros de manufacturas y agroindustria y aquellos que envían su producción a EEUU.

El presidente de la Cámara Nacional de Exportadores de Bolivia (Caneb), Eduardo Bracamonte, explica que en manufacturas y en agroindustria, los márgenes son más pequeños porque se compite con la producción de otros países.

“No debemos pensar que como los precios de las materias primas están altos, los exportadores pueden aguantar esta apreciación”.

Mientras, Juan Antonio Morales indica que el impacto de la apreciación del boliviano afecta a los exportadores según su mercado de destino. “Los exportadores a EEUU se ven perjudicados; en cambio, lo están menos los exportadores a la Unión Europea”.

Con todo, el BCB ha garantizado que seguirá actuando con prudencia para preservar la actividad económica y la estabilidad de precios.

Entrevista

“El BCB tiene que estar atento a lo que está pasando en el mundo”
J. Antonio Morales fue presidente del Banco Central de Bolivia.

¿Hasta qué punto es sostenible la desvalorización del dólar que está aplicando el Banco Central?
Una precisión técnica. No es el dólar el que se desvaloriza porque puede no estar perdiendo valor frente a monedas diferentes del boliviano. Es la moneda nacional la que se aprecia. Bolivia es demasiado pequeña para influenciar el valor del dólar. El Banco Central puede seguir apreciando la moneda nacional mientras siga habiendo un tan fuerte superávit en la cuenta corriente en la Balanza de Pagos y mientras no afecte significativamente a la actividad de los exportadores. Fíjese que digo a la actividad y no a las utilidades.

Con todo, el Banco Central de Bolivia tiene que ser prudente. Si se le va la mano con las apreciaciones puede embarcar a la economía en una recesión, de la que pueda ser difícil salir y que ahogaría lo poco de reactivación que está experimentando la economía.

Por otra parte, tiene que estar muy atento a lo que está pasando en la economía mundial. La crisis de liquidez mundial puede crear incentivos para la fuga de capitales desde el país y está produciendo una depreciación de las monedas de algunos de nuestros vecinos. La apreciación debe tomar también en cuenta lo que está pasando con las tasas de interés nacionales en relación con las internacionales.

¿A quiénes afecta negativamente y a quiénes beneficia la caída del precio del dólar?
La apreciación del boliviano, en cuanto contribuye al control de la inflación beneficia a todos los bolivianos y, particularmente, a nuestros conciudadanos más pobres.

Beneficia también a los deudores en dólares y, en general, a todos los que tienen obligaciones en dólares (alquileres, pensiones de colegios, servicios profesionales como igualas de abogado, etc.).

Afecta negativamente a algunos exportadores, dependiendo del mercado de destino de sus exportaciones. Los exportadores a Estados Unidos se ven perjudicados; en cambio, lo están menos los exportadores a la Unión Europea.

Los ahorristas en dólares y, en general, todos los acreedores en dólares estarán ganando menos que antes de la apreciación.

Con todos los esfuerzos que se está haciendo por bolivianizar la economía, ¿está lo suficientemente fuerte el boliviano como para enfrentar una crisis?
La fortaleza del boliviano depende de que la inflación sea baja y, más generalmente, de la estabilidad macroeconómica. Como en el tema monetario las señales y las expectativas cuentan mucho, es importante consolidar la independencia del BCB para que cumpla con el mandato de la ley de procurar preservar el poder adquisitivo de la moneda nacional. Si el público confía en su moneda nacional se puede enfrentar cualquier turbulencia.

El esfuerzo de bolivianización debe continuar, para lo que es esencial controlar la inflación. La dolarización, contrariamente a lo que muchas personas creen, es más riesgosa que contar con una moneda nacional fuerte.



Entrevista

“Lo fundamental es mantener la estabilidad macroeconómica”
Agustín saavedra W. es gerente general de Asoban Santa Cruz.

¿Hasta qué punto es sostenible la desvalorización del dólar que está aplicando el Banco Central?
En mi opinión personal, más allá de las explicaciones de orden netamente técnico del BCB, esto es algo riesgoso, pues existe el peligro latente de una inflación en dólares que puede sumarse al impacto inflacionario en bolivianos, que ya se percibe. Asimismo, no se nota en el bolsillo del consumidor la disminución que deberían tener los precios de los productos importados como consecuencia de un dólar más barato; por el contrario, paradójicamente los bienes importados siguen subiendo de precio en bolivianos y, por tanto, también en dólares.

Aparte del Impuesto a las Transacciones Financieras (ITF) que estimula el uso de la moneda nacional por estar ésta exenta del mismo, hay otros mecanismos para apoyar al boliviano, y ellos son: la generación de confianza y la certidumbre en términos de estabilidad jurídica, como también la normalización del aprovisionamiento de productos e insumos al mercado, restableciendo el normal desarrollo del transporte en todas las carreteras del país. Mientras no se tengan estos factores y otros complementarios, habrá un gran grupo de agentes económicos que seguirá manteniendo sus ahorros en moneda extranjera.

.¿Cuál es el impacto que tienen las constantes revalorizaciones de la moneda nacional en la actividad bancaria?
Al ampliarse la brecha entre tipo de cambio comprador y vendedor, es evidente que hay un beneficio para todas las transacciones que involucran compra y venta de divisas. Esto no es exclusivo de la banca. Es más, la gran mayoría de establecimientos comerciales usa esta brecha en un afán de cubrirse contra más apreciaciones de la moneda nacional y mientras tanto, obtener algún ingreso extra en el proceso de arbitraje.

Por lo demás, el impacto que se ha venido notando es una progresiva traslación de fondos en moneda extranjera a moneda nacional. En todo caso, el proceso es voluntario; los agentes económicos son libres de pactar sus obligaciones en dólares o en bolivianos. Lo propio sucede con las captaciones.

Con todos los esfuerzos que se está haciendo por bolivianizar la economía, ¿está lo suficientemente fuerte el boliviano como para enfrentar una crisis?
Lo mejor es mantener el sistema tradicional del “crawling peg”, o sea, minidevaluaciones (o revaluaciones) que van ajustando los precios y valores en un marco global de estabilidad, tal como ha venido sucediendo desde que se implantó el sistema del bolsín del BCB. (...) Lo fundamental es mantener la estabilidad macroeconómica de la que goza el país por ya más de 20 años.

Cualquier manipulación arbitraria de las variables podría crear un desequilibrio fundamental de peligrosos alcances. Felizmente, vemos que por ahora la política del BCB se maneja con criterios de prudencia y en el marco de esa estabilidad global tan necesaria e imprescindible

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