02 junio 2008

Los subsidios le cuestan al Tesoro $us 370,8 millones


Los subsidios a los carburantes hasta el momento le cuestan al Tesoro General de la Nación (TGN) unos 370 millones de dólares, aunque este dato no toma en cuenta el “gasto encubierto” de 800.000 dólares que tuvo que erogar el Tesoro para cubrir los costos de transporte y logística de la importación de harina y que el Gobierno no reconoce.

El subsidio a los alimentos se incrementará en 31,1 millones de dólares con la subvención que piensa implementar el Poder Ejecutivo y con el nuevo stock de harina que se planea traer de Argentina para abaratar la unidad del pan de batalla.

La ministra de Planificación para el Desarrollo, Graciela Toro, informó a La Prensa que los recursos que terminará desembolsando el TGN para que los carburantes no suban de precio en el mercado interno alcanzan a 370 millones de dólares.

Eso tomando en cuenta la cotización internacional del petróleo, que superó la barrera de los 130 dólares.

Sin embargo, el Tesoro también ha asumido unos 800.000 dólares con la importación de harina argentina para distribuirla entre los panaderos por debajo del costo real en el mercado.

La Ministra y el PL-480 aseguraron que no había subvención por la internación de harina del país vecino porque se la adquirió a menor costo.

El 11 de mayo, el Gobierno admitió, en su separata Precio Justo, que el subsidio superaba los 135 bolivianos por quintal.

El documento señala que el quintal de harina argentina importada por el PL-480 se comercializa a 165 bolivianos, mientras que el que se vende en los mercados locales es de 300.

El analista Alberto Bonadona aseguró que existe una subvención encubierta y que el Poder Ejecutivo no puede argumentar que compró harina más barata y que eso le permite ofrecer el quintal a bajo costo.

El cálculo

Basado en datos del programa PL-480, este diario calculó que el subsidio por la harina llega a unos 800.000 dólares. Esa cifra resulta de lo siguiente: el Estado gastó 12 millones de dólares en agosto de 2007 para comprar 31.794 toneladas métricas de harina, equivalentes a 635.885 quintales (46 kilogramos cada uno). Los gastos logísticos y de operación ascendieron a 2,1 millones de dólares.

El Gobierno decidió comercializar cada quintal a 165 bolivianos a los panaderos.

Con la venta de las 635.880 bolsas, el Tesoro recuperará 104,9 millones de bolivianos (13,3 millones de dólares). Sin embargo, si se toman en cuenta los gastos de transporte y logística, el Tesoro asume un costo de 800.000 dólares.

Para el economista Gonzalo Chávez, si bien en 2007 la harina pudo haberse comprado más barata, se debe tomar en cuenta que existen costos de transporte, almacenamiento y distribución que probablemente se encuentran subsidiados.

Ese beneficio que otorga el Estado se complementa con el apoyo a la manteca, cuya subvención alcanzará a 65 bolivianos por lata, porque cada una se acomodará a 205 bolivianos (su precio de mercado es de 270 bolivianos).

El Gobierno hace gestiones para importar un nuevo lote de harina con un precio superior al de 2007 porque la cotización internacional por tonelada supera los 500 dólares.

Las proyecciones del PL-480 señalan que en mayo la cotización ya llegó a 550 dólares y que para septiembre ascenderá a los 700 dólares la tonelada.

Fuentes del sector confirmaron que se adquirirá ese insumo a un costo total de 15 millones de dólares y que, de ese monto, el TGN asumirá 1,1 millones de dólares para que el quintal continúe vendiéndose a los panaderos del país en 165 bolivianos.

Más subsidios

El 21 de mayo, el ministro de Producción y Microempresa, Javier Hurtado, anunció que el Gobierno quiere subsidiar al menos cinco alimentos básicos: leche, productos cárnicos, pollo, maíz y harina, para garantizar la seguridad alimentaria nacional y evitar que el alza mundial repercuta negativamente en el bolsillo de la población pobre.

El Ejecutivo prepara un proyecto de ley que enviará al Congreso Nacional para que éste dé luz verde a la propuesta, aunque se desconoce cuándo lo hará.

La ministra Toro informó que este beneficio se focalizará en los hogares de menos ingresos y que el costo para el Tesoro no superará los 30 millones de dólares.

“Si se logra hacer la subvención de algunos productos básicos, estamos hablando de un costo de 25 a 30 millones de dólares anuales que estaría destinándose para los estratos de la población más pobre”.

Según la autoridad, esta suma es inferior a la destinada a la subvención anual del diésel y del gas licuado de petróleo.

El 7 de mayo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) aconsejó a los gobiernos de América Latina que respondan a la crisis de alimentos con subsidios temporales y no bajando los impuestos.

Según el organismo internacional, el valor de los productos aumentó en 15 por ciento recientemente en Nicaragua, Venezuela, Costa Rica y Bolivia.

El economista Gonzalo Chávez coincidió en el criterio de que el nuevo subsidio que se quiere aplicar se lo dirija a los hogares más pobres como sucede en otros países.

“Cuando se lo aplica para todos es un subsidio ciego porque no distingue entre las personas que realmente lo necesitan; beneficia a la gente más rica”.

Recordó que en Brasil existe la “cesta familiar”, que son alimentos distribuidos por el Estado a grupos del área rural y urbana que más los necesitan.

Mientras que en Chile se entregan “bouchers de alimentos” que son una especie de talonarios que se pueden intercambiar por productos básicos.

Según Chávez, Bolivia debe tomar como ejemplo estas experiencias para que los subsidios que pretende aplicar el Gobierno lleguen a los más necesitados. De lo contrario se tendrá una subvención ciega.

Carburantes congelados

Desde 2004, el Tesoro desembolsa recursos para que el precio del barril de petróleo que las empresas del ramo comercializan en el mercado interno se mantenga en 27 dólares y para el diésel que se importa de Argentina y Venezuela.

De esa manera, el precio de la gasolina y otros carburantes se mantiene sin variación desde ese año. El litro de diésel se vende a 3,72 bolivianos y la garrafa de GLP, a 22,50 bolivianos.

Esto a pesar de que en el mercado internacional el barril de crudo tocó hace dos semanas un récord histórico de 135 dólares y el GLP se cotiza en 120 bolivianos en Perú y supera los 87 dólares en Argentina.

Este año, el Gobierno presupuestó 250 millones de dólares para subsidiar el diésel y el GLP, tomando como parámetro un techo de cotización internacional del crudo de 104 dólares el barril.

Toro explicó que, como los precios internacionales del petróleo superaron los 130 dólares por barril, el TGN tendrá que desembolsar más dinero y calculó un ascenso hasta los 370 millones de dólares.

Señaló que la subvención del diésel beneficia en un 70 por ciento a los grandes productores agropecuarios, un estrato que, dijo, goza de otros ingresos generados en ganancias de su producción y exportación y de la devolución de impuestos. En 2007, el Gobierno reintegró a los exportadores de soya y girasol 112 millones de bolivianos por este concepto.

Argentina y Perú distribuyen canastas básicas

El ministro de Hacienda, Luis Arce, explicó que los países vecinos apoyan a los sectores poblacionales más pobres con canastas solidarias de alimentos y destinan entre 100 y 150 dólares por persona. Esto como un paliativo a la elevación de precios de los alimentos en la región.

La autoridad, en una de las publicaciones recientes de Precio Justo, señaló que si el Estado dejara de subsidiar el diésel, los recursos disponibles los podría enfocar en la población más pobre del país.

Explicó que uno de los países donde se distribuyen canastas solidarias con productos básicos es Argentina.

En esa nación, los productores de alimentos reciben subsidios por 500 millones de dólares anuales, de los cuales 400 millones provienen de un aumento de cuatro puntos porcentuales en el tributo a la exportación de soya y sus derivados. El resto del costo lo asume el Tesoro General.

En Perú, la ministra de la Mujer y Desarrollo Social (Mimdes), Susana Pinilla, explicó a la agencia Andina que la entrega de canastas con alimentos para las familias más pobres de Lima tendrá un costo de 30 nuevos soles e incluirá cereales y productos cárnicos y grasas.

Agregó que el apoyo será temporal para paliar el efecto que estas familias pobres puedan sentir con el alza coyuntural de los precios.

En Paraguay, el Gobierno decidió reducir desde noviembre del año pasado la subvención al diésel y canalizarla en favor de los sectores más necesitados.

De esta manera, el país vecino deja fluctuar el precio de este carburante.

Más datos

Según un informe del Banco Central de Bolivia (BCB), seis países aplican en la actualidad subsidios para afrontar el alza de los precios de los alimentos y del petróleo.

Por ejemplo, Chile incrementó sus colocaciones en el Fondo de Estabilización del Precio de la gasolina. En China, el Gobierno aplica esta política para aumentar la producción de alimentos, y en el Perú está subsidiado el precio del pan.

Otras naciones redujeron aranceles a las importaciones de alimentos, restringieron exportaciones y aplicaron controles de precios.

Según el BCB, el precio de la tonelada de arroz pasó de 280 dólares en enero de 2006 a 500 dólares en marzo de 2008.

El precio de los lácteos, de 290 a 580 dólares. El de la tonelada de trigo, de 190 a 400 dólares.

El precio internacional del barril de petróleo, por su lado, aumentó hasta los 135 dólares.

Los precios de los alimentos son cada vez más altos y generan inflación en el mundo.

La CEPAL dijo que Bolivia, Venezuela y Nicaragua son las naciones más inflacionarias.

El FMI pidió aplicar subvenciones temporales frente a este panorama.

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