18 febrero 2018

El PIB boliviano no se ha triplicado



El “Informe Ciudadano sobre el Estado del País”, presentado a la opinión pública el pasado 22 de enero por el Movimiento Ciudadano de La Paz -un conglomerado de instituciones, colectivos y plataformas ciudadanas- afirma entre uno de sus diagnósticos que el PIB no se ha triplicado, como machaconamente pregona el gobierno.


El periodista Raúl Peñaranda hizo eco de dicha aseveración en un artículo titulado No existe el jardín de flores de Evo (publicado en El Deber el 29/01/18) y luego ahondó sobre el tema en un segundo artículo publicado por ANF, titulado Un estudio desmiente que la economía se haya triplicado durante el Gobierno del MAS.


La respuesta del Ministerio de Economía y Finanzas Publicas (MEFP) no se hizo esperar, pues publicó en su portal oficial una nota en la que intenta -sin ningún éxito- rebatir tal afirmación.


Como autor del libro de próxima publicación, Proceso de Cambio: el milagro que no fue, al que Peñaranda hace referencia en su segundo artículo, me permito ratificar la afirmación de que la economía boliviana no se ha triplicado durante el gobierno del MAS.


El anónimo funcionario del MEFP responsable de la publicación (ver http://www.economiayfinanzas.gob.bo) intentó una defensa a ultranza de que el PIB sí se ha triplicado durante este gobierno, argumentando que “el tamaño de la economía boliviana pasó de 9.574 millones de dólares en 2005, a 34.053 millones de dólares en 2016, más que triplicándose en escala”.


El comedido funcionario público tiene toda la razón al afirmar que cualquier estudiante de primer semestre de economía sabe la diferencia entre los que es el “PIB nominal” y el “PIB real”: el primero se mide a precios corrientes y por lo tanto el valor de la producción está agrandado por el efecto de la inflación; mientras que el “PIB real” se mide a precios constantes, quitándole el efecto de la inflación para tener el valor real de la producción y de su crecimiento.


Lo que olvida el funcionario del MEFP es que la aplastante mayoría de la población boliviana no ha cursado el primer año de economía ni tiene por qué hacerlo. En consecuencia, la población confía en que las autoridades económicas no le vendan gato por liebre al momento de publicar datos sobre el desempeño de la economía nacional.


Triplicar un número implica un crecimiento del 200%: si el valor inicial es de 100 unidades, para triplicarlas se debe crecer a 300 unidades; es decir, crecer en 200 unidades, lo cual es el 200% del valor inicial. Eso no ha ocurrido con la economía boliviana.


El propio funcionario del MEFP que defiende la supuesta triplicación del PIB afirma que “el crecimiento promedio anual de la producción en términos reales fue de 5% en el periodo 2006-2016”.

Pues 5% por 11 años (2006-2016) da 55%, muy lejos del pretendido 200%.


El sagaz funcionario argumentará que el porcentaje de crecimiento de cada año debe aplicarse al valor ya incrementado el año anterior, de la misma manera que se calcula un “interés compuesto”.

Pues ese incremento acumulado arroja un 63% de crecimiento del PIB desde que el MAS llegó al gobierno, utilizando los datos que publica el INE sobre el PIB a “precios constantes” (sin inflación). Por supuesto que los datos del Banco Mundial, en dólares a precios constantes, también dan un crecimiento acumulado del 63% entre 2006 y 2016.


La sui géneris metodología de presentar el PIB nominal (con inflación), pero expresado en dólares a un tipo de cambio oficial sub-valuado (el boliviano sobre-apreciado), no ameritaría mayor cuestionamiento si el gobierno actual comparara en los mismos términos el crecimiento del PIB de otras épocas. Si lo hiciera, tendría que reconocer que durante la UDP el PIB creció 18 veces entre 1982 y 1985, pues ese es el resultado de dividir el PIB nominal entre el tipo de cambio oficial de esos años.


Es decir, según los alquimistas económicos del gobierno, no hubo mayor crecimiento de la economía en la historia de Bolivia y del mundo, que durante la UDP. Aunque tal afirmación resulta un sinsentido más que obvio, ¿por qué ahora gran parte de la opinión pública les ha creído que el PIB se ha triplicado?


Los que tenemos memoria de la hiperinflación y la posterior estabilización de la economía, nos acostumbramos a que al cambiar un monto de bolivianos a dólares, estábamos quitándole el efecto de la inflación y dándole a dicho monto un mantenimiento de valor y de poder adquisitivo. Nos acostumbramos a esa lógica porque durante los primeros 20 años de estabilidad macroeconómica (1985 a 2005) el tipo de cambio oficial crecía exactamente a la par de la inflación, medida por el índice de precios al consumidor (IPC).


Sin embargo, esa relación cambió a partir de agosto de 2005, cuando el dólar llegó a su cotización máxima de 8,10 bolivianos y luego comenzó a bajar hasta 6,96 bolivianos en noviembre de 2011.

Desde entonces el tipo de cambio se ha mantenido fijo, pero el IPC ha seguido creciendo.


Por ello, lo que antes era una equivalencia de 1 a 1 entre la inflación y el tipo de cambio, a diciembre de 2016 esa brecha era del 141%, la cual se ha seguido abriendo.


Volviendo a la aritmética básica para el periodo de gobierno del MAS: 63% de crecimiento real del PIB + 141% de brecha entre inflación y tipo de cambio = 204%. ¡He ahí la falacia de la triplicación del PIB en dólares!


No es culpa del gobierno que los bolivianos mantengamos el resabio de la hiperinflación y persistamos en hacer nuestras transacciones grandes (como vender un auto) o de largo plazo (como fijar un alquiler) en dólares, con la muy falsa ilusión de que con ello nos estamos protegiendo de la inflación y manteniendo el poder adquisitivo de nuestro dinero.


Sin embargo, es muy censurable que el equipo económico gubernamental, que se ufana sin razón de haber “desdolarizado la economía”, pretenda utilizar ese resabio para hacernos creer que el PIB se ha triplicado, cuando saben que sólo ha crecido un 63%.


Es cierto que dicho crecimiento no está nada mal y que -aunque menor que el experimentado en los años 70 durante la dictadura banzerista- es uno de los mayores de la región, pero pudo haber sido mucho mayor en tiempos de la mayor bonanza en la historia de Bolivia, resultante de los altos precios internacionales de nuestras exportaciones.


En el mejor de los casos, el gobierno nos ha contado una verdad a medias para engatusar a los que no han estudiado ni el primer semestre de economía; es decir, a la mayoría de los bolivianos. Pero como dice el refrán: “una verdad a medias es una completa mentira”.

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