• Como paso al cambio debiera realizarse una auditoría técnica del cálculo del IPC.
• La nueva metodología debe discutirse académica y técnicamente con imparcialidad.
Una vez que el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), ha determinado modificar la base de cálculo del Índice de Precios al Consumidor (IPC), para el mes que está concluyendo, y que a su vez determina el índice de inflación correspondiente al mes anterior analizado, la Fundación Milenio se pronuncia porque su aplicación sea diferida hasta encontrar un ambiente académico propicio.
“Las denuncias sobre la pérdida de rigurosidad en el registro de la información de precios y la escasa información técnica difundida hasta la fecha, hacen imprescindible que esta decisión se postergue hasta que pueda llevarse a cabo una auditoría técnica del cálculo del IPC, con la actual metodología”, afirmó Napoleón Pacheco, ejecutivo de Milenio en conferencia de prensa al dar cuenta de los argumentos de su solicitud.
En la misma explicó que hasta que la nueva metodología a ser empleada pueda ser discutida a fondo “en un ambiente académico y técnico de probada solvencia e imparcialidad, para hacer de este paso un adelanto que asegure no solamente la solidez del análisis económico sino, sobre todo, la idoneidad de las decisiones públicas y privadas en materia económica”.
Como se conoce, fue el actual presidente del Senado Nacional, Óscar Ortiz Antelo, quien fue el primero en llamar la atención sobre la base de cálculo del IPC, por considerar que su manejo es “político” de parte del gobierno del presidente Evo Morales Aima y que, en consecuencia, correspondía una evaluación a fondo de ese indicador.
De similar manera, la Cámara de Industria, Comercio, turismo y Servicios (Cainco), de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra se pronunció en contra de esta modificación por calificarla de extemporánea y hasta “manipulable” por las autoridades del sector económico del poder ejecutivo.
A esas voces se sumo la del constituyente e influyente empresario nacional Samuel Doria Mediana, quien también criticó al Gobierno, y en particular a las autoridades del área económica por el cambio de la base de cálculo, a la que observó como extemporánea, en un momento en el que la inflación enseña diferentes facetas.
Para Milenio la situación está clara, la necesidad de cambiar el año base para el cómputo del IPC y de evaluar la pertinencia de hacer ajustes en la estructura de la canasta de bienes que se considera en su cálculo, llevó al INE a ampliar el alcance de la encuesta de hogares entre los años 2003 y 2004.
La falta de presupuesto impidió que esa encuesta se realizara de manera continua y, hasta donde se sabe, hubo por lo menos un mes en el que los datos no fueron recolectados. Pero además, la encuesta no incluyó el levantamiento de datos sobre establecimientos económicos ni sobre la especificidad de productos a ser considerados en la nueva canasta del IPC.
Pacheco afirmó que “la manera en la que estas deficiencias fueron subsanadas es desde ya un asunto de preocupación acerca de las bases sobre las que se pretende calcular la inflación en el país”.
También califica como “preocupante” que se pretenda utilizar una encuesta 2003–2004, para introducir los cambios en el cómputo del IPC en el 2008. Al respecto, recuerda que la práctica profesional en esta materia y la experiencia en el país también, aconsejan realizar estos cambios en el mismo período en el que se hacen las encuestas de presupuestos familiares, de establecimientos económicos y de especificidad de productos, para así reflejar, como debe ser, las características del consumo de las familias bajo las mismas condiciones de ingreso, de precios y, en general, bajo las mismas condiciones de crecimiento, de empleo y de relaciones comerciales con el resto del mundo.
Mal momento
El ejecutivo de Milenio también argumentó que es –desde todo punto de vista–, “desaconsejable introducir un cambio metodológico como el que se pretende en un contexto de alta inflación o de inflación en alza y, peor aun, si ésta llega a los dos dígitos”.
Hasta el pasado mes de febrero, el índice de inflación se encontraba en continua alza al extremo que llegó a 4,75 es decir más del 60 por ciento del previsto para la actual gestión de 7,5%, lo que hizo prever a varios analistas que nuevamente podría llegar a las dos cifras,
Ante esa situación, el Instituto Nacional de Estadísticas anunció el cambio de la metodología de cálculo del Índice de Precios al Consumidor, a partir del mes de abril, lo que en el ambiente político hizo suponer que el Gobierno se dispone a digitar ese indicador.
Sin embargo, desde el punto de vista estrictamente técnico de la Fundación Milenio se da cuenta que “las distorsiones que un equívoco de esta naturaleza puede acarrear son considerables. Para nadie es desconocido que la medición del nivel de precios y de sus cambios porcentuales es un aspecto central en la economía. Esta información es insustituible en el diseño de políticas públicas y es clave para medir el crecimiento económico y para contrastar el desempeño de las políticas públicas sectoriales”.
También se da cuenta que la evolución del IPC es un insumo central en la determinación de salarios y, más recientemente, en las transacciones financieras, donde existen relaciones contractuales indizadas a mecanismos de corrección por la inflación.
Finalmente, el IPC es además un insumo básico para la elaboración de otros indicadores económicos, tal es el caso de las tasas de interés reales, la Unidad de Fomento a la Vivienda (UFV), el tipo de cambio real, la estructura de precios relativos y otros.
“En suma, existe un efecto directo y amplificado sobre el conjunto de indicadores de una economía, con lo que la confiabilidad del IPC afecta la seriedad y la confianza en el análisis económico y social; público y privado”, dijo Napoleón Pacheco.
• La nueva metodología debe discutirse académica y técnicamente con imparcialidad.
Una vez que el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), ha determinado modificar la base de cálculo del Índice de Precios al Consumidor (IPC), para el mes que está concluyendo, y que a su vez determina el índice de inflación correspondiente al mes anterior analizado, la Fundación Milenio se pronuncia porque su aplicación sea diferida hasta encontrar un ambiente académico propicio.
“Las denuncias sobre la pérdida de rigurosidad en el registro de la información de precios y la escasa información técnica difundida hasta la fecha, hacen imprescindible que esta decisión se postergue hasta que pueda llevarse a cabo una auditoría técnica del cálculo del IPC, con la actual metodología”, afirmó Napoleón Pacheco, ejecutivo de Milenio en conferencia de prensa al dar cuenta de los argumentos de su solicitud.
En la misma explicó que hasta que la nueva metodología a ser empleada pueda ser discutida a fondo “en un ambiente académico y técnico de probada solvencia e imparcialidad, para hacer de este paso un adelanto que asegure no solamente la solidez del análisis económico sino, sobre todo, la idoneidad de las decisiones públicas y privadas en materia económica”.
Como se conoce, fue el actual presidente del Senado Nacional, Óscar Ortiz Antelo, quien fue el primero en llamar la atención sobre la base de cálculo del IPC, por considerar que su manejo es “político” de parte del gobierno del presidente Evo Morales Aima y que, en consecuencia, correspondía una evaluación a fondo de ese indicador.
De similar manera, la Cámara de Industria, Comercio, turismo y Servicios (Cainco), de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra se pronunció en contra de esta modificación por calificarla de extemporánea y hasta “manipulable” por las autoridades del sector económico del poder ejecutivo.
A esas voces se sumo la del constituyente e influyente empresario nacional Samuel Doria Mediana, quien también criticó al Gobierno, y en particular a las autoridades del área económica por el cambio de la base de cálculo, a la que observó como extemporánea, en un momento en el que la inflación enseña diferentes facetas.
Para Milenio la situación está clara, la necesidad de cambiar el año base para el cómputo del IPC y de evaluar la pertinencia de hacer ajustes en la estructura de la canasta de bienes que se considera en su cálculo, llevó al INE a ampliar el alcance de la encuesta de hogares entre los años 2003 y 2004.
La falta de presupuesto impidió que esa encuesta se realizara de manera continua y, hasta donde se sabe, hubo por lo menos un mes en el que los datos no fueron recolectados. Pero además, la encuesta no incluyó el levantamiento de datos sobre establecimientos económicos ni sobre la especificidad de productos a ser considerados en la nueva canasta del IPC.
Pacheco afirmó que “la manera en la que estas deficiencias fueron subsanadas es desde ya un asunto de preocupación acerca de las bases sobre las que se pretende calcular la inflación en el país”.
También califica como “preocupante” que se pretenda utilizar una encuesta 2003–2004, para introducir los cambios en el cómputo del IPC en el 2008. Al respecto, recuerda que la práctica profesional en esta materia y la experiencia en el país también, aconsejan realizar estos cambios en el mismo período en el que se hacen las encuestas de presupuestos familiares, de establecimientos económicos y de especificidad de productos, para así reflejar, como debe ser, las características del consumo de las familias bajo las mismas condiciones de ingreso, de precios y, en general, bajo las mismas condiciones de crecimiento, de empleo y de relaciones comerciales con el resto del mundo.
Mal momento
El ejecutivo de Milenio también argumentó que es –desde todo punto de vista–, “desaconsejable introducir un cambio metodológico como el que se pretende en un contexto de alta inflación o de inflación en alza y, peor aun, si ésta llega a los dos dígitos”.
Hasta el pasado mes de febrero, el índice de inflación se encontraba en continua alza al extremo que llegó a 4,75 es decir más del 60 por ciento del previsto para la actual gestión de 7,5%, lo que hizo prever a varios analistas que nuevamente podría llegar a las dos cifras,
Ante esa situación, el Instituto Nacional de Estadísticas anunció el cambio de la metodología de cálculo del Índice de Precios al Consumidor, a partir del mes de abril, lo que en el ambiente político hizo suponer que el Gobierno se dispone a digitar ese indicador.
Sin embargo, desde el punto de vista estrictamente técnico de la Fundación Milenio se da cuenta que “las distorsiones que un equívoco de esta naturaleza puede acarrear son considerables. Para nadie es desconocido que la medición del nivel de precios y de sus cambios porcentuales es un aspecto central en la economía. Esta información es insustituible en el diseño de políticas públicas y es clave para medir el crecimiento económico y para contrastar el desempeño de las políticas públicas sectoriales”.
También se da cuenta que la evolución del IPC es un insumo central en la determinación de salarios y, más recientemente, en las transacciones financieras, donde existen relaciones contractuales indizadas a mecanismos de corrección por la inflación.
Finalmente, el IPC es además un insumo básico para la elaboración de otros indicadores económicos, tal es el caso de las tasas de interés reales, la Unidad de Fomento a la Vivienda (UFV), el tipo de cambio real, la estructura de precios relativos y otros.
“En suma, existe un efecto directo y amplificado sobre el conjunto de indicadores de una economía, con lo que la confiabilidad del IPC afecta la seriedad y la confianza en el análisis económico y social; público y privado”, dijo Napoleón Pacheco.
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