El presidente de Bolivia, Luis Arce, enfrenta una situación muy delicada. Acosado por los problemas económicos de su país, debe defender el modelo económico que creó como ministro de Economía de los gobiernos de Evo Morales (2006-2019) sin mayoría en el Parlamento y sin reservas de divisas fuertes. Además, su distanciamiento de Morales, todavía jefe de su partido, se ha tornado irremediable. Ambos líderes se enfrentan en una lucha de “vida o muerte” políticas: los seguidores de Morales bloquean los créditos que Arce necesita para poder equilibrar la falta de dólares del país y Arce ha planteado un referendo que puede impedir que su antiguo compañero intente reelegirse.
Arce señala en esta entrevista exclusiva con Diario Red que “a Evo no le gusta la democracia” y asegura que “no acudirá al FMI” para equilibrar la balanza de pagos boliviana. Explica cómo enfrentará la escasez de diésel subvencionado, que es su peor desafío, y que se debe al agotamiento de la riqueza de hidrocarburos del país y a la consiguiente falta de ingresos en dólares. También da, desde su perspectiva, detalles inéditos del proceso de ruptura de la izquierda boliviana, que amenaza con cortar uno de los procesos progresistas más exitosos y democráticos de Latinoamérica.
La izquierda ya gobierna casi dos décadas Bolivia, pero hoy se habla de un posible fin de ciclo. En su opinión, ¿habrá un fin de ciclo o continuidad en 2025?
Hay una gran posibilidad de que continúe la izquierda en Bolivia, porque la izquierda es la única que ha dado verdaderas respuestas a los problemas del país. Al margen de las de las candidaturas o de los partidos políticos, en una mirada retrospectiva a los últimos 30, 40 años, nunca otros han atendidos los problemas de la gran mayoría de la sociedad. Por lo tanto, en el fondo las personas saben que la izquierda sigue siendo una opción de gobierno en nuestro país.
Mire lo que ocurrió luego del golpe de Estado de 2019, cuando asumió un gobierno de derecha. Entonces se hizo la “política de la avestruz” con la pandemia, se dejó desguarnecido al pueblo boliviano y no se lo atendió. Nosotros tuvimos que venir, con el voto popular, a resolver los problemas y darle certeza a la ciudadanía. La izquierda sigue siendo una solución cuando la gente piensa en quién atiende verdaderamente sus necesidades.
Se habla también de un fin de ciclo del modelo económico. ¿Podría explicar cuál es el momento económico que estamos viviendo? ¿Qué da lugar a que se piense en un fin de ciclo?
El Modelo Económico Social Comunitario y Productivo sigue vigente, sigue dando buenos resultados económicos. La generación de riqueza con los recursos naturales y la redistribución de esta riqueza a la sociedad siguen siendo la mejor opción.
Es evidente que ahora estamos tropezando con problemas que responden a errores del pasado. La nacionalización estaba bien, pero no se la cuidó, no se cuidó al sector de hidrocarburos que generaba el excedente. Tuvimos un auge importantísimo, que generó riquezas enormes, todas ellas distribuidas a la población con bonos o entregadas a las gobernaciones y municipios, pero no se hizo la inversión en exploración de hidrocarburos para garantizar que todo continúe. Por otra parte, tampoco se diversificó la economía para encontrar nuevos generadores de riqueza. O sea, el modelo está bien, pero su práctica….. Por ejemplo, la política minera: no hubo nuevos factores de riqueza, no se industrializó la minería, no se generaron nuevas fuentes de producción minera. Tampoco se fomentó el sector agropecuario y tampoco se planteó decididamente y de manera clara, como lo estamos haciendo nosotros, el proceso de industrialización. Nosotros estamos corrigiendo lo que no se hizo para darle la solidez y poner cimientos muy fuertes al modelo económico, que anteriormente solo funcionó en base a un sector. Bolivia tiene la posibilidad de diversificar la fuentes que generan el excedente.
Le voy a dar algunos ejemplos: ya estamos entrando a la industrialización minera con la planta procesadora de zinc en Oruro, que nos costó años hacer; este es un avance irreversible. Está en planificación la planta de zinc en Potosí. Esto nos permitirá dar un salto cualitativo: le dará un valor agregado a nuestros minerales y se constituirá en una fuente adicional de excedente económico. Estamos abriendo varios proyectos mineros. Estamos por explotar un yacimiento de plata riquísimo que se llama Mesa de Plata en Potosí. Hemos impulsado EmBOL, que es una empresa no solo de comercialización sino de producción de oro, directamente para [alimentar las reservas internacionales de] el Banco Central.
En hidrocarburos, tenemos un plan de exploración como no se hizo en el pasado para mantener y consolidar el sector como productor de excedentes económicos.
El litio quedó muy rezagado. Al llegar al gobierno hemos encontrado un proyecto de explotación mal hecho; tuvimos que reconducirlo y lo estamos haciendo funcionar. Hoy Bolivia produce carbonato de litio y cloruro de potasio a escalas interesantes. No son las que quisiéramos, porque la planta estuvo mal concebida y durante muchos años no la pudieron hacer funcionar. Además, no estamos amarrados a una sola empresa, como en el pasado, cuando se acordó [un proyecto de hidróxido de litio] con una empresa alemana que no sabemos de dónde venía ni qué calidad tenía. Ni siquiera estábamos hablando de una de las diez mejores empresas de litio en el mundo. Hoy sí la empresa número uno del mundo está trabajando con nosotros. Estamos a punto de firmar contratos para inversiones de muy largo plazo con dos empresas chinas y una rusa, que nos darán bastante dinero. Son contratos que obviamente debemos enviar a la Asamblea Legislativa para su aprobación.
En el sector agropecuario también hemos metido bastantes recursos. Importamos alimentos, cuando Bolivia tiene la capacidad de producirlos y exportarlos. Nos ocupamos de aumentar la productividad agropecuaria, algo en lo que estábamos rezagados.
Presidente, en el pasado usted era el ministro de Economía, ¿por qué se desatendió la diversificación de la economía?
No se hizo en el pasado porque no se entendía el modelo. Si no lo entendían, no se podía implementar. Esta era la eterna pelea que tenía con otros ministerios en los gabinetes económicos. Traté de orientarlos: les decía qué había que hacer, pero nunca venía la voz de arriba instruyendo que las cosas se hagan. No se entendió. Nosotros concebimos el modelo, así que en nuestro gobierno lo hemos ejecutado desde el primer día.
Muchos de los proyectos que usted menciona tardarán en dar frutos y el momento económico apremia. ¿Cómo tiene planificado resolver la carestía de dólares y de diésel?
El problema del diésel y gasolina que hoy vivimos es el resultado de una mala política de hidrocarburos que no enfatizó la exploración. Hice notar cientos de veces que había que hacer exploración, pero no se lo hizo y, cuando se lo hizo, se lo hizo mal. Nosotros estamos corrigiendo esos errores: ya hemos dado buenas noticias [un descubrimiento auspicioso en Mayaya, en el norte de La Paz] y en los próximos meses esperamos dar más, porque seguimos explorando. Yo recibí un país dependiente de las importaciones de diésel y gasolina. En 2016 importábamos el 50% de la demanda nacional de diésel, hoy importamos el 86%, realmente estamos mal. Se necesitan siete años para desarrollar una actividad petrolera. Hoy somos lo que no se hizo en los últimos años.
Nuestro plan es que mañana podamos tener gasolina y diésel de producción nacional.
Para responder las necesidades del corto plazo, ya tenemos una planta de biodiesel funcionando en Santa Cruz, otra que inicia en diciembre en El Alto; luego construiremos la planta HBO, que es la más grande. Con esto, hacia 2026, vamos a atender el 60% de la demanda nacional con producción nacional. La solución de las plantas de biodiesel está abierta también al sector privado. Dependiendo de la reacción del sector privado, si se hace cargo del 15 o 20% de la producción, podríamos llegar a atender el 80% de la demanda sin importaciones. Si el sector privado reacciona positivamente, podríamos hasta pensar en exportar biodiesel. Los países vecinos están entrando a la energía limpia y no tienen la capacidad de producir la cantidad de biodiesel que necesitan. Nosotros sí. Entonces, es una oportunidad. Hay una apuesta ahí.
Los nuevos descubrimientos de gas podrían tener frutos hacia 2026. Existe entonces una posibilidad real de que el país resuelva sus problemas de hidrocarburos en torno a ese año.
¿Y en el cortísimo plazo?
Nada de lo que está sucediendo hubiera pasado si la planificación que teníamos para los cinco años de gobierno se ejecutaba tal cual estaba programada. Pero cuando estamos empezando a despegar, ya habíamos resuelto los efectos de la pandemia, el rezago de la educación, cuando arrancaba el crecimiento económico, vino el boicot de la Asamblea Legislativa, que no quería aprobar los créditos. Esto ralentizó todo. Un crédito que en el pasado se aprobaba en dos semanas, en esta gestión legislativa tarda entre seis y siete meses. Entonces, toda la planificación de la economía empezó a tener problemas. Ahora ni siquiera sabemos si los créditos pendientes se aprobarán o no.
¿Son suficientes los créditos detenidos en el Parlamento para enfrentar las necesidades del país? Ahí hay 1.000 millones de dólares detenidos. Pero los analistas económicos dicen que al país se necesita inyectar muchos más recursos.
Estamos trabajando en esas nuevas fuentes; tendremos resultados próximamente. Pero necesito explicarle mi reclamo sobre el boicot de la derecha y del evismo en la Asamblea Legislativa, día, mes, trimestre que pasa. Al no tener estos recursos, necesitamos más recursos. Si se hubiera cumplido el programa de créditos hubiéramos tenido una fuente regular de financiación y no habríamos tenido los problemas que hoy tenemos. Los problemas de carestía no hubieran existido.
Como no llegaron estos recursos, estuvimos obligados a usar las reservas internacionales. Recibí un país con un poco más de 4.000 millones de dólares de reservas. Si los desembolsos (de los créditos) llegaban a tiempo, no hubiéramos tenido problemas, pese a que ya no teníamos los mismos volúmenes de exportación de gas.
¿Ha pensado en acudir al FMI, que puede ser la única institución que podría darle los dos mil o tres millones de dólares que necesitamos…?
No creo en esas magnitudes, por una parte. Por otra, el problema con el FMI es la condicionalidad de sus créditos. Cuando estuvimos en el mejor momento económico fue porque no firmamos nada con el FMI, desplegamos nuestra propia política económica sin tener que rendir cuentas a los organismos internacionales. En el gobierno de Alberto Fernández de Argentina, el deterioro económico fue tan acelerado porque tenía un convenio con FMI. Ellos te exigen cumplir determinadas variables que muchas veces son asfixiantes. Ellos no entienden cómo funciona cada país, las características propias de una economía. Ellos ponen el plan, ponen metas trimestrales a las diferentes variables económicas y el gobierno de turno solo está encargado de cumplir.
Estas condicionalidades, en lugar de resolver los problemas, los agravan. Creen que es lo mismo aplicar una receta en América Latina o el África, pero no es lo mismo, incluso hay diferencias entre los países de la región, ahí está el problema. No vamos a acudir al FMI.
Estamos buscando otras fuentes de financiamiento a las que Bolivia por distintas razones no pudo acceder hasta ahora. Nos estamos abriendo a nuevos tipos de financiamiento: hablamos del [financiamiento relacionado con el] tema medio ambiental, el cuidado de la Amazonía. Estamos gestionando recursos ahí, pues nunca hemos recibido recursos por eso.
En la reunión que hemos tenido con la Confederación de Empresarios Privados hemos acordado que se gestione un gran crédito y eso estamos haciendo. Ellos se dieron cuenta dónde está el problema. El estancamiento de los créditos en la Asamblea es el estrangulamiento de la economía boliviana por intereses políticos de la derecha y del evismo.
Ha convocado un referendo y las preguntas que ha presentado connotan que el gobierno apunta a que los bolivianos voten por suspender la subvención de los combustibles de forma progresiva. ¿Por qué?
La escasez del diésel ha generado un debate sobre la subvención y lo que significa. Nos cuesta mucho a los bolivianos importar diésel y gasolina. Vemos con preocupación que [por la diferencia de los precios internos respecto a los internacionales] parte de ese diésel y esa gasolina que importamos se va de contrabando a los países vecinos, destinada a enriquecer a unos cuantos compatriotas y a beneficiar los paraguayos, peruanos, argentinos… Me parece sano que el pueblo boliviano debata, que se concientice sobre este tema. Porque no es solamente que se va al contrabando, también se va a otras actividades ilegales: narcotráfico, minería ilegal, etc. El pueblo boliviano termina subvencionado estas actividades.
¿Cómo se puede conseguir dólares si no se obliga a los exportadores (sean del agro o la minería) a entregar los dólares que generan? Ellos producen sus riquezas en nuestro país, con nuestros recursos y a costa del nuestro medio ambiente.
Nunca el gobierno central propuso el control de divisas, eso lo propuso la COB. Para mí es importante aclarar que no lo ha propuesto el gobierno porque entendemos el control de divisas como una cosa y la entrega obligatoria de divisas como otra. Dejamos abierta la compuerta: Si la economía así lo amerita, podríamos aplicar la entrega obligatoria de divisas, que es muy diferente al control de divisas. El control de divisas se dio en la Argentina, en Venezuela y otros países, e implica un control estatal. Yo no creo que esta sea una salida, como se lo expliqué a los empresarios, y es por eso que nunca lo hicimos.
Pero también les dije que no descarto, ante una necesidad máxima de la economía, tomar la decisión de la entrega obligatoria de divisas al Banco Central como existía en el pasado. Eso lo debo aclarar; ahí no hubo ningún retroceso. Lo que les planteé (a los empresarios) es que ellos se organicen en un comité de divisas.
Funciona así: el exportador viene con su dólar y dice quién me lo quiere comprar y el banco que le oferta el mejor tipo de cambio se queda con ese dólar, mientras en paralelo también vende al mejor tipo de cambio, no sólo para compensar sus costos, sino para generar utilidades; es lo que hace. Este dólar puede ser pagado por un importador de vehículos, por ejemplo, o de repuestos, pero el sector de salud no puede pagar ese tipo de cambio tan alto. En definitiva lo que se está generado en esta selva cambiaria es que los pueden acceder a los dólares son los más tienen, los que pueden trasladar su precio al consumidor final, pero sectores como salud, farmacias y otros no van a acceder a esos dólares.
Cuando les plantee esto a los empresarios, ellos creyeron que les estaba planteando el control de cambios, pero lo que les dije es la creación de un comité divisas en el que los bancos y el sector privado puedan sentarse, sin la intervención del gobierno, y asignar adecuadamente esos dólares.
El comité de divisas que propongo es para que ellos asignen de manera correcta las divisas, porque el mercado no ve las necesidades de la gente.
¿Los bancos están especulando con el dólar?
Totalmente. Eso lo que la Autoridad del Sistema Financiero (ASFI) trata de controlar con las medidas que le impone.
La mayoría no tiene acceso al dólar caro pero tampoco acceso a sus propios dólares, que están guardados en los bancos en los que confiaron. Las restricciones son cada vez mayores para estos ahorristas que no tienen grandes cantidades. Hay ciudadanos que tiene que mandar remesas a sus hijos, que no son grandes cantidades, pero se ven limitados. La crítica es que las ASFI no protege al ahorrista sino más bien al banco.
El problema es que al banco no le interesa ese pequeño. Ese comité del que le hablo ayudaría a una distribución más democrática del dólar.
“A Evo no le gusta la democracia”
Como esta es una entrevista para lectores fuera de Bolivia, podría mencionar cuáles son las principales diferencias que hicieron irreconciliable la relación entre usted y el expresidente Evo Morales.
Todo empieza muy temprano. A principios de 2021, teníamos pocos meses de gobierno, circuló un video donde Evo Morales decía “ya nos estamos cansando de Lucho”, que fue viral. Ese discurso lo daba en varios sindicatos del Chapare, indisponiendo a los compañeros en contra de un gobierno que recién estaba iniciando. Producto de esto hubo varios roces entre Evo y [el vicepresidente] jilata David Choquehuanca. El 1 de mayo de ese mismo año se agudizó este problema. Nosotros marchamos con la Central Obrera Boliviana (COB) en Santa Cruz y el compañero Evo lo hizo con la Central Obrera Departamental de Santa Cruz; lo invitamos a subir a la testera; ahí estaba el jilata, y nos sentamos a ver el desfile de los afiliados de la COB. Entonces vimos la reacción de Evo cuando ingresó un grupo con un cartel que decía “Bloque Choquehuanca”. Ahí empezó el ataque de Evo contra David, está en los medios. Se organizaban reuniones donde Evo hablaba mal de David. Los roces continuaron todo ese año.
En 2022 esto empezó a subir de tono; en presentaciones con organizaciones sociales, Evo ya empezaba a atacar el gobierno, al vicepresidente. Convoqué a una reunión en Sacaba, la fotografía de esa reunión circuló mucho. Estaban: Evo, David [Choquehuanca], Andrónico [Rodríguez, presidente del Senado], el presidente de Diputados de entonces, las diferentes organizaciones fundadoras del Pacto de Unidad, la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia, la Confederación de Indígenas del Oriente Boliviano, la Confederación de Ayllus y Marcas, todos estamos ahí… está la foto. Ahí acordamos lo siguiente: primero que nadie hable de bloques, pues Evo seguía molesto por lo del año pasado; también acordamos reunirnos cada mes para coordinar y no hablar de candidaturas hasta 2024. Pero no se cumplió. El mismo 2022, en una de esas reuniones mensuales, entró la ministra de la Presidencia [María Nela Prada] mostrando cómo [Mario] Cronenbold [candidato a gobernador de Santa Cruz] proclamaba a Evo en Santa Cruz. Se incumplió una y otra vez los acuerdos.
Quería pacificar, quería que Evo deje de lanzar tantas críticas infundadas al gobierno, que sus voceros paren de calumniarnos, de hacer show político para desprestigiar la gestión, mi figura como presidente y la de mi familia. Entonces empieza el boicot; viene el bloqueo económico.
Nosotros estábamos poniendo en práctica un plan económico, un plan que Evo por supuesto conocía, porque yo se lo expliqué. Evo sabía a la perfección los problemas económicos que se venían. Él sabía que nuestro plan de gobierno contaba con los créditos en determinados tiempos, créditos que, como ya le expliqué, están bloqueados.
Muchos analistas han expresado que el conflicto Arce-Evo le quitó energía a su gobierno como para reaccionar ante la crisis…
El evismo está boicoteando la gestión económica y social y lo está haciendo decididamente y a conciencia. En la Asamblea llegaron al extremo de firmar un convenio con la derecha, con sus verdugos, con quienes le dieron el golpe de Estado a Evo en 2019, para boicotear al gobierno. A la derecha nuestra pelea le convine. Es la forma de sepultar al MAS. Pero el evismo es cómplice de esto.
¿Por qué el bloque evista actúa así? ¿No tenían ninguna razón para hacerlo?
Pero se lo estoy diciendo. Acordamos definir de manera ordenada quién iría de candidato. Eso no lo cumple Evo, él se autoproclama candidato, lleva adelante congresos del Movimiento al Socialismo (MAS) que son truchos, se fabrica organizaciones sociales. Días antes de que se lleve adelante el congreso que todos sabíamos que lo elegiría como candidato y como presidente del MAS, él se autoproclama en un tuit. Este es el afán. Este es el factor que está llevando a la división del MAS. Todos estamos sufriendo los efectos del capricho de Evo de ser candidato a toda costa. Así lo dijo: “voy a ser candidato por las buenas o las malas”.
Usted ha convocado el referendo apuntando directamente a zanjar el tema de la reelección presidencial. Se dice que la pregunta sobre si incluir o no la reelección indefinida da por supuesto que esta no está permitida y, por tanto, está hecha para eliminar a Evo Morales de la política nacional. ¿Lo podemos entender así?
No. Qué pasa si la pregunta se contesta con un “sí”; ¿qué pasa si es “sí”?
Pero en ese caso habría que esperar una reforma constitucional que autorice la inclusión de la reelección discontinua en la Constitución…
Sí, [se debe hacer] a través de una reforma constitucional. Evo le tiene miedo al referendo, pero, más bien, si la gente dijera sí [a la pregunta sobre la reelección discontinua], se le daría la oportunidad. Se llevaría adelante el proceso de reforma constitucional y entonces su candidatura no tendría ninguna observación de nadie.
¿Usted en lo personal es de convicción anti reeleccionista?
Pienso que la reelección no puede estar vinculada a los caprichos de una persona, esto le está haciendo mal a la izquierda, al MAS, al pueblo boliviano. Por esa pulsión reeleccionista, este capricho de ir a la candidatura, a pesar de que en 2016 hubo un referendo que dijo que no, se sacó una resolución del Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) que lo habilitó a Evo porque tenía el “derecho humano” de repostular. Y por eso tuvimos que enfrentar el golpe de Estado [de 2019]; fue el mejor pretexto para la derecha ver que nosotros estábamos violando nuestra propia Constitución. Ese discurso caló y se sostuvo no sólo en la clase media, también en otros sectores de la población. Algo tenemos que haber aprendido. Hoy todos los masistas y la población nos damos cuenta de que el MAS puede llevar cualquier candidatura y tener opción de ganar.
¿Usted irá a la reelección?
Yo no decido eso, lo deciden las organizaciones sociales. Esa es otra de nuestras diferencias con Evo…
Pero, ¿acaso no siempre han decidido las organizaciones sociales?
A ver, ahí está la segunda diferencia. Nosotros no estamos de acuerdo con caprichos de repostulación. Eso tiene que ser internamente analizado, viendo el beneficio para el pueblo boliviano y por supuesto, para el MAS.
La tercera diferencia es que estoy convencido que el MAS tiene un dueño y ese dueño son las organizaciones sociales fundadoras, como dice el estatuto orgánico, y no una persona que se quiere adueñar del Instrumento Político.
El ala que apoya a Evo Morales le ha hecho varias denuncias en su contra; una de ellas es que usted quiere que se anule la personería del MAS.
Falso. Todo lo contrario. Yo he visto el esfuerzo que han hecho las organizaciones sociales genuinas, legítimas, orgánicamente constituidas, que han convocado cuatro veces a Evo Morales en 2023 y 2024 a reuniones para, como dice el estatuto del MAS, en su artículo 13, convocar a un congreso. Un congreso de unidad requiere una convocatoria consensuada entre la Dirección Nacional del MAS y el Pacto de Unidad, los fundadores del instrumento político. Lo han invitado cuatro veces y él no les ha respondido siquiera. La Dirección Nacional [de Morales] esta prorrogada. Tiene un límite de tiempo que es de dos años que ya caducaron. En realidad, Evo es autoprorrogado y quien lo validó fue el Tribunal Supremo Electoral (TSE), que aprobó una resolución de ampliación del plazo para que los partidos realicen sus congresos de renovación de directivas. Esto a mi juicio le ha hecho un daño al MAS; puede que haya beneficiado a los otros partidos políticos [con el mismo problema], pero ha dañado al MAS. Es la razón de esta pugna entre las organizaciones y Evo Morales por la propiedad del MAS. El estatuto que el mismo Evo ha aprobado [en 2021] identifica a estas organizaciones como fundadoras. Evo decide no tomarlas en cuenta, hace su congreso y quiere que este sea reconocido por el TSE. Insisto que hay que consensuar.
Los problemas económicos, los resultados del censo, que son rechazados por algunas regiones, las distintas oposiciones al referendo… Todo esto puede crear condiciones para que los próximos meses haya conflictos sociales. ¿Cómo los enfrentará su gobierno?
Nuestro censo fue de la más alta calidad técnica. Los resultados que arroja son indiscutiblemente bien fundamentados, bien respaldados. Habíamos prometido hacer un censo técnico y hemos cumplido. Hay quienes quieren politizar este tema, ya lo hicieron en 2022 y no les fue bien. En realidad, un censo es una fotografía y hemos tomado una de la mejor calidad, sin retoques, sin filtros, mostrando las cifras tal y como son.
La incomprensión de algunos sectores la podemos superar con el diálogo, mostrando el trabajo que se hizo; además, apelando siempre a la racionalidad de las personas. Ahí no veo problemas.
En el tema del referendo o no referendo: Lamentamos que haya grupos que no les guste la democracia. A Evo no le gusta la democracia. No respetó el resultado del referendo de 2016, no quiere referendos, no está de acuerdo con herramientas democráticas. Lamentamos eso, porque creemos que es el pueblo el que tiene que dar la última palabra. Para nosotros, el referendo es el mejor camino para resolver todos los problemas que tiene el país. No hay que tenerle miedo a la voz del pueblo. En un programa en los medios Evo dijo que no tiene miedo al referendo; bueno, pues, vamos al referendo entonces.
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