El déficit fiscal de Bolivia en 2023 alcanzó casi 5 mil millones de dólares, según el Ministerio de Economía y Finanzas Públicas (MEFP). Esta cifra, equivalente al 10,9% del Producto Interno Bruto (PIB), es la más alta registrada durante la gestión de Luis Arce. Aunque se proyectaba un déficit del 7,5% del PIB para ese año, la realidad superó ampliamente las expectativas.
El ministro de Economía, Marcelo Montenegro, en conferencia de prensa, evitó proporcionar mayores detalles. Los datos del MEFP indican que el déficit en términos nominales fue de Bs 34.147 millones, con ingresos del Sistema Público No Financiero (SPNF) de Bs 110.087 millones y egresos de Bs 144.234 millones.
¡Déficit corriente
Además del déficit fiscal global, se registró un déficit corriente de Bs 12.608 millones (aproximadamente $us 1.825 millones), lo que indica que el sector público gastó más de lo que ingresó por concepto de recursos corrientes. Este fenómeno —según los economistas— agrava la situación fiscal, pues revela que, incluso sin contar la inversión pública o los gastos de capital, los ingresos ordinarios del Gobierno no alcanzan para cubrir los gastos operativos.
El Gobierno había previsto para 2023 un déficit de 7,5% del PIB, lo que equivaldría a unos $us 3.411 millones. Sin embargo, esa proyección fue ampliamente superada. Aunque durante los primeros años de la gestión de Luis Arce el déficit fiscal mostró una tendencia decreciente, en 2023 experimentó un aumento considerable.
Financiamiento del déficit
El financiamiento del déficit se cubrió principalmente con deuda interna. Un 96% de los recursos provino de préstamos internos, sumando Bs 32.680 millones. Sólo el 4% fue financiado con créditos externos, lo que ha generado preocupación entre los economistas por el impacto de este tipo de endeudamiento en la sostenibilidad de las finanzas públicas a largo plazo.
A esta situación se suma un déficit comercial de aproximadamente $us 700 millones en 2023. Durante el primer semestre de 2024, este déficit continuó, acumulando $us 272 millones. La combinación del déficit fiscal y el comercial, conocidos como “déficits gemelos”, ha generado incertidumbre económica. El analista Germán Molina advirtió que esta situación podría llevar a un incremento de la inflación y presionar sobre el tipo de cambio, especialmente considerando que en agosto ya se empezaron a notar síntomas de inflación y una ampliación de la brecha cambiaria. Además, Molina expresó dudas sobre la veracidad de las cifras oficiales, sugiriendo que el déficit podría ser aún mayor.
El déficit fiscal y su financiamiento a través de deuda representan un desafío estructural difícil de resolver. A medida que el gasto público sigue creciendo, los ingresos no lo hacen al mismo ritmo, lo que hace que la situación sea insostenible sin reformas. El Gobierno ha proyectado un déficit del 7,8% del PIB para 2024, pero los expertos son escépticos y advierten que la situación podría empeorar si no se toman medidas correctivas.
Expectativas para 2025
Las miradas ahora están puestas en el presupuesto que el Gobierno presentará para 2025, el cual deberá incluir nuevas proyecciones sobre el déficit fiscal y el gasto público. De acuerdo con los analistas, será fundamental que el Gobierno plantee un plan claro para reducir el déficit y estabilizar las finanzas públicas, dado que las actuales condiciones económicas no permiten mantener los niveles de gasto e inversión sin un riesgo creciente de crisis fiscal.
Por su parte, el ministro Montenegro ha asegurado que el Gobierno está tomando medidas para controlar el déficit, aunque no ha especificado cuáles serán las políticas a implementar.
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