Un posible descalce presentado entre la oferta y la demanda de bienes en el país habría provocado la pérdida de dinamismo de la economía a partir de 2014, según el analista, Mauricio Ríos, quien atribuyó también al gasto y el sobreendeudamiento de los agentes económicos que de manera combinada aceleraron los desajustes en la economía a partir de 2014. “La producción y el ahorro no lograron complementarse”, dijo.
La Comisión para América Latina y el Caribe, (Cepal) dijo en un último informe que la desaceleración de la economía boliviana comenzó a dar esas señales a mediados de 2013. Sin embargo, un documento del Banco Mundial pronosticó que la economía boliviana comenzará a achicarse y anticipó que la tasa de crecimiento hacia 2020 será 3.3 por ciento del producto económico.
AHORRO Y PRODUCCIÓN
Ríos señaló que es importante fijarse en el Producto Interno Bruto (PIB) y que registre un crecimiento sano y sostenido, antes que su nivel de porcentaje. “El objetivo no es simplemente crecer por crecer, porque por mucho que una economía crezca produciendo cualquier cosa, uno puede no tener qué comer al mismo tiempo. Agregó que, no es lo mismo que el Producto Interno Bruto (PIB) crezca en base al estímulo de la demanda (gasto, consumo, deuda) que en base al ahorro correctamente capitalizado por los propios mecanismos del mercado; para consumir primero es necesario producir, y para producir primero es necesario ahorrar”, sostuvo Ríos.
MERCADO INTERNO
En ese ámbito, el Gobierno promueve el modelo económico comunitario, en base a la demanda interna, en la que la inversión pública juega un rol principal, sin embargo, el bajo precio del petróleo ha provocado una merma de recursos por la venta del gas, que ha inducido al gobierno – a su vez– a acudir a préstamos internacionales.
El ministro de Economía, Mario Guillén, en la presentación del Presupuesto General del Estado (PGE) 2018, informó que el país alcanzará 4% de crecimiento al finalizar la pasada gestión y que para este año anunció 4,7%.
CIFRAS
Posteriormente, convocó nuevamente a la prensa para anunciar el crecimiento del primer trimestre de 3.82 por ciento y dejó sentado que los precios internacionales del crudo afectaron las demás actividades no transables (que no exportan bienes), como el agro, el sistema financiero y la construcción.
Como ocurre desde hace tres años, los sectores hidrocarburos y minería registraron en ese período caídas de 4.1 y 1.3 por ciento, respectivamente, lo que contuvo las expectativas del Gobierno que insistió una mejora el semestre del año a objeto de pagar el segundo aguinaldo. Algo que no tiene mucho sentido para los empresarios que consideraron que difícilmente la economía podrá llegar a junio próximo a 4.5 o más por ciento de expansión.
El economista Carlos Schlink, en declaraciones a un medio de prensa del interior, reflexionó sobre el anuncio del crecimiento esperado, e indicó que la situación no es tan alentadora como parece, dado que la economía boliviana está creciendo pero a costa de alto endeudamiento, interno y externo.
Su colega, José Luis Evia, alertó sobre el endeudamiento externo, que el Gobierno estaba adquiriendo de organismos internacionales, así como de países vecinos y del Asia, como de China.
“FIESTA DEL GASTO”
Ríos señaló que en Bolivia –de manera permanente– se vive a una especie de una fiesta del gasto y sobreendeudamiento sin precedentes, en los últimos 12 años, hasta el punto en que la economía ha terminado desajustándose y donde oferta y demanda están cada vez más desvinculadas, y esa sería la causa más importante que explicaría la desaceleración económica.
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