19 abril 2018

Crecimiento económico del país ha retrocedido 14 años

De acuerdo con las estadísticas del Gobierno, el crecimiento de 4.2 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en 2017, explícitamente retrocedió 14 años, cuando la economía registró ese mismo dígito en 2004.

Si se analiza la composición de la actividad económica, el crecimiento de entonces estuvo sustentado por las exportaciones, mientras que al presente con la aplicación del modelo productivo y comunitario del Gobierno, la situación se ha invertido y el que soporta la expansión de la producción de bienes y servicios es el declinante mercado interno.

El Gobierno estimó que el PIB para este año bordeará los 36.000 millones de dólares, con lo que se habría cuadruplicado respecto de 2009, cuando fue de 9.000 millones.

El economista Flavio Machicado aclaró recientemente, en un comentario de prensa, que lo que aumentó efectivamente fue el valor bruto de la producción, a causa de los buenos precios internacionales –boom- en la década pasada, pero no así el volumen de producción.

PROYECCIONES

El Fondo Monetario Internacional (FMI) en su última revisión fue menos optimista que el Gobierno y estimó que este año volverá a decrecer la actividad económica en el país y pronosticó que será del 4 por ciento, en consonancia con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y el Banco Mundial.

El Fondo dijo que en 2019 Bolivia bajará un punto porcentual del estimado para este año y crecerá 3.9 por ciento y en 2023, será 3.7 por ciento.

El Gobierno, aparentemente con fines políticos, mantiene una meta de 4.7 por ciento. El presidente de la Cámara de Comercio, Marco Antonio Salinas, declaró recientemente que será “difícil” crecer 4.5 por ciento hasta junio próximo.

Los trabajadores creen en las cifras oficiales y aguardan el segundo aguinaldo, que podría demandar este año unos 300 millones de dólares al sector privado, estimó Salinas. En medios de la empresa privada se comentó que Bolivia habría ingresado a la etapa prelectoral, ante la proximidad de las elecciones generales del siguiente año y que se perfilan decisiones políticas, antes que un estudio serio sobre la capacidad de las empresas para encarar nuevos ajustes salariales.

DESACELERACIÓN

A pesar de la negativa del Gobierno, de no admitir que hay un menor dinamismo en la economía, los economistas Ernesto Bernal y José Gabriel Espinoza, consultados por este medio, señalaron que la contracción de las actividades en el país se registra desde el 2015. El menor impulso se confirmó el año pasado, con 4,2%, una cifra de crecimiento por debajo de la registrada en 2016.

En ese contexto, Espinoza consideró que la discusión no es saber cuál proyección vale o no, del BM y del FMI o del Ministerio de Economía, sino ver cuán optimistas son para este año, respecto con lo que sucede en el resto de la economía mundial.

Datos del FMI señalaron que el crecimiento regional para el año será del 2 por ciento. Argentina crecerá también 2 por ciento por debajo de Brasil, que se expandirá 2.3%, que salió el año pasado de un largo período recesivo.

PERSPECTIVAS

Recientes informes del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional estimaron a la baja las perspectivas económicas en Bolivia, que se está colocando en el tercer lugar en la región, después de Panamá y Paraguay, que crecerán este año 5.6 y 4,5%, respectivamente.

Espinoza explicó que esa situación se presenta debido a la forma de organización de la economía paraguaya, cuyos principales sectores productivos son la ganadería y agroindustria, los cuales dependen de las lluvias, por lo que se vinculan al comportamiento climatológico.

Mientras que Bolivia basa su patrón de desarrollo económico en la exportación de materias primas, y como los valores en el mercado internacional son fuertemente volátiles, los ingresos se comportan de la misma manera. Atribuyó a esta situación el déficit comercial, que registra desde hace más de tres años.

SALARIOS

El economista mencionó también la retribución salarial de los trabajadores y dijo que “durante este año no sólo hay que tomar en cuenta el comportamiento esperado de los precios internacionales de las materias primas, sino también el grado de productividad en la economía”.

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