Pasanaku, un préstamo sin interés

Conceptualización. Año tras año el costo de vida sube y la posibilidad de ahorrar es cada vez más difícil;

no obstante, aquellas personas que mes a mes aportan su cuota a un juego de pasanaku saben que este ahorro forzoso pronto les será de utilidad.

En realidad no todos los bolivianos conocen el significado de la palabra “pasanaku”, pero todos aquellos que lo practican saben que deben cumplir sagradamente con esta obligación, que no tiene documentación legal que la respalde y que el 100 por ciento de ella se basa en la honorabilidad del jugador.

A decir verdad este concepto podría ser encasillado como un bolivianismo que bien vale la pena redescubrir.

El “pasanaku” es un sistema básico de financiamiento y ahorro, basado en un compromiso grupal; a la fecha existen muchas variantes.

Por lo general cada persona entrega una suma económica, monto que se va ahorrando mensualmente y que se irá distribuyendo rotativamente entre los participantes. Por lo general, el dinero está destinado para subsanar alguna necesidad familiar como el pago de cuentas, el equipamiento o amoblado de la casa; para viajes, para adquirir terrenos, abastecer con víveres a la familia, cubrir los gastos de una emergencia, etc.

De un tiempo a esta parte, la viveza criolla trasladó el objetivo de esta forma de ahorro hacia otras áreas, como ser: líneas blancas, el mejoramiento del aspecto físico o como una forma de ganarse la vida.
La definición



Evelyn Campos López, en su artículo el “Pasanaku un juego made in Bolivia”, sostiene que la palabra “pasanaku” es una derivación del ayni (palabra quechua que significa cooperación y solidaridad recíproca), que se practica aún en las comunidades altiplánicas y valles interandinos de esta región sudamericana y que se manifiesta como relaciones sociales basadas en la colaboración mutua.

Actualmente se practica en todos los rincones del país, no discrimina ocupación, edad, condición social, ni sexo y no tiene monto establecido; puesto que se puede jugar desde cinco bolivianos hasta montos mayores, en moneda nacional o extranjera.
Pasanaku al descubierto

El juego comienza con el deseo de participación de 10 personas, quienes deciden la suma mensual que aportarán por el lapso de 10 meses. Luego se fijan las reglas que se seguirán en el juego y se realiza el sorteo directo; la suerte es la que designa la secuencia de entrega.

Patricia de Beltrán, organizadora de “pasanakus” desde hace ocho años, asegura que tiene otra forma de establecer la secuencia en la que se entregará el dinero. Ella distribuye los números de forma pareada, de manera que cada uno tenga un número al principio y otro al final. No obstante, cualquiera que sea la forma del sorteo el organizador se queda con el número uno, pero se responsabiliza de todo el juego.

Al finalizar el juego cada participante habrá recibido la suma total de sus cuotas de aporte, por ejemplo: si se quedó en un monto mensual de 500 bolivianos, cada jugador recibirá cinco mil bolivianos. Pero, el compromiso de una “pasanakero” no termina cuando le toca el dinero, sino cuando todos los jugadores hayan recuperado su parte.
MODOS Y FORMAS

Hay diferentes maneras de proceder al cobro económico del “pasanaku”, en algunos casos se realiza todos los días; mientras que en otros los cobros son semanales, quincenales o mensuales. Todo depende del monto a reunir.

Generalmente hay una persona que se encarga de “armar” los grupos, realizar el sorteo y hacer los cobros diarios, semanales, quincenales o mensuales. ¿Pero en qué se beneficia ese hombre o mujer cumpliendo esas tareas? La recompensa es que recibe el primer número sin ingresar al sorteo.

Pero la astucia criolla no tiene límites, actualmente ya hay algunas modificaciones a esta norma, como ser el cobro extra, -que el grupo se compromete a aportar para cubrir los gastos de transporte y sobre todo por el “afán” de juntar y entregar el dinero-, muy a parte de recibir el primer número.

Alicia López, de 55 años, es una férrea “pasanakera” desde sus años mozos; ella tiene la tarea de salir una vez por semana para recolectar y entregar el dinero acordado.

Por lo general su grupo se arma con propietarias o empleadas fijas de negocios pequeños, como ser peluquerías, tiendas de barrio, micromercados y otros; para quienes es más fácil entregar una parte del dinero cada semana, que hacerlo de golpe. Ella cobra Bs 10 semanales por jugador para realizar esta tarea. Es decir que genera Bs 100 a la semana.

Por otra parte, existen “pasanakeras” que arman el juego pero no necesitan el dinero de inmediato, entonces ofrecen el número uno a los jugadores; el que acepta se compromete a cancelar un monto extra mensual por recibir el primer número. Este monto generalmente equivalente al 3 por ciento del total a jugarse.

Este es el caso de Albina M. Méndez, de 70 años, quien trabaja con el “pasanaku” desde que llegó de Oruro, hace más de 20 años.

Méndez inició esta actividad con menaje de cocina, ropa de cama, e incluso adornos para el hogar y poco a poco fue ingresando hacia el rubro económico, hasta que hoy en día los montos económicos que maneja superan los 10 mil bolivianos mensuales, y sus clientes son los grandes comerciantes del centro de la ciudad, quienes semanalmente amortiguan el capital con la suma de Bs 2500.