El gerente del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), Gary Rodríguez, aseguró que por cada centavo de pérdida de valor de la divisa norteamericana, el poder adquisitivo de las remesas enviadas al país disminuye en al menos diez millones de bolivianos.
A esto se debe sumar el hecho de que las transferencias también han disminuido por la crisis económica que se atraviesa en Europa y Estados Unidos.
Debido al desempleo en estos países, los bolivianos residentes en el exterior también se quedaron sin ingresos.
Según Rodríguez, el aporte de las remesas a la economía es importante porque significan poco más del 5% del PIB.
Además, permiten reactivar la demanda interna porque las familias receptoras utilizan las transferencias para la compra de alimentos, ropa y artículos suntuarios y en el pago de alquileres, amortizaciones de créditos para viviendas. También en el consumo de servicios no indispensables, superando el impacto de los bonos asistenciales del Gobierno, aseveró Rodríguez.
Según el Fomin y el BID, las remesas en muchos casos tienen un impacto mayor al de la inversión extranjera en los países receptores. Los fondos son utilizados para cubrir necesidades básicas, incluidos alimentos, ropa, vivienda, salud y educación. También hay familias que prefieren ahorrar o invertir los giros en micros y pequeños negocios, o para realizar mejoras a sus hogares.
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