La nacionalización de los recursos naturales, la redistribución de la riqueza, el fortalecimiento del mercado interno y la industrialización son los cuatro pilares que hacen del crecimiento económico de Bolivia un caso único en medio de una crisis que viven los países de la región.
El sociólogo y escritor Antonio Abal, citado por el periodista argentino Santiago Mayor en el portal de noticias Rusia Today (RT), enumeró que "los ejes del sostenido crecimiento de la economía de Bolivia se trata de una política basada en nacionalizaciones de sectores estratégicos, como las comunicaciones, los hidrocarburos y la minería; la redistribución de los ingresos estatales sobre todo en infraestructura productiva; el fortalecimiento del mercado interno con una política monetaria de apreciación de la moneda nacional, es decir, una desdolarización de la economía; y finalmente una fuerte inversión en procesos industriales como el litio, lácteos, textiles, además del fomento de las pequeñas y medianas empresas, con facilidades en los soportes crediticios".
En comparación con sus pares, exceptuando el caso uruguayo, Bolivia logró consolidarse como un modelo social, político y económico estable que no sufrió las crisis económicas y políticas de Venezuela o Nicaragua ni perdió el Gobierno mediante golpes de Estado e 'impeachments'–como en Brasil, Honduras y Paraguay, o elecciones –como en Argentina–. ¿A qué se debe esta excepcionalidad?
Según los datos del Banco Mundial, en 2006 el Producto Bruto Interno (PBI) boliviano era de 11.452 millones de dólares. Para 2017 ese número había aumentado más de tres veces llegando a $us 37.509 millones. En el mismo período de tiempo, el ingreso anual per cápita pasó de $us 1.120 a $us 3.130 y la esperanza de vida subió de 64 a 71 años. A su vez, el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) sostiene que la pobreza se redujo del 59,9% cuando asumió Evo Morales al 36,4% el año pasado.
El investigador y máster en Desarrollo Económico y Sostenibilidad Sergio Martín-Carrillo, asegura que Bolivia "fue el país suramericano que mayor crecimiento económico experimentó, incluso manteniendo un ritmo por encima del 4% a pesar del contexto de debilidad que vive la región desde el año 2015". Esto fue acompañado de un descenso constante de la inflación, que pasó de un 12% en 2007 a menos de un 2% en lo que va de 2018.
Políticas públicas de redistribución
A esto se suma una serie de programas sociales que acompañaron la mejora económica y fueron los dispositivos que garantizaron una redistribución de la riqueza. En ese sentido, Martín-Carrillo enumeró tres que considera los más importantes: el Bono Juancito Pinto, la Renta Dignidad y el Bono Juana Azurduy.
Santiago Mayor detalla uno a uno los logros de los bonos sociales, logrando reducir la deserción escolar, aumentando los ingresos para las personas adultas mayores y el nacimiento de niños en centros de salud.
También menciona el incremento sustancial del Salario Mínimo Nacional, que pasó de 57 a 298 dólares en 12 años, además del pago de un segundo aguinaldo, mientras que en la contraparte se encuentra la reducción de la inflación que bajó del 12 al 2% en el mismo periodo.
Una revolución con futuro
El periodista argentino señala que los procesos políticos nacionales difícilmente pueden sobrevivir mucho tiempo aislados, además de sus fortalezas internas, Bolivia cuenta todavía con aliados en el continente. Más allá de sus propios conflictos están Venezuela, Nicaragua y también Cuba, países con los que integra la Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América (Alba). Cabe recordar que, con colaboración de La Habana, en 2008 se declaró "libre de analfabetismo" a todo el territorio boliviano.
La candidatura de Evo Morales para las nuevas elecciones de 2019 y una derecha por ahora dividida, aseguran la continuidad del proceso, dice el artículo escrito por Mayor y publicada en el portal de la red RT.
Por último, pero no menos importante, García Linera pronosticó en el reciente Foro Mundial de Pensamiento Crítico, llevado a cabo en Buenos Aires, que los gobiernos conservadores de la región durarán poco tiempo y luego vendrá un nuevo auge progresista y de izquierda.
"Estamos enfrentando una oleada conservadora neoliberal que tiene dos limites intrínsecos: es fosilizada y es en sí misma contradictoria", apuntó. Y detalló que en estos países se están "repitiendo las recetas que hace veinte años fracasaron", por lo que "no hay inventiva, no hay creatividad, no hay esperanza".
A su vez, "el neoliberalismo actual solamente moviliza odios y resentimientos". Es decir, que está "fundado en la negatividad y no en la proposición. No en la esperanza de mediano plazo, sino en el rechazo emotivo de corto plazo. Y eso tiene patas cortas", completó el vicepresidente boliviano.
Por eso, con optimismo, sentenció: "En vez de vivir una larga noche neoliberal, hemos de vivir una corta noche de verano neoliberal. Y ahí es donde nos toca a nosotros reconocer lo que hicimos bien, reconocer lo que hicimos mal, y prepararnos". "La izquierda tiene que volver a prepararse para tomar el poder en los siguientes años en el continente", concluyó.
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