21 septiembre 2016

Cidre, listo para seguir apoyando ahora como banco pyme



Nació hace 35 años como Centro de Investigación y Desarrollo Regional (Cidre). Y en ese tiempo tuvo mucha trayectoria de interacción y ayuda financiera con el sector productivo del país, sobre todo del área rural. El pasado 12 de septiembre recibió por parte de la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI) la licencia para trabajar como institución financiera de desarrollo (IFD) y, si los trámites continúan viento en popa, como hasta ahora, dentro de un año tendrá el estatus de banco pyme, dirigido a la pequeña y mediana empresa.

Así, en sociedad con otra media docena de instituciones, la población está a punto de presenciar el nacimiento del Banco de Mi Tierra SA (BMT), cuyo mayor accionista sería justamente Cidre.

El gerente general de la entidad, Álvaro Moscoso, explica que Cidre durante estos 35 años ha estado apoyando los proyectos de desarrollo, sobre todo del área rural, mediante créditos a los pequeños productores, organizaciones e incluso municipios, y en 2008, la ASFI la incluyó entre las entidades que debían presentar documentos para oficializar su cambio de razón social, por lo que, explica Moscoso, fueron nueve años de esfuerzos que finalmente dan fruto.

“La licencia es un paso muy importante para la entidad, puesto que ASFI autoriza a Cidre a poder captar recursos del público. La gran limitante que tuvieron las ONG financieras fue el impedimento de poder captar los recursos del público, lo que limitaba sus fuentes de financiamiento de bancos del exterior”, además de llegar en mejores condiciones a los beneficiarios, por ejemplo, con tasas de interés más bajas, explica el Gerente.

En la misma línea, el gerente de Programas de Innovación, Julio Alem, explica que existe una idea errada de pensar que por ser Cidre una ONG recibía dinero del exterior y financiaba proyectos a fondo perdido, cuando en realidad, si bien se comenzó con investigaciones sociales, había que pensar en planificar proyectos bajo la forma de créditos para buscar un equilibrio entre el impacto social y la sostenibilidad de la institución.

Y fue Alem quien aproximadamente desde 1989 diseño planes de créditos para financiar proyectos de desarrollo para personas particulares y colectivas (como proyectos de riego, cultivos, presas, producción agropecuaria o pequeñas industrias) con garantías sui géneris (vacas, llamas y árboles), dado que los beneficiarios, en su mayoría, eran personas u organizaciones del área rural. Las tasas de interés oscilaban entre 6 y 18 por ciento, pues había que pensar en la dificultad de ir hasta el campo a realizar los cobros de las cuotas.

Esta condición, sin embargo, contra todo lo que uno pudiera suponer, no fue un impedimento para asegurar los pagos por parte de los beneficiarios. Según Moscoso, históricamente nunca se ha tenido una mora superior al 0,5 por ciento, lo que incluso llamó la atención de organismos internacionales que hicieron estudios de este caso, y sobre estos estudios el Gobierno incluyó la figura de garantías alternativas en la Ley 393.

Además, en 2005, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) concedió a Alem un premio por su innovación de garantías, lo cual sirvió también para que muchas entidades de cooperación internacional abrieran puertas al Cidre.

Del otro lado, si la mora experimentó porcentajes ínfimos, el crecimiento del Cidre fue uno de los mayores entre las entidades financieras de Bolivia durante los últimos 10 años, 30 por ciento, al punto de que ahora cuenta con un total de 100 millones de dólares en cartera.

¿Qué cambiará al convertirse en banco? Cidre seguirá con sumisión de apoyar los proyectos de desarrollo en el área rural (sin excluir proyectos en otros segmentos), coinciden Moscoso y Alem, pero ahora podrá captar ahorros del público y abrir nuevos programas, como planes de depósitos a plazo fijo, boletas de garantía y otros.



"La entidad incursionó en garantías alternativas, como vacas y árboles"



PROYECTOS

El Banco de Mi Tierra estará integrado por el BID, el Gobierno de Holanda, a través de un fondo de inversiones, las ONG Fautapo y Proinpa, y dos accionistas privados.

Cidre mantendrá la mayoría de las acciones, lo que permitirá garantizar su orientación y vocación productiva y rural, aseguran los gerentes.

Comenzó con la investigación de problemáticas económicas, como estudios de mercado laboral y monografías de provincias que le permitían identificar potenciales de desarrollo. Con el tiempo pasó a financiar estos proyectos mediante créditos.

Fue la primera entidad en dar créditos a proyectos municipales y la primera en ingresar al Chapare donde respaldó proyectos de más de 30 productos distintos a la coca.

Cidre tiene presencia en 180 municipios del país a través de 30 agencias.

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