El Indice de Precios al Consumidor (IPC), de 11,87 por ciento, proporcionado por el gobierno fue distorsionado y el real es de un 15 por ciento, según el gerente de la Cámara de Industrias, José Peñaranda.
Explicó que el gobierno dictaminó a fin de año que hay un 11,87 por ciento en el IPC acumulado durante el año, pero si se revisa las distorsiones resulta que un verdadero cálculo eleva esa cifra a 15 por ciento, un 25 por ciento más que la cifra oficial.
Es un maquillaje totalmente distorsionado, porque en primer lugar, hubo un cambio en el año base de forma apresurada, sobre un estudio técnico ejecutado hace varios años atrás, cuando las condiciones económicas en ese tiempo, eran muy distintas.
En segunda instancia, el estudio hace una disminución del sector alimentos, no condice con la realidad porque es una disminución de diez puntos porcentuales aproximadamente, al bajar de 49 por ciento el rubro alimentos al 39 por ciento, lo que en la realidad no condice porque en Bolivia entre el 47 al 50 por ciento del salario, es destinado al rubro alimentos y el resto del salario es destinado a otros rubros de la economía del gasto que realizan las familias, que es un segundo desajuste a la realidad de Bolivia en el IPC.
Un tercer factor que hace que haya una distorsión en el IPC, es el cambio de precios, porque la empresa estatal dependiente del gobierno que es Emapa, fijó bandas de precios a distintos productos que significan precios topes y durante las encuestas mensuales que se realizan para la determinación del IPC, se utilizó precios tope distorsionando el precio real en el mercado.
Dijo que por ejemplo el precio del pollo en diciembre, Emapa fijó en 12,5 bolivianos pero el precio del pollo en el mercado se encontraba en 18 bolivianos, volcando el precio en el IPC.
“Lo mismo ocurre con el aceite, arroz y otros productos que Emapa distribuye a precios subvencionados y hace que el IPC baje de forma maquillada”, dijo.
De esta forma existe una distorsión que asciende al 25 por ciento en el IPC por lo que al finalizar el año, el gobierno dictamina que hay un 11,87 por ciento en el IPC acumulado durante el año que es la inflación, pero si se revisa las distorsiones resulta que es un 15 por ciento más que el expresado por el gobierno.
Eso significa que la inflación real, está en 14,96, bordeando el 15 por ciento que es una inflación real, y esta no es una afirmación desde el punto de vista sectorial o empresarial, porque existen otras instituciones que realizan el mismo análisis, dijo Peñaranda
Explicó que el gobierno dictaminó a fin de año que hay un 11,87 por ciento en el IPC acumulado durante el año, pero si se revisa las distorsiones resulta que un verdadero cálculo eleva esa cifra a 15 por ciento, un 25 por ciento más que la cifra oficial.
Es un maquillaje totalmente distorsionado, porque en primer lugar, hubo un cambio en el año base de forma apresurada, sobre un estudio técnico ejecutado hace varios años atrás, cuando las condiciones económicas en ese tiempo, eran muy distintas.
En segunda instancia, el estudio hace una disminución del sector alimentos, no condice con la realidad porque es una disminución de diez puntos porcentuales aproximadamente, al bajar de 49 por ciento el rubro alimentos al 39 por ciento, lo que en la realidad no condice porque en Bolivia entre el 47 al 50 por ciento del salario, es destinado al rubro alimentos y el resto del salario es destinado a otros rubros de la economía del gasto que realizan las familias, que es un segundo desajuste a la realidad de Bolivia en el IPC.
Un tercer factor que hace que haya una distorsión en el IPC, es el cambio de precios, porque la empresa estatal dependiente del gobierno que es Emapa, fijó bandas de precios a distintos productos que significan precios topes y durante las encuestas mensuales que se realizan para la determinación del IPC, se utilizó precios tope distorsionando el precio real en el mercado.
Dijo que por ejemplo el precio del pollo en diciembre, Emapa fijó en 12,5 bolivianos pero el precio del pollo en el mercado se encontraba en 18 bolivianos, volcando el precio en el IPC.
“Lo mismo ocurre con el aceite, arroz y otros productos que Emapa distribuye a precios subvencionados y hace que el IPC baje de forma maquillada”, dijo.
De esta forma existe una distorsión que asciende al 25 por ciento en el IPC por lo que al finalizar el año, el gobierno dictamina que hay un 11,87 por ciento en el IPC acumulado durante el año que es la inflación, pero si se revisa las distorsiones resulta que es un 15 por ciento más que el expresado por el gobierno.
Eso significa que la inflación real, está en 14,96, bordeando el 15 por ciento que es una inflación real, y esta no es una afirmación desde el punto de vista sectorial o empresarial, porque existen otras instituciones que realizan el mismo análisis, dijo Peñaranda
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