Una mayor inflación, incertidumbre y un giro en el manejo del gasto público es lo que se espera este año de la economía boliviana, que estará marcada por los efectos del frustrado incremento de precios de los combustibles a fines de 2010.
Los analistas coinciden además que el Gobierno, si quiere recuperar la confianza, debe transparentar la información económica que consideran ha sido manejada de mal manera.
El economista y ex presidente del Banco Central de Bolivia (BCB) Armando Méndez indica que el Decreto Supremo 748, que subió el valor de los carburantes, pese a haber sido abrogado incrementó las expectativas inflacionarias que el país volvió a vivir en el segundo semestre del año que acaba de concluir.
“Por esta razón es que los precios no bajarán al nivel previo a la promulgación del frustrado Decreto Supremo 748. Lo que está disminuyendo es el inicial turbulento comportamiento de los precios, pero la creciente inflación continuará”, señala.
Similar apreciación tiene el economista e investigador principal de la Fundación Milenio, José Luis Evia, quien señala que la inflación reprimida tenderá a liberarse y se empezarán a generar expectativas inflacionarias, dado que el Gobierno ha planteado el aumento del precio de los hidrocarburos en el futuro.
El especialista en comercio internacional Julio Alvarado agrega que un factor importante de la economía boliviana será la incertidumbre, ya que el Gobierno ha manifestado que la “’nivelación de los precios nacionales a los internacionales’, léase ’gasolinazo’, se llevará a cabo, lo único que se modificará será la forma”.
Desconfianza
Los tres analistas coinciden en que la aprobación del “gasolinazo” y la posterior crisis que el Gobierno tuvo que afrontar traerán incertidumbre, desconfianza y falta de credibilidad en la política económica gubernamental.
Méndez señala que la inesperada promulgación del decreto desnudó problemas económicos ocultos y con su posterior abrogación se ha generado un clima de desconfianza sobre lo que el Gobierno decidirá en materia económica. “Se ha posesionado la incertidumbre”, añade.
Alvarado apunta que el incremento del precio de los carburantes fue un punto de inflexión en la política económica. “Hasta el 26 de diciembre en la mañana, la población boliviana en su generalidad, estaba convencida de la propaganda gubernamental de que la economía andaba bien, que éramos un ejemplo a nivel latinoamericano y mundial (…) Con el decreto 748, la población boliviana volvió a la realidad”, dice.
Evia indica que el “gasolinazo” también mostró que el período de bonanza fiscal del país ha concluido y en el futuro habrá unas cuentas fiscales en frágil equilibrio o en déficit, incluso con precios internacionales de hidrocarburos y minerales elevados.
Añade que en este nuevo contexto económico, el mayor cambio en 2011 será que el sector público tendrá que manejar con mayor cuidado sus gastos.
Alvarado señala que el Ejecutivo deberá ver cómo hacer frente a un endeudamiento de unos cinco mil millones de dólares, a la vez que sus egresos irán en aumento.
“El Gobierno está obligado, por su desmesurado endeudamiento, a tener una política económica más austera, debe reducir sus egresos o incrementar sus ingresos, lo que resulta poco probable”, indica.
POLÍTICA HIDROCARBURÍFERA EN DUDA
El analista José Luis Evia dice que el “gasolinazo” mostró el fracaso de la política de hidrocarburos del país. “El que en los últimos años no se haya invertido en exploración y desarrollo de campos hidrocarburíferos está empezando a pasar la factura en términos de menor capacidad de producción”.
Armando Méndez añade que las empresas petroleras no estarán dispuestas –sin un petróleo más caro-- a arriesgar recursos de inversión en la exploración hidrocarburífera ni en la producción de líquidos, lo cual llevará a una creciente importación de los mismos.
NO ESPERAN GRANDES INVERSIONES
Evia señala que aún con mayores ingresos por barril de petróleo recibido, difícilmente las empresas invertirán en el país. “La inversión no sólo depende del precio que se les reconozca, sino de todo el ambiente de seguridad jurídica, que se ha deteriorado mucho en el país. Es poco probable que veamos una inversión dinámica en el corto plazo”, apunta.
En tanto, Julio Alvarado dice que YPFB no despegará. “Mientras la petrolera esté en manos de personal no calificado en hidrocarburos, los resultados no variarán, seguirán siendo deficientes”.
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