La inflación en Bolivia se situó en 7,18% en 2010, disparada con respecto a la de 2009 (0,26%), pero inferior en cuatro puntos a la de 2008 cuando registró dos dígitos (11,9%), informó el miércoles el estatal Instituto Nacional de Estadística (INE).
La tendencia al alza terminó de marcarse en 5 días de fines de diciembre, cuando el presidente Evo Morales decretó un alza en el precio de las gasolinas de importación hasta ponerlo a nivel del mercado regional, lo que contra toda previsión oficial levantó una ola de especulación, gatilló los precios y obligó al mandatario a retirar su medida el último día del año pasado.
La Indice de Precios al Consumidor (IPC), que mide el comportamiento de los precios, registró en diciembre una variación de 1,76%, 65 centésimas porcentuales más de en noviembre y 54 más que en octubre pasados.
El IPC de diciembre se marcó al alza al influjo del aumento de las tarifas del transporte en microbús, de 15,27%; del servicio de transporte en minibús (6,61%) y del servicio de transporte en taxi (7,62%), como así de la carne de pollo entero (5.02%) y del almuerzo consumido fuera del hogar (2,45%), según la cartilla informativa del INE.
El IPC tendió a la suba pese a que los precios del tomate, zanahoria, queso criollo, huevo de gallina y de la telefonía fija cayeron en 5% promedio durante diciembre.
"Las divisiones con mayor incidencia positiva (en 2010) fueron transporte y alimentos y bebidas no alcohólicas", significó el INE.
La previsión oficial para 2010, inscrita en la Ley Financial, era de 4,5% de inflación.
Tras la crisis del IPC, zanjada a última hora el 31 de diciembre por el mandatario boliviano, con el retiro del decreto de las gasolinas, los precios tendían, con dificultades específicas en casos focales, a estabilizarse en los términos del 26 de diciembre, cuando se instrumentó la medida.
De acuerdo con la política laboral del gobierno de Morales, el incremento salarial en el sector público y privado para 2011 debe superar, necesariamente, el índice de la inflación de 2010.
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