30 diciembre 2018

Bolivia es líder en la región; lejos de las cifras asiáticas



Nuevamente los cálculos y las fórmulas de los organismos internacionales le dan un guiño al crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) del país y auguran que en promedio, en 2019 se ubicará en un 4,2% y junto con Paraguay serán los más altos de Sudamérica y Norteamérica; sin embargo, estos valores quedan muy lejos si se los compara con el desempeño de algunos países asiáticos que para la próxima gestión van a registrar crecimientos por encima del 14%, otros van a estar por arriba del 7% y del 10%.

En este escenario, el asesor financiero Jaime Dunn, explicó que se debe tener cuidado con el tema del PIB, que es una medida global del conjunto de los bienes y servicios producidos en un país durante un espacio de tiempo, generalmente un año. Es decir, mide los montos producidos sin importar cómo se produjeron y sin reflejar las circunstancias del año anterior con el que se mide.

“Ahí está el tema. Por eso, los países pueden tener un crecimiento alto, pero por factores que no necesariamente significan que la economía esté robusta o sostenible a largo plazo. También simplemente puede ser que el año anterior tuvieron un crecimiento muy bajo, entonces se comparan ante una barra previamente establecida muy baja”, precisó Dunn, que remarcó que nunca se debe mirar únicamente cuánto crece el PIB, si no cómo crece, cuáles son las circunstancias y los componentes base de su crecimiento.

A manera de ejemplo, hizo notar que el FMI proyectó que los países que más crecerán en el mundo el 2019, según el PIB real estimado, son Yemen (14,7%) y Libia (10,8%). “Eso ¿significa que son economías robustas? No, simplemente que las guerras y los conflictos étnicos y religiosos desde la Primavera Árabe (en el caso de Libia) han hecho que su economía se disminuya y crezca súbitamente de un año al otro, simplemente por tener menos conflictos bélicos. Así, el PIB real de Libia creció al 64% en 2017. ¿Eso significó que su economía fue la mejor del mundo? No”, subrayó el analista económico.

Agustín Jiménez, expresidente del Colegio de Economistas de Bolivia, sostuvo que el 4,2% de crecimiento que proyecta el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), es un buen indicador, siempre y cuando sea mayor que el crecimiento de la población boliviana que se ubica en un 2%.

Jiménez señaló que el crecimiento del PIB boliviano no solo debe ser entendido como un simple aumento en la capacidad productiva, sino que la clave está en cómo esa nueva riqueza es distribuida a la mayor cantidad de los bolivianos, y en el mejor de los casos de forma equilibrada.

Para el analista, es mejor hablar de desarrollo con una mirada más integral donde se valora la calidad de vida de las personas, así hizo foco en que si bien la India y la China tienen un importante crecimiento de su PIB real la distribución de la riqueza y de los bienes generados por ese crecimiento es muy desigual. “Así, hay grupos que tienen un nivel de vida como grandes capitalistas, mientras el grueso de la población no goza de esos privilegios”, indicó Jiménez.

Para el economista Hugo Barbery, para que el crecimiento nacional sea de calidad hacia lo social, tiene que haber un componente esencial que es la asignación de ese crecimiento; es decir, si un país sigue creciendo, pero cada vez más gente vive como en Somalia y cada vez menos gente vive como en Suiza, se acrecienta la desigualdad y a mayor desigualdad, por más que haya crecimiento; un país no es socialmente viable.

“Solo para dar un ejemplo, hoy Bolivia tiene un PIB per cápita de $us 3.400 y un crecimiento del 4%, para el caso de Argentina es de $us 14.400 y un crecimiento de un 1,5%; eso implica que si ese ritmo se mantiene en el tiempo (cosa que no será así) recién dentro de 60 años, el PIB per cápita de Bolivia y Argentina serían iguales. Si el ejercicio lo hacemos con España, sería en 109 años”, concluyó Barbery.

Sobre la posible comparación del crecimiento boliviano con los principales países de Europa que no superan el 2%, salvo España (2,2%), Barbery indicó que no es correcta y puntualizó que son realidades completa y complejamente diferentes e indicó que hay que considerar que Europa viene saliendo de diferentes crisis internas, la crisis de España no es la misma que la de Grecia ni esta de la de Italia; Alemania mantiene un prudente manejo fiscal, por ejemplo. “Son países con tamaños de economía grande por lo que lograr crecimientos que excedan el 3% es poco probable en condiciones normales, salvo un boom o shock externo”, precisó Barbery.

Desde la Cámara Nacional de Industrias (CNI), señalaron que las cifras de crecimiento económico de un país son un indicador resumen y, por lo tanto, no permiten conocer a primera vista lo que está detrás de ellas. Para la entidad, las economías a las que estaríamos superando, en este caso las europeas, no son dependientes del precio de las materias primas como es el caso de Bolivia. Por otro lado, hicieron notar que su base productiva es absolutamente más ancha y variada, por lo que, aun en épocas en las que son modestas, sus tasas de crecimiento son sostenidas y previsibles ya que, al no ser países primario-exportadores pueden afrontar periodos de crisis apelando a distintas fuentes.

El desafío asiático

Según la BBC, en 1980 la producción manufacturera anual brasileña era mayor que la de Tailandia, Malasia, Corea del Sur, India y China combinadas. En 2010 representaba un 10% en comparación con esos países, cómo explicar el cambio. ¿Cuestión cultural, histórica, de política económica o deficiente gestión?, Gabriel Palma, académico de la Universidad de Cambridge y especialista en economía comparada, indicó que tres son las razones que explicarían el milagro asiático.

La primera es la tasa de inversión privada que es un 30% del PIB en Asia: en América Latina es la mitad; el segundo punto es que la política económica, según Palma, en Asia es claramente keynesiana con tasas de cambio competitivas y tasas de interés bajas y estables; y el tercer factor tiene que ver con que en la región se apuesta más por la economía de las finanzas y no por la real que tiene que ver con las inversiones, las producción y la tecnología.

Para el economista Jiménez un punto medular que explica por qué el país no crece como Asia, se debe a que las naciones de aquel continente desde hace 40 años vienen creciendo de manera estable por el orden del 7%; es decir, que no crecen un año y al siguiente caen, para luego volver a crecer y luego caer. El otro indicador que observa Jiménez, es que en estas economías hay una alta reinversión de las utilidades del sector privado y no como en el país donde el Estado es el principal inversionista, que por lo general no genera valor.

Para la CNI, las asiáticas se tratan de economías muy diversificadas y que han hecho un esfuerzo consciente y sostenido por invertir en tecnología orientando sus exportaciones muy lejos de las materias primas sin valor agregado. “Claramente, estas no son, ni de lejos, las condiciones imperantes en Bolivia. Por ello, lograr esas tasas de crecimiento no es un tema de voluntarismo ni se logra de un año para el otro. Se requiere la definición de una política de Estado que trascienda un periodo gubernamental”, indicaron desde la institución.

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