26 octubre 2016

Analista del BCP plantea devaluación gradual del boliviano



Después del denominado “superciclo” que vivió el país con los “commodities” o materias primas, es momento de tomar decisiones fuertes como la devaluación del boliviano, que sería una solución a los precios bajos de productos y una alternativa para fomentar la producción nacional y las exportaciones, lo que junto a otras medidas garantizaría un "aterrizaje suave" de la desaceleración económica, sostiene el analista económico del Banco de Crédito (BCP), Pablo Montaño, quien en pasados días sostuvo un encuentro con empresarios en Sucre.

Montaño realizó una evaluación de las principales tendencias económicas del momento, con el objetivo de mantener al BCP cerca de sus clientes y ofrecerles la oportunidad de reflexionar sobre elementos de la coyuntura que directa o indirectamente puede influir en el desarrollo de las actividades empresariales.

El evento abordó temas como el sector externo, la política monetaria y el rol del BCB, la inflación y tipo de cambio, la balanza fiscal y la perspectiva de crecimiento económico.

La ponencia de Montaño tuvo como punto de partida el tema de la situación de Brasil, el principal mercado del gas natural boliviano y que dada la coyuntura es probable que la renegociación del contrato, que fenece en 2019, sea con una empresa privada y no con la estatal Petrobras, que terminaría contrayéndose.

SECTOR EXTERNO

El analista indicó que el superciclo se debió principalmente al crecimiento de China, que alcanzó niveles óptimos de inversión y demanda de materias primas, lo que hizo disparar el precio de los commodities.

Sin embargo, en 2014 China decidió dejar un poco de lado la inversión para fomentar el consumo interno y los servicios, lo que generó desaceleración en su economía y la caída de la demanda de materias primas.

También gravitó la reducción a 0% de las tasas de interés en el sistema financiero de los países con economías avanzadas y el desplome del precio del petróleo.

En estos últimos meses, no obstante, los minerales comenzaron a mejorar repercutiendo en una leve recuperación de los precios de las exportaciones bolivianas.

BALANZA COMERCIAL

Luego de 12 años de balanzas positivas, siempre según el analista, en 2015 la economía boliviana registró su primer déficit de $us 1.400 millones y de enero a agosto de 2016, debido al precio bajo del petróleo, llegó a $us 700 millones.

Montaño estima que a diciembre de este año el déficit bordee los $us 1.800 millones.

RESERVAS INTERNACIONALES

En este tema, Montaño señala que las Reservas Internacionales Netas (RIN) son bastante elevadas, aunque desde que empezó la caída de los precios en promedio disminuyeron por mes entre 200 y 255 millones, que es un ritmo acelerado.

El Gobierno pronosticó en su plan fiscal financiero que las RIN en este año iban a caer de 13.500 millones a 12.500 millones dólares. A septiembre ya está en $us 11 mil millones.

Bajo el supuesto de que las reservas sigan disminuyendo al mismo ritmo, éstas sólo alcanzarían hasta mediados de 2019, lo que debe llamar a la reflexión para actuar con inteligencia y eficiencia en toda medida política que se adopte a futuro, según Montaño.

ROL DEL BCB

Respecto al accionar del Banco Central de Bolivia (BCB), Montaño cree que la política monetaria “no está siendo muy efectiva”, pues la economía no recibe liquidez de manera muy eficaz, porque el excedente de encaje legal, que son las reservas de las entidades financieras en el Banco Central, “han empezado a dispararse y toda esta plata que debería estar en la economía está alimentando el excedente del encaje legal”.

INFLACIÓN Y DEVALUACIÓN

El analista del BCP considera que por el momento no hay presiones inflacionarias que deban preocupar y explica que este indicador no fue ni es un problema por dos factores principales.

“El primer factor es que alrededor del 80% de lo que consumen los bolivianos tiene carácter importado y como todos los países depreciaron sus monedas obviamente lo que hicimos fué exportar deflación. Por otro lado, y esto es algo que ocurre en todos los países de la región, las expectativas deflacionarias están ancladas al tipo de cambio, entonces como esto se mantuvo estable en Bolivia la inflación también se mantuvo estable”, subrayó.

Montaño cree que una devaluación del boliviano tendría efectos en la inflación, desincentivaría las importaciones, generaría una “crisis de expectativas” en un contexto de precios bajos, “materializaría” la desaceleración económica, impactaría en el consumo interno y revertiría la desdolarización en el sistema financiero.

En cambio el beneficio de la devaluación, agrega el experto, sería ayudar a revertir la apreciación real de la moneda boliviana que es bastante elevada y daría un impulso a las exportaciones no tradicionales. Pero el beneficio más interesante, luego de revertir la apreciación real, es que permitiría financiar el déficit fiscal que para este año sería de 6.7%, según el pronóstico gubernamental.

Montaño afirma que el tipo de cambio no puede permanecer fijo por siempre y que cuanto más tiempo se espera en devaluar el “shock” puede ser mucho más duro. “No creo que ocurra este año y no sé si lo hagan en 2017, aunque sería un buen momento porque todavía no entraremos en un periodo electoral, pero sería interesante que se comience a jugar con minidevaluaciones como era antes”, recomienda.

BALANZA FISCAL

Para 2016, el Gobierno en su presupuesto estimó un déficit del 6.1%, sin embargo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ya lo ubicada en 8% por dos razones: por los precios bajos del petróleo y por los ingresos tributarios que este año empezaron a decaer.

Lo que se debería hacer para enfrentar el déficit, según Montaño, es elevar la eficiencia en la ejecución de la inversión pública y generar nuevas fuentes de ingresos para compensar la caída de los hidrocarburos.

El economista ve con preocupación que durante el superciclo los ingresos y egresos del Estado hayan crecido a la par, y ahora se estén contrayendo los ingresos.

“Los egresos tienden a ser inflexibles a la baja y los ingresos son flexibles porque dependen del gas y aquí también entra la política porque supongamos que se quiten los bonos (Juancito Pinto, por ejemplo), eso tendrá un costo político altísimo, entonces en general los egresos son muy poco flexibles a la baja”, justificó.

La buena noticia es que el déficit podría ser llenado con la deuda externa, que al primer semestre del año llegó a 19% del PIB, un índice muy por debajo del promedio aceptable de 40%. “Entonces hay espacio para endeudarnos; sin embargo, aquí hay varios temores; primero, será fundamental que la sostenibilidad de la deuda se mantenga; por otro lado, en general Latinoamérica está siendo percibida como una zona de riesgo precisamente por la caída de los precios de los commodities, entonces no sabemos si las condiciones para acceder a esta deuda van a ser tan buenas”, remarcó.

CRECIMIENTO ECONÓMICO

Finalmente, el analista del BCP expresó su convencimiento de que Bolivia ya no podría crecer a tasas del 6% ó 5%, pero sí a tasas sostenidas de 3% ó 3.5%, lo que implicará una “aterrizaje suave” en la desaceleración de la economía.

Señaló que en este crecimiento, el consumo interno, que representa el 65% del total del Producto Interno Bruto (PIB), será fundamental en los próximos años y, aunque parezca paradójico, también el sector informal que tiene la cualidad interesante de adaptarse a nuevas coyunturas fácilmente porque no se rige bajo la ley del trabajo.

Crecimiento

"A corto y mediano plazo el crecimiento va a seguir siendo relativamente interesante, si bien ya no vamos a seguir creciendo a tasas del 6%, 5%, ahora obviamente en el mediano plazo luego del 2019 todo va a depender de qué tan eficiente haya sido la inversión pública".

Devaluación

"Conviene aplicar devaluaciones en 2017 porque es un buen momento, estamos lejos de las elecciones, pero en 2019 ya hay elecciones y el 2018 será periodo electoral y no creo se animen a introducir una medida que tiene un costo social bastante grande".

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