En opinión del experto Alberto Bonadona, luego de 20 años de la reforma de Pensiones en el país, es necesario examinar la posibilidad de fusionar los sistemas vigentes de reparto y de capitalización individual.
Advirtió, en tono de broma, que en Bolivia se jubilan un día antes de que el aportante fallezca por las bajas rentas que le ofrece el sistema de seguridad social a largo plazo.
Dijo que mientras el sistema de reparto se guía por la magia de las leyes, la capitalización individual derivó de creencias economicistas con muchos ídolos y sacerdotes, en una clara referencia a la inviabilidad de sus fundamentos en el largo plazo.
Sostuvo que el sistema de pensiones refleja actualmente la controversia existente entre las bondades del mercado y el rol del Estado, durante una presentación que ofreció la semana pasada en la Universidad Católica, sobre el tema Reforma de Pensiones, Estado y Equidad.
REGÍMENES
En cuanto al régimen de reparto, el sistema conformaba un fondo común con el 10 por ciento de los aportes de los trabajadores, el cual financiaba las rentas de vejez. Acerca de la capitalización individual, esos mismos aportes se acumulan en una cuenta del trabajador. Explicó que en este ámbito lo ideal es que por cada 10 trabajadores activos exista un trabajador pasivo, lo que no es el caso en el país.
DILEMA
El experto aclaró, sin embargo, que en el sistema vigente de pensiones existen afiliados cotizantes y no cotizantes. Los primeros son aquellos que cotizan durante su vida laboral de forma continua (35 años), mientras que los segundos entran y salen de las fuentes laborales, por lo que sus cotizaciones son irregulares.
En opinión de Bonadona, este tema es muy importante a la hora de diseñar el sistema jubilatorio y advirtió que los datos oficiales se mantienen a menudo en reserva, en la misma autoridad reguladora que demandó mayor transparencia a las entidades estatales.
Dijo que en ambos casos se propugna que al final de la vida laboral de una persona pueda acceder a una “pensión digna”, “lo que seguramente muy pocos podrían definir este término de manera satisfactoria”, indicó.
PIRÁMIDE
Al utilizar una pirámide sobre la demografía del país, Bonadona encontró que para 2050 si bien Bolivia acusará desde ahora y en los siguientes 33 años un creciente aumento de la fuerza laboral (bono demográfico), sin embargo la población comenzará a prolongar su longevidad. La esperanza de vida promedio en Bolivia para las mujeres es al momento de 71 años, mientras que para los hombres es de 66 años.
El experto del Banco Mundial Marcio Cruz dijo el año pasado que Bolivia se encontraba –al igual que muchos países africanos– en los albores del bono demográfico, es decir que la población en edad laboral seguirá creciendo en las siguientes décadas hasta decaer a mediados de siglo.
Cruz señaló que la fuerza laboral representa uno de las mayores oportunidades para el país, dado que su aporte puede ser crucial para el desarrollo económico y el mejoramiento de la calidad de vida en Bolivia.
ADULTOS
Hacia 1950, la población adulta representaba el 3.6 por ciento de la fuerza laboral, lo que constituía el mejor escenario para el sistema de reparto, sostuvo, mientras que al presente representa 6.3 por ciento. La proyección hacia el año 2050 es que se duplique hasta alcanzar 15 por ciento.
DEPENDENCIA DE GESTORA PÚBLICA
El Gobierno, ante la imposibilidad técnica de asumir funciones postergó 18 meses las operaciones de la futura Gestora Pública, cuyos problemas tienen que ver con la incompatibilidad del sistema informático de las dos administradoras con el sistema de base de datos adquirido por las autoridades.
Al respecto, el analista en Pensiones, Alberto Bonadona, sostuvo que con la puesta en operaciones de la Gestora Pública, “no pasará nada”, refiriéndose al sistema informático. Explicó que las autoridades hicieron lo más difícil al comprar un sistema nuevo, cuando era más práctico la transferencia de la base de datos de las dos AFP, es decir, toda la plataforma de la base de datos incluidos los sistemas en operación.
CORRUPCIÓN
Bonadona señaló que en el caso del sistema de reparto era más probable que los administradores se lleven los recursos, lo que denominó la “tragedia de los comunes”.
Sin embargo, en lo que se refiere al sistema de capitalización individual, sostuvo que esto era menos probable que ocurriera, en razón a la función de un ente regulador que estableció ciertas normas como la calificación de riesgo, aunque en Bolivia esa instancia de fiscalización no tiene independencia.
Los recursos que actualmente están en manos de las administradoras de Fondos de Pensiones se situaban a junio pasado en 14.610 millones de dólares.
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