El país necesita inversión privada para reactivar algunos sectores productivos, como el petrolero.
El riesgo país de Bolivia afecta la atracción de nuevas inversiones extranjeras y las ahuyenta porque es una señal negativa del Estado en el exterior y para revertir este hecho el Gobierno debe conseguir un “grado de inversión” con el cambio de su política.
Las medidas de nacionalización, los arbitrajes internacionales en contra de Bolivia, la elevada inflación, además de la inestabilidad política y social, entre otros, son los factores que identifican expertos en la materia que hacen que el país sea visto como muy poco confiable para invertir grandes capitales a largo plazo.
El presidente de la Cámara Americana Boliviana de Comercio (Amcham por sus siglas en ingles), José Luis Contreras, el gerente General del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), Gary Rodríguez y el alcalde de la ciudad de La Paz, por separado reconocieron que Bolivia tiene un alto grado de riesgo país y que esto afecta directamente al desarrollo de la economía nacional.
El riesgo país contempla diferentes variables que hacen a la previsibilidad de una inversión y del ambiente para hacer negocios, lo que incluye además en el incentivo a la producción y al comercio.
Ese parámetro se lo puede medir de diferentes formas, normalmente es con indicadores de percepción como las encuestas mediante las que se determina el grado de riesgo que tiene un país para recibir inyección de capital.
Es la evaluación de condiciones de un país, la misma puede ser a través de variables objetivas y subjetivas. Entre las objetivas se encuentran la situación política, social, la estabilidad económica que se mide con la inflación.
Como resultado de ese análisis salen las variables subjetivas con las que se hacen cálculos de cuál puede ser el comportamiento en lo futuro, ya sea políticos, social o económico.
Por ejemplo en los países de la región según el Gerente General del IBCE, Perú y Brasil son los que han obtenido el “grado de inversión” que los avala ante las grandes inversionistas como los países más seguros para la inyección de capital porque son economías sanas, estables, en constante crecimiento y que son solventes.
En cambio, Bolivia no goza de ese “grado de inversión” por la inestabilidad política y económica que presentan en la actualidad y lo que para el mercado internacional que mide ese parámetro es un indicador mediante el cual decide si ese país es apto o no para las inversiones.
Cuando el nivel de riesgo país aumenta ese país se torna atractivo para los capitales especulativos pero no para los capitales de inversión de largo plazo, afirmó Rodríguez y explicó que los capitales especulativos o golondrina son aquellos que tienen altos grados de interés porque se invierten en países con alto riesgo.
En cambio en los países que no presentan alto riesgo, que son estables y que ofrecen garantía para sus inversiones la situación es diferente.
En ese sentido, lo que tiene que hacer el Gobierno según la Amcham y el IBCE es generar un clima adecuado para captar nuevas inversiones extranjeras a largo plazo.
Un sector que espera capitales fuertes es el petrolero que en los últimos años sólo invirtió lo necesario para cumplir con los contratos de venta de gas, en el exterior y en el local, pero todavía no inyectó capitales para el desarrollo de reservas o el descubrimiento de nuevos campos.
Pero esa situación se debe a la incertidumbre política que vive el país desde el 2000, por los constantes conflictos sociales y cambios de gobiernos. Y a esto se suma las modificaciones de los contratos y las nuevas imposiciones tributarias para el sector.
El riesgo país de Bolivia afecta la atracción de nuevas inversiones extranjeras y las ahuyenta porque es una señal negativa del Estado en el exterior y para revertir este hecho el Gobierno debe conseguir un “grado de inversión” con el cambio de su política.
Las medidas de nacionalización, los arbitrajes internacionales en contra de Bolivia, la elevada inflación, además de la inestabilidad política y social, entre otros, son los factores que identifican expertos en la materia que hacen que el país sea visto como muy poco confiable para invertir grandes capitales a largo plazo.
El presidente de la Cámara Americana Boliviana de Comercio (Amcham por sus siglas en ingles), José Luis Contreras, el gerente General del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), Gary Rodríguez y el alcalde de la ciudad de La Paz, por separado reconocieron que Bolivia tiene un alto grado de riesgo país y que esto afecta directamente al desarrollo de la economía nacional.
El riesgo país contempla diferentes variables que hacen a la previsibilidad de una inversión y del ambiente para hacer negocios, lo que incluye además en el incentivo a la producción y al comercio.
Ese parámetro se lo puede medir de diferentes formas, normalmente es con indicadores de percepción como las encuestas mediante las que se determina el grado de riesgo que tiene un país para recibir inyección de capital.
Es la evaluación de condiciones de un país, la misma puede ser a través de variables objetivas y subjetivas. Entre las objetivas se encuentran la situación política, social, la estabilidad económica que se mide con la inflación.
Como resultado de ese análisis salen las variables subjetivas con las que se hacen cálculos de cuál puede ser el comportamiento en lo futuro, ya sea políticos, social o económico.
Por ejemplo en los países de la región según el Gerente General del IBCE, Perú y Brasil son los que han obtenido el “grado de inversión” que los avala ante las grandes inversionistas como los países más seguros para la inyección de capital porque son economías sanas, estables, en constante crecimiento y que son solventes.
En cambio, Bolivia no goza de ese “grado de inversión” por la inestabilidad política y económica que presentan en la actualidad y lo que para el mercado internacional que mide ese parámetro es un indicador mediante el cual decide si ese país es apto o no para las inversiones.
Cuando el nivel de riesgo país aumenta ese país se torna atractivo para los capitales especulativos pero no para los capitales de inversión de largo plazo, afirmó Rodríguez y explicó que los capitales especulativos o golondrina son aquellos que tienen altos grados de interés porque se invierten en países con alto riesgo.
En cambio en los países que no presentan alto riesgo, que son estables y que ofrecen garantía para sus inversiones la situación es diferente.
En ese sentido, lo que tiene que hacer el Gobierno según la Amcham y el IBCE es generar un clima adecuado para captar nuevas inversiones extranjeras a largo plazo.
Un sector que espera capitales fuertes es el petrolero que en los últimos años sólo invirtió lo necesario para cumplir con los contratos de venta de gas, en el exterior y en el local, pero todavía no inyectó capitales para el desarrollo de reservas o el descubrimiento de nuevos campos.
Pero esa situación se debe a la incertidumbre política que vive el país desde el 2000, por los constantes conflictos sociales y cambios de gobiernos. Y a esto se suma las modificaciones de los contratos y las nuevas imposiciones tributarias para el sector.
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