16 septiembre 2009

Dos empresas captan dinero del público de forma irregular


Dos empresas captan dinero del público sin control de la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (Asfi). Ambas ofrecen intereses mensuales que varían entre el 9 y el 20 por ciento y la segunda se maneja bajo la forma de “donativos”.

Interexporbol S.R.L. se presenta como una “comercializadora”, que no desarrolla labores de intermediación financiera, por lo que, según el asesor comercial de la empresa, Jorge Enrique Guerrero, no corresponde que sus actividades sean supervisadas por la Asfi.

Sin embargo, esta empresa opera bajo un Número de Identificación Tributaria (NIT) y ofrece rentabilidad variable entre el 9 y el 20 por ciento mensual.

La Prensa buscó ayer insistentemente un pronunciamiento de la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero, pero no fue posible obtenerlo.

Un vocero de la reguladora explicó que las autoridades responsables del área se encontraban ayer muy ocupadas pero que en el curso de las siguientes horas se recibirá una respuesta.

En el pasaje Sáenz, entre las calles Comercio y Jenaro Sanjinés, donde hasta hace unos diez años funcionó el cine Princesa, se encuentran las oficinas de Interexporbol, que no figura en el directorio de Fundempresa.

Las oficinas 4 y 5 del edificio Sáenz son elegantes, pulcras y ordenadas. Un televisor LCD de 33 pulgadas se destaca claramente en los ambientes.

Se observa también una fotografía de la Bolsa de Valores de Londres y cuatro relojes, que marcan las horas de Tokio, Londres, Nueva York (donde funcionan los centros bursátiles más importantes del mundo) y La Paz.

Cuando se consulta a Guerrero cuál es el origen de tan importante utilidad, asegura que esta firma está asociada con la empresa suiza Eurobusiness.

Una revisión en internet permitió comprobar que ese nombre es empleado por diversas empresas europeas destinadas a rubros tan disímiles como la venta de automóviles, el envío de paquetes y carga o el análisis periodístico económico.

Guerrero afirmó que esa empresa vende granos y cereales a Venezuela, insumos para la elaboración de pan.

Caracas paga esos envíos con los llamados “dólares Cadivi”, expresión que aparece escrita en una pizarra acrílica.

Cadivi es la Comisión de Administración de Divisas del Gobierno venezolano, que controla la compra y venta de dólares en Venezuela. En el mercado paralelo, por cada unidad de la moneda estadounidense se pagan 6,71 bolívares fuertes, pero este organismo los cotiza a 2,15.

Venezuela provee químicos a la nación transalpina. La sociedad entre Interexporbol y Eurobusiness permite gozar de un 15 por ciento de la divisa estadounidense libre de impuestos.

Dice que ese monto fue traído a Bolivia para abonar los intereses de los inversionistas.

Guerrero asegura que cualquier persona puede depositar entre 200 bolivianos y 10.000 dólares. Si el dinero es depositado por un mes, el interés es del 9 por ciento, pero por tratarse de una primera oportunidad, la empresa paga 10 por ciento por única oportunidad.

Si el capital es aportado a 60 días el interés es del 15 por ciento mensual, y si se lo entrega por 90 días, la ganancia alcanza al 20 por ciento.

Otra línea de actividad es la importación de electrodomésticos, equipos electrónicos y ropa de Panamá, que pueden ser pagados con los intereses que corresponden a los clientes.

Un tercer plan es el de la construcción de viviendas multifamiliares construidas con materiales traídos del exterior, cuyo costo es menor que el del mercado nacional.

En la página de internet, esta firma ofrece asesoramiento de negocios en las áreas de inversiones en bolsas de valores, agropecuarias, mercado bursátil, negocios con hidrocarburos, alta minería en diamantes y oro, y manejo de dólares y euros.

Hay dos mecanismos de garantía que respaldan estas operaciones: unos terrenos que supuestamente posee la empresa en Santa Cruz y la firma de letras de cambio para respaldar el pago de utilidades.

Donativos y aportes

En la oficina 903 del noveno piso del edificio Shopping Norte funciona una institución que, según Juan José Cruz, agrupa y coordina a las personas que se acercan para participar en el negocio.

En realidad se trata de una organización que busca interesados en hacer donativos, en una primera oportunidad, de 25 dólares para recibir en el plazo de un mes 225.

Las condiciones son pagar 15 dólares por concepto de gastos operativos y referir a dos personas más.

“Es una especie de pasanaku, en la que nosotros garantizamos la seriedad de las operaciones, mediante un sistema informático. Las personas hacen los intercambios en sus casas”.

Cruz aseguró que tampoco en este caso se hace intermediación financiera. Los clientes entregan 25 dólares a los beneficiarios sin que la entidad intervenga en el manejo del dinero.

En el momento de hacer los pagos y en el de recibirlos, los participantes en la ronda firman documentos que acreditan que hacen y reciben “donativos”.

Las “donaciones” no son susceptibles de tributación ni son controladas por la Asfi.

El participante puede hacer una segunda entrega de 50 dólares para recibir en el término de un mes 550 dólares, siempre y cuando abone los 15 dólares de operación y refiera a otros dos individuos al sistema.

La transacción puede hacerse por tercera oportunidad con un desembolso de 100 dólares y una utilidad de 1.100 y una última oportunidad con 200 dólares y una donación de 2.200. En ambos casos debe pagarse los 15 dólares y llevar a otros dos interesados en terciar en la transacción económica.

“Lo que hacemos es colaborar con los interesados, los organizamos y después los agrupamos. Les explicamos cómo es el sistema. Nos limitamos a eso”.

A diferencia del anterior caso, en éste los ambientes no son elegantes. En la recepción hay un escritorio y diez sillas y en la oficina principal, otro escritorio y otras sillas.

En ambos ambientes, los interesados reciben explicaciones de cómo se desarrollan las actividades.

Ayer entre las 14.30 y las 17.30 pasaron cinco personas de diferentes estratos socioeconómicos para averiguar las condiciones y otras dos llamaron por teléfono para averiguar las condiciones y detalles de las operaciones, pero en todos los casos las respuestas fueron las mismas.

Ibis, la secretaria, responde a todos que los informes se dan desde las 19.00.

Los casos no se investigan

La división de Delitos Económicos y Financieros de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC) de La Paz no investiga las operaciones emprendidas por ambas empresas.

El jefe de esta unidad de la FELCC, teniente coronel Adolfo Cárdenas, explicó que, mientras no se reciba una denuncia, ningún organismo policial puede comenzar una investigación a menos que ocurra una situación extrema y compleja.

El 2 de diciembre del año pasado, mediante un comunicado, la entonces Superintendencia de Bancos y Entidades Financieras advirtió a la población del peligro de las estafas piramidales.

El documento dio cuenta de que “se advierte al público no dejarse engañar por supuestos programas, que bajo el supuesto de donativos o regalos, le hacen depositar su dinero a favor de un desconocido e invitar a sus familiares o amigos a participar del mismo, pues se tratan de estafas hábilmente diseñadas para captar dinero del público”.

Los casos recientes de las financieras Roghel Bolivia, LV Pharma y Orion, que fueron intervenidas por la ex Superintendencia, derivaron en la protesta de miles de afectados por las calles de las principales ciudades de todo el país.

Altos intereses y la oportunidad de ganar dinero fácilmente son una atracción a la que muy pocos escapan. Es la fórmula de otros para ganar.

Estafas históricas en Bolivia

Captar dinero del público no es un negocio nuevo en Bolivia. En 1987, la comercial Colón cerró sus operaciones. Su propietario fue detenido y llevado al penal de San Pedro. La comercial Lavalle cayó poco después. Una familiar cercana a un prominente dirigente político fue recluida en la cárcel de mujeres de Obrajes.

El caso más impresionante fue el de la Financiera de Servicios Integrales y Servicios Arévalo (FINSA), que en 1990 quebró y dejó a miles —nunca se sabrá con exactitud cuántas— en la ruina. Los hermanos orureños Nelson, Carlos y Eddy Arévalo fueron encarcelados. Nelson, el mayor, se dio el gusto de protagonizar una película, pero el 30 de septiembre de 1991 su cadáver fue encontrado en el asiento trasero de su jeep Suzuki, estacionado en la plaza Constitución de Cochabamba. Tenia signos de haber sido esposado. Una bala disparada a quemarropa le había entrado por la oreja derecha y le destrozó el cráneo.

Carlos y Eddy Arévalo fueron encarcelados y recuperaron su libertad en noviembre de 1999, pero nunca se supo a dónde fueron a parar los 56 millones de dólares que, se presume, recaudaron los Arévalo, hoy convertidos a un grupo evangélico.

Cochabamba fue el centro principal de las operaciones de estas empresas, las financieras Multiactiva y Orcobol.

El 25 de enero, la aún Superintendencia de Bancos intervino Roghel Bolivia, cuyo propietario, Windsor Goitia Chappy, permanece bajo arresto domiciliario, y el 25 de septiembre del año pasado hizo lo propio con LV Pharma Bolivia y su gerente propietario fue detenido preventivamente.

Otra empresa intervenida fue Orion. La Asfi calcula que los estafados suman unas 20.000 personas.

Detalles

El mecanismo de publicitar la actividad de las financieras es la comunicación interpersonal.

Estas organizaciones actúan al margen de la ley, por lo que no pueden publicitar su labor.

Algunas de estas compañías tienen otro rubro de actividades, como LV Pharma.

Esa corporación aseguraba que trabajaba por el progreso y el desarrollo de Bolivia.

En su desaparecida página de internet aseguraba que lo haría a través de sus ventas.

Al consultar el sitio de marras se ve que vendía laxantes y edulcorantes naturales.

Las tres últimas financieras intervenidas fueron Roghel Bolivia, LV Pharma y Orion.

Windsor Goitia, propietario de Roghel, tenía una cuenta bancaria por 1,1 millones de dólares.

Pese a la clausura, las operaciones de LV Pharma continuaron una semana después.

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