Fitch Ratings, una de las calificadoras de riesgo más importantes del sistema financiero mundial, cambió la evaluación del riesgo soberano de la deuda en moneda local y extranjera de Bolivia de “B-” a “B”, confirmando que ha mejorado la confiabilidad del país a nivel internacional.
El informe de Fitch Ratings establece que estas acciones de calificación reflejan la sostenida estabilidad macroeconómica que ha logrado el país en el contexto de un escenario de turbulencia política y social y un ambiente externo desfavorable.
Indica que el alivio de la deuda externa del país (otorgado dentro del marco de las iniciativas HIPC y MDRI), la acumulación de reservas internacionales y la abundancia de recursos naturales también apoyan la calidad crediticia del soberano.
“Aunque el surgimiento de nuevas presiones políticas previo a las elecciones generales de diciembre del 2009 podría combinarse con el deteriorado ambiente económico, llevando a un nuevo brote de desorden civil, no se espera que este escenario afecte la estabilidad macroeconómica”, señala el director asociado del equipo soberano de Fitch Ratings, Casey Reckman.
El informe indica que, hasta cierto punto, las tensiones políticas se han relajado, después de que el impasse relacionado con el borrador de la Constitución terminara con su aprobación en el referéndum de enero del 2009.
Asimismo, añade la calificadora de riesgo, “es posible que los mayores gastos públicos discrecionales y las transferencias de efectivo condicionadas sigan mitigando las presiones sociales que surgen de la desaceleración económica y la baja en los envíos de dinero desde el extranjero”.
Bolivia ha debido enfrentar la baja en los precios de los commodities (minerales, gas), la contracción en los volúmenes de exportaciones y la baja en los envíos de dinero de trabajadores residentes en el exterior como resultado de la crisis económica global. Fitch espera que el crecimiento del PIB real se desacelere hasta un 1,6% en esta gestión.
El informe de Fitch Ratings establece que estas acciones de calificación reflejan la sostenida estabilidad macroeconómica que ha logrado el país en el contexto de un escenario de turbulencia política y social y un ambiente externo desfavorable.
Indica que el alivio de la deuda externa del país (otorgado dentro del marco de las iniciativas HIPC y MDRI), la acumulación de reservas internacionales y la abundancia de recursos naturales también apoyan la calidad crediticia del soberano.
“Aunque el surgimiento de nuevas presiones políticas previo a las elecciones generales de diciembre del 2009 podría combinarse con el deteriorado ambiente económico, llevando a un nuevo brote de desorden civil, no se espera que este escenario afecte la estabilidad macroeconómica”, señala el director asociado del equipo soberano de Fitch Ratings, Casey Reckman.
El informe indica que, hasta cierto punto, las tensiones políticas se han relajado, después de que el impasse relacionado con el borrador de la Constitución terminara con su aprobación en el referéndum de enero del 2009.
Asimismo, añade la calificadora de riesgo, “es posible que los mayores gastos públicos discrecionales y las transferencias de efectivo condicionadas sigan mitigando las presiones sociales que surgen de la desaceleración económica y la baja en los envíos de dinero desde el extranjero”.
Bolivia ha debido enfrentar la baja en los precios de los commodities (minerales, gas), la contracción en los volúmenes de exportaciones y la baja en los envíos de dinero de trabajadores residentes en el exterior como resultado de la crisis económica global. Fitch espera que el crecimiento del PIB real se desacelere hasta un 1,6% en esta gestión.
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