En el contexto macroeconómico la economía nacional es positiva, pero se hace necesario “un golpe de timón” de las políticas públicas para fortalecer la actividad productiva, porque ésta genera efectos multiplicadores y empleo, por lo que debe orientarse hacia la búsqueda de mejores mercados externos y negociar acuerdos comerciales, afirman desde el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE).
El pasado miércoles, el ministro de Economía y Finanzas Públicas, Luis Arce Catacora, señaló que el crecimiento económico de 5 por ciento que Bolivia registrará este año se debe a las políticas redistributivas del ingreso que incrementaron el poder adquisitivo de la población y la demanda interna, y calificó como el “principal motor de la economía nacional” a la demanda interna y no las exportaciones.
Sin embargo, el gerente general del IBCE, Gary Rodríguez, puntualiza que “las exportaciones han sido quienes más ayudaron durante todos estos años a que el PIB boliviano crezca, así como a financiar los bonos del gobierno, y a la propia expansión de la capacidad del gasto público. El gobierno tiene más capacidad de gasto, porque se exporta cada vez más”.
“Si las exportaciones subieron fue gracias a que hubo ‘mercados’ dónde vender la producción (que) excedió la capacidad de absorción del mercado interno. De donde se deduce que crecemos más, porque exportamos más, porque hay quienes nos compran lo que producimos en exceso”, afirma Rodríguez.
De la misma manera, señala que “al crecimiento de las ventas externas contribuyó el ‘efecto-precio’ –como nunca antes— principalmente en los minerales e hidrocarburos, y no por una expansión del quantum; de hecho, las Exportaciones No Tradicionales (agropecuarias, forestales, agroindustriales, manufactureras y artesanales) vienen cayendo tanto en valor como en volumen, algo sobre lo cual tiene una incidencia directa las políticas públicas (prohibiciones, cupos, autorizaciones previas, etc.)”.
Para el Gerente del IBCE, “crecer está bien, pero como lo viene haciendo Bolivia debería llamar a la reflexión, por la ‘reprimarización’ de las exportaciones: más de un 80 por ciento tiene que ver con recursos extractivos y no renovables, tornando extremadamente vulnerable a la economía ante shocks externos por bajas en los precios”.
En ese contexto, observa que a futuro el Gobierno central debería incidir con mayor énfasis “en las políticas públicas a favor de las actividades productivas generadoras de altos efectos multiplicadores y empleo. Es necesario”.
Además, “orientarse hacia los mejores mercados (EEUU, Unión Europea, BRIC’s) y negociar acuerdos comerciales para ampliar las oportunidades de venta, resulta inexcusable a estas alturas. Revisar las políticas de restricción a las exportaciones de alimentos y desideologizar las relaciones externas sería una buena señal”.
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