El Índice de Precios al Consumidor (IPC), realizado por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), no toma en cuenta la calidad de los servicios a los que acceden a los usuarios y que –de alguna manera— explican el porqué de un índice de inflación “tan bajo” para un mes altamente inflacionario como diciembre, particularmente en el tema de los alimentos.
La observación corresponde a Juan Carlos Núñez, de la Fundación Jubileo, quien expone dos ejemplos diarios a los que se ve sometida la población en su accionar y que se refiere a la calidad del transporte y del pan casero o de “batalla”.
Para Núñez, “llama la atención que la inflación haya sido la más baja en el mes de diciembre en alimentos, que normalmente tiene una tendencia inflacionaria muy fuerte en este mes de fin de año ¿No?”. Sin embargo, recordó que el Gobierno a inicios de año empezó con el cálculo de más del 4% de proyección y luego se estacionó en 7%, y prácticamente sus proyecciones se cumplieron.
El informe del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) señala que el precio del tomate, el alquiler de la vivienda, el almuerzo y el servicio de transporte interprovincial y taxis fueron los factores que registraron una mayor incidencia positiva en diciembre. En contra partida, el precio de la carne de pollo, la papa y la zanahoria registraron incidencia negativa en el IPC.
Para Núñez, en el caso del transporte, da cuenta que en el servicio público que prestan los minibuses subieron los impuestos, los insumos como las llantas y otros, pero el precio del minibús no ha subido, sin embargo, se constata a diario que “la calidad ha bajado”.
“Porque a uno lo dejan en la Pérez y hay que volver a tomar otro minibús para llegar a destino. Es decir este pasajero paga 1,50 bolivianos para llegar a la Pérez y desde allí otros 1,50 para su destino”.
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