La Superintendencia de Bancos aseguró ayer que la estafa piramidal en la que supuestamente incurrió la empresa Roghel asciende a 30 millones de dólares, es decir, el doble de lo que en un inicio se calculó.
En un comunicado, la entidad expresó su preocupación por la demora en el proceso de recuperación de los ahorros de los clientes de la firma.
“La investigación y el proceso judicial deben acelerarse para evitar que más de 10 mil familias bolivianas queden atrapadas en una evidente estafa piramidal de aproximadamente 30 millones de dólares y, de esta manera, cese la estafa y sus dineros les sean devueltos”.
En enero de este año, la reguladora intervino las oficinas de la compañía porque detectó que incurrió en intermediación financiera cuando no estaba habilitada para eso. Recibía recursos de la gente con el compromiso de entregar un interés mensual del 10 por ciento. La Superintendencia aseguró que ni siquiera las compañías más rentables, como las bancarias, pueden cumplir esas ofertas.
El dueño de Roghel, Windsor Goitia, cumple una reclusión domiciliaria y la Fiscalía indaga el caso para recuperar el dinero.
“Luego de cerca de 90 días del proceso iniciado por el Ministerio Público —señala el comunicado— no hay resultados visibles, lo que da lugar a que los afectados reclamen desesperadamente la devolución de sus dineros con acciones extremas como de uno que se crucificó al amanecer del jueves 17 de abril, frente a la casa en la que reside Goitia en calidad de arresto domiciliario en La Paz”.
En un comunicado, la entidad expresó su preocupación por la demora en el proceso de recuperación de los ahorros de los clientes de la firma.
“La investigación y el proceso judicial deben acelerarse para evitar que más de 10 mil familias bolivianas queden atrapadas en una evidente estafa piramidal de aproximadamente 30 millones de dólares y, de esta manera, cese la estafa y sus dineros les sean devueltos”.
En enero de este año, la reguladora intervino las oficinas de la compañía porque detectó que incurrió en intermediación financiera cuando no estaba habilitada para eso. Recibía recursos de la gente con el compromiso de entregar un interés mensual del 10 por ciento. La Superintendencia aseguró que ni siquiera las compañías más rentables, como las bancarias, pueden cumplir esas ofertas.
El dueño de Roghel, Windsor Goitia, cumple una reclusión domiciliaria y la Fiscalía indaga el caso para recuperar el dinero.
“Luego de cerca de 90 días del proceso iniciado por el Ministerio Público —señala el comunicado— no hay resultados visibles, lo que da lugar a que los afectados reclamen desesperadamente la devolución de sus dineros con acciones extremas como de uno que se crucificó al amanecer del jueves 17 de abril, frente a la casa en la que reside Goitia en calidad de arresto domiciliario en La Paz”.
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