Las remesas de los emigrantes de América Latina se han convertido en una importante fuente de divisas para sus países de origen y en un atractivo negocio para los gobiernos, empresas y el sistema financiero.
Los países latinoamericanos y del Caribe recibieron 62.300 millones de dólares en remesas durante 2006 y se espera que esa cifra suba a 72.000 millones de dólares este año y a 100.000 millones de dólares en 2010, según el Fondo Multilateral de Inversiones (Fomin), del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
El fenómeno de los envíos de dinero de los emigrantes, que en muchos países de la región tiene un fuerte peso en la economía, será discutido en el Foro Mundial sobre Migración y Desarrollo que se celebrará la próxima semana en Bruselas, con el auspicio de las Naciones Unidas.
La creciente importancia económica y social de las remesas ha aumentado, además, la sensibilidad de muchos gobiernos ante el tema de la emigración, algo que se puede constatar en Ecuador, país que en la Asamblea Constituyente que elegirá en septiembre próximo reservará seis escaños para representantes de sus ciudadanos en el exterior.
Empresas
La “inagotable generosidad” de los emigrantes, como la llama el BID, ha despertado el interés de la banca y de empresas de envío de giros, que se han inventado formas para participar del carrusel que mueven las remesas.
Es el caso del servicio de correos español, que recompensa con un paquete de yerba mate o dulce de leche a quienes envíen dinero a Argentina o Uruguay desde sus oficinas postales.
Para atraer esos recursos, que provienen principalmente de Estados Unidos y de España, los bancos han reducido los costos de las transferencias, agilizado los envíos y diseñado productos y servicios en los que puedan invertirse los dólares y euros de los emigrantes.
En Brasil, el país latinoamericano que más remesas recibe, después de México, el Banco de Brasil y la Caixa Económica Federal, ambos estatales, tienen acuerdos con bancos en el exterior y programas especiales para tramitar los giros de los emigrantes.
Los países latinoamericanos y del Caribe recibieron 62.300 millones de dólares en remesas durante 2006 y se espera que esa cifra suba a 72.000 millones de dólares este año y a 100.000 millones de dólares en 2010, según el Fondo Multilateral de Inversiones (Fomin), del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
El fenómeno de los envíos de dinero de los emigrantes, que en muchos países de la región tiene un fuerte peso en la economía, será discutido en el Foro Mundial sobre Migración y Desarrollo que se celebrará la próxima semana en Bruselas, con el auspicio de las Naciones Unidas.
La creciente importancia económica y social de las remesas ha aumentado, además, la sensibilidad de muchos gobiernos ante el tema de la emigración, algo que se puede constatar en Ecuador, país que en la Asamblea Constituyente que elegirá en septiembre próximo reservará seis escaños para representantes de sus ciudadanos en el exterior.
Empresas
La “inagotable generosidad” de los emigrantes, como la llama el BID, ha despertado el interés de la banca y de empresas de envío de giros, que se han inventado formas para participar del carrusel que mueven las remesas.
Es el caso del servicio de correos español, que recompensa con un paquete de yerba mate o dulce de leche a quienes envíen dinero a Argentina o Uruguay desde sus oficinas postales.
Para atraer esos recursos, que provienen principalmente de Estados Unidos y de España, los bancos han reducido los costos de las transferencias, agilizado los envíos y diseñado productos y servicios en los que puedan invertirse los dólares y euros de los emigrantes.
En Brasil, el país latinoamericano que más remesas recibe, después de México, el Banco de Brasil y la Caixa Económica Federal, ambos estatales, tienen acuerdos con bancos en el exterior y programas especiales para tramitar los giros de los emigrantes.
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