El crecimiento de la economía boliviana se mantiene "fuerte” pero enfrenta riesgos originados en sus crecientes deuda pública y déficit de cuenta corriente, estimó ayer el economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI) para América Latina, Alejandro Werner, y afirmó que el crecimiento en la región "se mantendrá a paso lento durante un iodo prolongado, debido a retos políticos y macroeconómicos en varios países”.
"El comienzo de 2016 ha sido difícil, como lo demuestran los recientes estallidos de volatilidad financiera, consecuencia de la incertidumbre acerca de la desaceleración económica en China, la caída de los precios de las materias primas y las divergentes políticas monetarias aplicadas por las economías avanzadas”, aseguró Werner.
El FMI prevé que Argentina, Venezuela y Ecuador se sumen a Brasil y cierren 2016 también en recesión, arrastrando así a la región a su segundo año consecutivo de crecimiento negativo, estimado en un -0,3 %, según el Informe de Perspectivas Económicas Regionales del organismo.
"En un contexto mundial que, según se proyecta, seguirá débil, prevemos que la región crezca a paso lento durante un periodo prolongado”, dijo Werner en una conferencia de prensa en Washington. Poco antes, en un documento de cinco páginas divulgado por el FMI, Werner había destacado que este escenario de dos años seguidos de recesión ocurre por primera vez "desde la crisis de la deuda de 1982-83, que desencadenó la ‘década perdida’ para la región”.
"La región sigue siendo particularmente vulnerable a una desaceleración mayor que la prevista en China y a nuevas caídas de los precios de las materias primas”, señaló en el documento.
Brasil y Venezuela
Las principales preocupaciones del FMI se concentran fundamentalmente en dos economías sudamericanas: Brasil, un gigante que cerró 2015 en retroceso de 3,8% y caerá 3,5% en 2016, y Venezuela, que sufrió una caída de 10% el año pasado y en 2016 tendrá una recesión que el FMI estimó en 8%.
Estos dos países sufrieron fuerte impacto de escenarios globales: la caída de los precios de las commodities, para Brasil, y el desplome generalizado en los precios del petróleo, para Venezuela. Pero los dos tienen problemas internos que atender.
En el caso de Brasil, Werner dijo que el FMI identificó una combinación de "fragilidades macroeconómicas”, un escándalo que envuelve a empresarios y funcionarios, y problemas de índole típicamente política. Esta mezcla explosiva, añadió Werner, "ha paralizado la inversión y domina las perspectivas económicas”.
"El año 2016 será un momento para que las autoridades de la región actúen con cautela: es necesario permitir que el ajuste continúe y preservar los márgenes de maniobra de política económica. Las perspectivas regionales solo comenzarán a lucir más prometedoras cuando los desafíos internos que sufren las economías se hayan resuelto”, consideró el economista.
El organismo advirtió que la caída de precios afectará el desarrollo
En diciembre de 2015, el FMI había advertido que el desplome externo de los precios de las materias primas puede afectar el desarrollo social del país.
Ratificó que el crecimiento económico se desacelerará a una tasa de 3,5% en 2016.
Este año, el organismo internacional prevé que el Producto Interno Bruto (PIB) cerrará con una expansión de 4,1%, que es uno de los más altos en la región.
"Bolivia tiene una alta dependencia de las materias primas, tanto en términos de la cuenta fiscal como de la cuenta externa. El reciente colapso de los precios de las materias primas plantea importantes desafíos en adaptar las políticas económicas para lograr los objetivos establecidos en la Agenda Patriótica 2025”, señaló el FMI en el marco de la revisión anual de la economía boliviana, conocida como la Consulta del Artículo IV.
El Fondo destacó que el país registró en la última década un gran desempeño macroeconómico y una fuerte reducción de la pobreza, "facilitados por una gestión macroeconómica prudente durante el auge de precios de las materias primas. Las tasas de crecimiento estuvieron entre las más altas de la región y la inflación se mantuvo baja”.
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