07 diciembre 2015

Emisión de acciones en la Bolsa, la alternativa de financiamiento

Un mecanismo de financiamiento poco frecuente en nuestro medio es la emisión de acciones. Si se observa la composición de los portafolios de los fondos de inversión y de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), la proporción de acciones respecto del total del portafolio es ínfima.
En Bolivia, lo habitual es que las acciones se negocien de forma privada; también es muy frecuente que las sociedades anónimas incluyan en sus estatutos cláusulas que limitan el ingreso de nuevos accionistas, otorgando derecho preferente a los accionistas fundadores para la suscripción de nuevas emisiones de acciones, en proporción a sus aportes.
Una de las principales razones por las que las empresas no se abren al público es por el temor de los accionistas originales de perder el control de su empresa. Si bien el riesgo es real, éste puede suprimirse en gran medida mediante la emisión de series de acciones con diferentes privilegios. Por ejemplo, las acciones preferentes (o preferidas) tienen derecho a voz, pero no a voto en las asambleas de los accionistas, por lo que los tenedores de estas acciones no toman ninguna determinación, y de ninguna forma pueden hacerse con el control de la sociedad.
Una razón adicional por la que el temor a perder el control es infundado es que en una oferta pública de acciones éstas pueden ser adquiridas por un gran número de individuos, atomizándose el capital de la empresa y permitiéndole a los accionistas originales controlar la empresa a pesar de diluirse su participación, incluso por debajo del 50% del paquete accionario.
Un impedimento real es la informalidad y la falta de transparencia. Las empresas pueden acceder al mercado de capitales sólo cuando están institucionalizadas y tienen un buen gobierno corporativo, sean medianas o grandes.
Realizar una oferta pública de acciones genera un efecto positivo sobre el potencial de crecimiento de la empresa, no sólo por los recursos a obtener por parte de los nuevos accionistas para el financiamiento de diversos proyectos, sino por el balance en la estructura financiera de la compañía que se genera a partir de dicha capitalización.
Asimismo, al listarse en la Bolsa, la compañía les permite a sus inversionistas acceder a un mercado dinámico y regulado para negociar sus propias acciones. Adicionalmente, una mayor liquidez en el mercado de valores puede conllevar a una mejor valoración para las acciones frente a la que se puede alcanzar en transacciones privadas.
Ventajas
Entre las ventajas de emitir acciones en la Bolsa está el hecho de que es una manera de financiar proyectos productivos sin aumentar el endeudamiento; además, se mejora la imagen de la empresa ante los inversionistas porque una vez que se emitan acciones, la empresa debe presentar información periódica al mercado.
Asimismo, mejora la imagen ante el mercado porque la empresa debe adecuarse a los principios de buen gobierno corporativo (especialmente si se trata de PyME).
Por otro lado, al cotizarse las acciones en la Bolsa, la empresa puede valorizarse debido a las expectativas optimistas del mercado. Aunque también puede ocurrir lo contrario si la empresa atraviesa por dificultades.
Eventualmente, se pueden usar las acciones como moneda de cambio para adquirir otra empresa. También el ser transparente y tener actividades dinámicas en Bolsa, baja el costo de la deuda.
Finalmente, volverse empresa que cotiza en bolsa otorga más confianza al sector bancario, el costo financiero baja, las operaciones de crédito se hacen más ágiles y las capacidades de la institución para crecer mejoran.
El caso de las PyME
El panorama para que una PyME emita acciones en Bolsa es un poco diferente al de las grandes empresas, pues es necesario incurrir en algunos costos de estructuración, calificación de riesgo y otros gastos para ordenarse antes de salir al mercado.
Como experiencia en el mercado de valores nacional, se pueden citar muy pocos casos de emisiones de acciones; las razones ya fueron expuestas. Sin embargo, no dejan de ser casos exitosos que marcaron un hito en nuestro medio.
En marzo de 2011, el Banco Nacional de Bolivia (BNB) hizo una oferta pública de tres millones de acciones ordinarias con un valor nominal de 10 bolivianos cada una. El precio de venta mínimo ofertado de cada acción fue de 15 bolivianos.
Debido a la demanda originada por la venta de estas acciones, los inversionistas estuvieron dispuestos a pagar más por obtener ese valor, llegando a 16 bolivianos por acción. Las acciones del BNB tuvieron una venta exitosa en la Bolsa Boliviana de Valores: todas las acciones ofertadas tuvieron compradores y el BNB se financió con el equivalente a 48,4 millones de bolivianos. El destino de estos recursos fue el otorgamiento de créditos para incrementar su participación en el mercado y mejorar los indicadores de rentabilidad y solvencia.
En octubre del mismo año, el Banco Ganadero hizo una oferta pública de 140 mil acciones ordinarias con un valor nominal de 100 bolivianos cada una. El precio de venta mínimo ofertado fue de 155 bolivianos por cada acción.
En vista de que los precios que se determinan en la Bolsa son de mercado, los inversionistas estuvieron dispuestos a pagar 159, 165 y 175 bolivianos por cada acción del Banco Ganadero. La venta de las acciones fue exitosa y el banco llegó a obtener un financiamiento de 35,3 millones de bolivianos.
Los recursos obtenidos con la venta de las acciones fueron destinados al giro normal de las actividades de la sociedad, sobre todo al otorgamiento de créditos, con el objetivo de incrementar su participación de mercado, y también de mejorar los indicadores de rentabilidad y solvencia de la entidad financiera.
En ambos casos, tanto en la venta de las acciones del BNB, como del Banco Ganadero, el público interesado pudo participar de estas ofertas públicas a través de sus respectivas agencias de Bolsa, presentando propuestas de compra de las acciones de dichas instituciones.
La transferencia se realizó bajo el marco institucional de la Bolsa Boliviana de Valores SA, expresado a través de un mercado centralizado, regulado, formal y transparente.

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