En nuestra nota de primera página nos referimos con detalle a este problema de la caída porcentual de la Inversión Extranjera Directa Neta (IEDN) afectando de manera especial a los rubros que tienen que ver con el apoyo, indirecto, a la producción y venta de nuestras principales materias primas, las no renovables y que son el sostén de nuestra economía, el gas entre los hidrocarburos y los recursos mineralógicos.
Según los datos del ente emisor, el Banco Central de Bolivia (BCB) la IEDN bajó en una proporción del 26 por ciento en la pasada gestión lo que significó una captación de sólo $us 410 millones en comparación con lo que se percibió el 2015 que sumó $us 554,6 millones, representando una reducción de $us 144,3 millones.
La IEDN en lo que corresponde específicamente a nuestras materias primas afectó a los hidrocarburos en un porcentaje del 44,8 por ciento, y a los minerales en un 77,2 por ciento, por tanto el mayor impacto de la falta de esos recursos soportó nuestra actividad minera que dejó de percibir algo así como $us 41 millones.
Si se toman en cuenta los números y la proporción de lo que realmente se necesita en materia financiera minera, dejar de percibir más de $us 40 millones, necesariamente tiene un impacto lamentable, pues hay que considerar que cualquier factor de orden negativo en movimiento de recursos económicos para la minería, posterga la realización de algunos proyectos que se mantendrán estáticos, por la falta de un apoyo económico extra que tendría que sustituirse con planes de contingencia activados en las reservas del ente emisor, para evitar una parálisis parcial del elemento productivo minero que recientemente, alcanzó notoriedad en sus volúmenes de ventas a los mercados externos.
Este rubro de la inversión extranjera tiene una serie de factores que influyen en las economías, especialmente de países dependientes de sus materias primas, como es el caso nuestro, sujeto a las variables de las grandes contingencias que se producen en las naciones de alta competencia industrial y que regulan con mayor o menos producción el movimiento del resto de países que esperan oportunidades para revitalizar sus presupuestos eso significa que en adelante habrá un menor flujo de inversiones en toda la región.
Mientras sigamos siendo dependientes, no podemos ir contra la corriente y ese fenómeno que tiene que ver con nuestra producción de materias primas y su comercialización, debe merecer un tratamiento especial para la creación de políticas de emergencia que eviten posibles desfases en los planes de rendimiento productivo, caso del gas, pero en la misma expectativa el rubro de los minerales, que merece un trato especial, para que pueda cumplirse el arribo necesario a la meta de la reactivación sectorial. La minería es cuestión de recursos, tecnología y tiempo.
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