El Producto Interno Bruto (PIB) baja debido a la menor cotización de los precios internacionales de los comoditties, y Bolivia no deja su pasado de ser un país extractivista y exportador de materias primas. Los cambios de valores en los mercados mundiales afectan a la economía nacional. Dos economistas coinciden en que las autoridades niegan la desaceleración de la economía en base a los productos no transables, que tiene sus consecuencias a futuro.
A pesar de ello, el analista económico José Gabriel Espinoza opina que el crecimiento del PIB no debe ser la única meta de la política económica.
La semana pasada, el Ministerio de Economía ha negado la desaceleración económica que registra el país y para ello argumenta que son solo los sectores afectados por la demanda externa los que no crecen (donde incluyen también a las manufacturas no tradicionales), mientras que los sectores que crecen son aquellos relacionados al mercado interno reflexiona Espinoza.
Entretanto, el analista económico y docente de la Universidad Técnica de Oruro, Ernesto Bernal, señala que el Gobierno está queriendo forzar, que no hay desaceleración, porque algunos sectores siguen creciendo igual, pero en conjunto el crecimiento del PIB ha bajado por la disminución de los precios internacionales de los commodities.
“Y justamente se refieren a los no transables”, dice Bernal a tiempo de indicar que los que generan divisas son los minerales y el gas.
Entretanto, Espinoza en su artículo de desaceleración, indica que el Gobierno llama "generadores de empleo" a los sectores que crecen, pero en general, los economistas, los denominan “sector no transable”. “Una definición de los sectores no transables dice que son aquellos que producen bienes y servicios que solo pueden consumirse en la economía en que se producen; en otras palabras: no pueden importarse ni exportarse”, explica.
En ese contexto, al no exportar productos, la economía nacional no genera divisas y por lo tanto las Reservas Internacionales no se recuperan en su totalidad y más bien el Gobierno apunta al endeudamiento para impulsar otros sectores económicos.
“Efectivamente, las Reservas están bajando, la deuda y el déficit fiscal crecen”, sostiene Bernal a tiempo de señalar que seguimos siendo un país extractivista y rentista, debido a que no se modificó la matriz productiva.
IMPLICANCIAS
Asimismo, Espinoza señala que los no transables tienen por detrás varias implicaciones importantes para un país: la primera de ellas es que su presencia afecta a todas las demás características de la economía, desde la determinación de los precios hasta la propia estructura de la producción. “Es decir que si vamos a centrar el crecimiento de la economía en estos sectores, estamos asumiendo también los contras que vienen con ellas”.
“Uno de los principales problemas para el caso boliviano, por ejemplo, es que estos sectores están altamente relacionados a la informalidad y en consecuencia a la baja calidad del empleo. La agricultura, el comercio, la construcción y el transporte en general son sectores que emplean mano de obra poco calificada, cuyos ingresos son muy fluctuantes y con casi ningún beneficio social de largo plazo. Por otro lado, el empleo en el sector estatal varía en función de los recursos que capta por rentas e impuestos, por lo que su aporte es variable; mientras que en el caso del sector financiero, aunque ofrece un empleo formal, este representa una parte muy pequeña del total en Bolivia”, reflexiona Espinoza.
En este sentido, tratar de fundamentar el patrón de crecimiento basado en este tipo de sectores puede generar cifras macroeconómicas positivas, pero a un altísimo costo social. Peor aún: a mediano y largo plazo no es sostenible. Es hora de salir del espejismo macroeconómico, agrega.
“El segundo problema relacionado a este imaginario ministerial (me refiero al del crecimiento basado en los no transables) es que sin posibilidades de importaciones o exportaciones netas, cuando los recursos provenientes de los sectores vinculados a la demanda internacional caen, la oferta y la demanda de los bienes y servicios no transables tiende inevitablemente a equilibrarse. En otras palabras, si el desempeño de las manufacturas no tradicionales, gas y minerales cae, los recursos que alimentan la dinámica del mercado interno también caerán”, advierte.
VERSIÓN DEL GOBIERNO
Entretanto, el Gobierno señala que la economía boliviana, a pesar del contexto externo desfavorable, marcado por una menor demanda que afecta a sectores muy específicos y no a la economía en general, ha logrado un crecimiento del 3,3% al primer trimestre de 2017 con respecto a similar período del año pasado.
Sin embargo, se debe destacar enfáticamente que todos los sectores económicos que poseen un mayor vínculo con la demanda interna han presentado un crecimiento positivo entre 4,2% y 8,6%, destacándose los sectores agropecuarios, de construcción, industria de alimentos, el transporte y las comunicaciones, el comercio y los servicios.
Por otra parte, sostiene que como resultado de las políticas económicas que incentivan la redistribución del ingreso, el impulso a la inversión pública y privada en el marco del Modelo Económico Social Comunitario, la demanda interna continúa contribuyendo de manera sustancial al crecimiento; es así que al primer trimestre de 2017, presentó una incidencia positiva de 7,2 puntos porcentuales, situándose por encima de los valores registrados en los tres últimos años.
Por el contrario, la demanda externa incidió negativamente en 3,9 puntos porcentuales producto del contexto externo desfavorable aún vigente.
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