04 mayo 2015

Mercado bursátil $us 9.833 millones en operaciones



La Bolsa Boliviana de Valores es joven, tiene 25 años, si se toma en cuenta que las de otros países tienen una vigencia de siglos. Cuando uno piensa en el trajín imperante en el mercado bursátil, se imagina uno similar al de Wall Street en Nueva York, en Estados Unidos. Una imagen alimentada por los medios de comunicación. Allí, centenares de pantallas muestran las operaciones que se cierran vía comercio electrónico, de lunes a viernes y por varios millones de dólares.

En Bolivia, la escena es diferente. Al menos una decena de personas se aposta cada jornada alrededor del ruedo que se encuentra en las oficinas de la Bolsa, en la calle Montevideo. Es una mesa parecida a una barra, donde las transacciones se realizan y se cierran una tras otra, previo voceo. Pese a las diferencias, este mercado de valores maneja casi el 30% del Producto Interno Bruto (PIB) anual boliviano y 91,4% de sus transacciones se realiza en moneda boliviana: bolivianos o UFV (Unidad de Fomento a la Vivienda), o sea, la “bolivianización” igual está presente en este ámbito.

Una Bolsa de Valores es una entidad que facilita, entre sus clientes, las negociaciones de compraventa de acciones de sociedades o compañías anónimas, bonos públicos y privados, letras, pagarés, cuotas, depósitos a plazo fijo, entre otros “instrumentos”. Los operadores y asesores bolivianos acuden todos los días a ese espacio que tiene sede en La Paz, con sus teléfonos celulares, documentos, calculadoras, portafolios. En las transacciones también intervienen los directores de ruedo, que tienen la misión de velar de que se cumpla la norma.

En este escenario, el 16 de diciembre de 2014 se realizó el mayor negocio de la historia bursátil del país. El operador de la agencia Credibolsa, filial del Banco de Crédito, puso a la venta 1.009.695 acciones de la Sociedad Boliviana de Cemento (Soboce), a un precio de $us 301,7 cada una. Tras vocearse la oferta, el ruedo se paralizó. Según Luis Adolfo Palacios, gerente de Desarrollo e Información de la Bolsa Boliviana de Valores (BBV), porque superó todas las negociaciones hechas hasta la fecha. En 2008, la Transportadora Boliviana de Electricidad (TDE) había vendido acciones por $us 88,2 millones.

El caso Soboce provocó que las operaciones fueran suspendidas por 15 minutos, ya que así lo manda el reglamento del mercado de valores. En ese tiempo de espera, los representantes de las otras agencias intentaron reaccionar y realizaron una serie de llamadas para ver si podían hacer algún ofrecimiento, pero no fue posible porque el precio del paquete accionario era demasiado elevado. Por ello, tras reanudarse el ruedo, solo hubo un interesado, el grupo peruano Holding Cementero SA, que igual es socio de Soboce y compró las acciones. Pagó un monto total de $us 304,6 millones. Todo un récord.

En los intervalos diarios del “tira y afloja” en el mercado bursátil, es común oír a los representantes de las agencias haciendo bromas, unos con otros, pero ese 16 de diciembre ni se hablaron. Los teléfonos funcionaron incesantemente. Es que a la hora de hacer negocios no hay amistad que valga, dice Palacios, porque toca a éstos pelear para realizar una mejor transacción. Con ese fin, incluso suelen haber altercados. No obstante, la compraventa de acciones de la cementera acabó sin novedad.

Y si bien en la comercialización de acciones de Soboce no hubo subasta, no siempre ocurre aquello. Palacios sostiene que en ocasiones la oferta suele ser atractiva, por lo que los operadores pugnan entre ellos para lograr un buen precio. La cementera participa en el mercado de valores boliviano desde 1997 y tiene allí registradas sus acciones desde 2000. Es una de las 38 compañías que tiene inscritas sus acciones por un valor que alcanza a $us 5,192 millones, de acuerdo con los datos hasta 2014.

En la BBV también se negocian instrumentos como bonos, pagarés, valores de titularización, letras del Tesoro y depósitos a plazo fijo. A través de esas transacciones se benefician inversores (personas naturales o jurídicas que tienen sus ahorros) y emisores (empresas e instituciones). Para estos últimos, este espacio es una alternativa de financiamiento al sistema financiero tradicional, explica el gerente general de la Bolsa, Javier Aneiva. Pero, ¿por qué es una opción? Precisa que en este mercado se puede captar dinero a una tasa menor a la que cobra, por ejemplo, un banco. Y hay otras ventajas. El préstamo puede ser a largo plazo, incluso más de diez años, siendo que la banca presta, generalmente, a un máximo de tres o cinco años; los volúmenes que se negocian en el ruedo son mayores: $us 80 millones o $us 200 millones, lo que ninguna entidad financiera puede cubrir por sí sola; además, en el mercado bursátil no se piden garantías.

EMISIONES. “Cuando uno entra a la Bolsa, la garantía es el nombre de la empresa, su imagen, su marca. Cuando se emiten valores uno dice: no estoy poniendo de garantía una casa, un terreno, mi fábrica, estoy poniendo mi nombre (...); yo te pido que me prestes dinero y a cambio te doy un bono en el que digo ‘te juro que te voy a pagar en tantos años, dándote intereses cada cierto tiempo’”.

Así fue como los ejecutivos del ingenio sucroalcoholero Aguaí SA, ubicado en el municipio de Minero, del departamento de Santa Cruz, accedieron a $us 231,7 millones para emplazar una factoría. Fue el mayor préstamo otorgado a través de la BBV a lo largo de sus 25 años de historia. Pero para que una empresa pueda financiarse mediante el mercado bursátil, no solo le basta su nombre, sino que debe presentar estados contables de manera periódica, así como informar de hechos relevantes como la firma de contratos, fusiones con otras firmas, cambio de personal ejecutivo de jerarquía, entre otros. Esa transparencia, señala Aneiva, es lo que permite a cualquier inversionista evaluar el riesgo y minimizarlo.

En el mercado de valores, las compañías o instituciones se prestan de las personas, sean naturales o jurídicas, que tienen ahorros. Esa es la segunda parte de las ventajas de la Bolsa, pues los ahorristas pueden financiar proyectos y lograr que se les pague un porcentaje de interés mayor al de la banca. Por ejemplo, en emisiones a largo plazo, de más de diez años, precisa Aneiva, en la BBV se ofertan tasas de interés de hasta 5% y 6%; mientras que en el sistema financiero, se paga entre 2% y 4%. Si bien las tasas para los ahorros son más bajas y para los créditos, más altas, en este último caso se redujeron con la nueva política del Gobierno de promover los préstamos productivos.

“Eso ha hecho que las tasas bajen (en el sistema financiero) y obviamente eso se convierte en una competencia para el mercado de valores, que para seguir siendo una alternativa tiene que ser más eficiente y ofrecerle a las empresas tasas menores que las establecidas por el Ejecutivo”. A pesar de ello, dice Aneiva, los intereses de los préstamos que se negocian en la BBV son más bajos que en la banca porque la relación es directa entre el inversor y la empresa o entidad.

Una de las beneficiarias son las pequeñas y medianas empresas (pyme), que certifican que en el mercado bursátil lograron financiarse con intereses más bajos. Así lo confirma la representante de la Compañía Americana de Construcciones SRL (Ameco), Patricia Escóbar. Cuando esta firma comenzó a operar en 1987, su capital de arranque era de Bs 64.800, pero actualmente asciende a Bs 27 millones. En 2006, sus ejecutivos decidieron inscribirse en la BBV y un año después hicieron la primera emisión.

Como ésta, al menos cuatro pymes recibieron dinero a través de la Bolsa. Adicionalmente, otras 24 empresas, instituciones públicas y privadas, y entidades financieras accedieron a lo que se denomina el “mercado primario”, que es el escenario al que acuden por primera vez para percibir recursos frescos. La industria gráfica Impresiones Quality también busca financiamiento a través de la Bolsa desde 2009. Su representante, Carolina Arce, certifica que las tasas de interés que consiguieron son más convenientes que las del sistema financiero.

Pero además de las firmas o instituciones, en el mercado de valores se benefician los ahorristas. Los mayores inversionistas son institucionales, es decir, Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), compañías de seguro y Sociedades Administradoras de Fondos de Inversión. Estas últimas captan, aparte de grandes inversores, a otros pequeños. Así, el mercado bursátil es sostenido por inversionistas (personas naturales o jurídicas) y por emisores (empresas grandes, medianas o pequeñas y/o instituciones) que requieren financiamiento. Pero también los intermediarios son importantes, en este caso los agentes de bolsa, quienes son el nexo entre el ofertante y el demandante de recursos, y se encargan de hacer las transacciones de cualquier valor.

Ellos son parte de la Asociación Boliviana de Agentes en Valores, que agrupa igual a las Sociedades Administradoras de Fondos de Inversión (SAFI). La gerente general, Dunia Barrios, explica que además de intermediar la compraventa de valores, las agencias de bolsa brindan asesoramiento financiero y estructuran emisiones.

Que la Bolsa Boliviana de Valores sea una buena opción para inversores, empresas e instituciones, se traduce en que el monto de las operaciones ha ido en aumento. En los mercados primario y secundario (donde se negocia los instrumentos vendidos y comprados anteriormente), el año pasado se negociaron $us 9.833 millones. Ese monto representó cerca de un tercio del Producto Interno Bruto (PIB) 2014, que son los ingresos del país por la producción de bienes y servicios, y ascendió a cerca de $us 32.000 millones. Más todavía. En los últimos diez años, las operaciones en la Bolsa aumentaron siete veces, ya que en 2005 llegaron a $us 1.374 millones (más datos en la infografía de la página 11).

“Es un dato bien importante, pero puede ser más. En otras bolsas se negocian dos o tres veces el PIB de la nación, el movimiento es gigantesco. El 30% que nosotros tenemos es un dato importante; pero en México, por ejemplo, es tres veces lo que produce ese país, en Brasil es igual, o sea la cantidad de rotación de dinero y de valores es gigantesca”, admite Aneiva. El año pasado, el PIB de México fue de $us 1,9 billones y de $us 2,7 billones en Brasil. A pesar de ello, el mercado bursátil boliviano ocupa el puesto siete de un total de 12 entidades similares en la región.

Una característica de las operaciones de la BBV, tanto de emisiones como negociaciones, es que el año pasado el 91,4% de éstas fueron en moneda nacional, bolivianos y Unidades de Fomento a la Vivienda (UFV), y solamente un 8,6% en moneda extranjera, es decir dólares. Ello se debe, según Aneiva, a que el manejo de la unidad estadounidense ha ido cayendo producto de la política de bolivianización (recuperación de la confianza en la moneda nacional), implementada por el Gobierno desde 2006.

MERCADO. A pesar de los avances logrados, la BBV aún tiene una tarea pendiente: el desarrollo del mercado accionario para que esté a la par de economías como la de Argentina, Brasil, Chile, Colombia o Perú. “Nosotros estamos buscando qué es lo que podría ser un golpe maestro para que se desarrolle este mercado”, remarca Aneiva.

Roberto Laserna, analista de la Fundación Milenio, indica que el poco desarrollo del mercado de acciones impide que la Bolsa se expanda más y cree que ello no avanza por la falta de transparencia de las empresas. Armando Álvarez, exgerente de la BBV, coincide en que la debilidad sigue siendo que el 98% de las operaciones son de renta fija (tasas fijas) y solamente el 2% es de renta variable (interés que fluctúa). “Es una tarea pendiente que requiere el cambio de mentalidad de las compañías e inversionistas”.

Para que el mercado de renta variable se desarrolle, las firmas deben decidirse a emitir acciones y buscar financiamiento a través de ese mecanismo, pero además los inversionistas deben animarse a ser accionistas de las empresas, manifiesta Aneiva.

“Las empresas, y en Bolivia en general, estamos acostumbradas a financiarnos a través de la deuda y la primera en la que se piensa es la bancaria, aunque en los últimos años también se han endeudado a través de bonos y pagarés. Pero todavía no piensan en financiarse a través de la venta de acciones; eso también tiene que ver con un tema cultural, es decir, las personas se niegan a compartir su propiedad”.


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