06 junio 2016

Profesionales y microempresarios frente a las normas de tributación



Contribuyentes del Régimen General opinan que quieren descargarse facturas por otros consumos y sin tantas restricciones que por ahora los limitan a ítems relacionados con gastos específicos de su negocio, mientras que los entrevistados registrados en el Régimen Simplificado expresan que estarían dispuestos a emitir facturas si pudieran descargarse presentando otras de sus gastos generales.

“Sólo puedo descargarme de telas, hilos, cintas o botones”, hace notar, por ejemplo, la microempresaria textilera Janeth Puma, quien también quisiera poder presentar facturas por gastos de alimentación, salud y educación.

Todos están seguros que podrían ejercer efectivamente su labor ciudadana de actuar como agentes fiscalizadores al exigir la emisión de facturas por sus consumos, en vez de decir que no les sirve la factura o en su defecto pedir rebaja, fomentando, dicen ellos, la evasión fiscal.

No están bien informados sobre cómo proceder con sus impuestos, razón por la cual confían el pago de los mismos a contadores.

Algunos de los microempresarios están considerando cerrar sus negocios que sienten amenazados por “demasiados impuestos” y por el comercio informal que les parece se encuentra aventajado con relación a sus negocios legalmente establecidos.

Más allá de las quejas respecto al tema impositivo, emprendimientos se ven afectados por el crecimiento del comercio informal y otros aspectos estructurales que hacen al movimiento económico del país.

“No tendría problema de emitir facturas y también descargarme”
Jaime Solíz, Peluquero
Como Presidente de la Asociación de Peluqueros Sucre, fundada el 25 de mayo de 1925, Jaime Solíz, quien trabaja en su peluquería de la calle Estudiantes Nº 38 y está inscrito como contribuyente en el Régimen Simplificado, aclara que los peluqueros estarían de acuerdo con emitir facturas a sus clientes mientras todas las de compra le sirvan para descargo.
Explica que hace dos años querían imponer a su rubro el régimen de facturas pero vieron que a muchos de sus clientes no les servía el documento porque no pueden descargarse para su empresa.
Más bien propone que todas las facturas sirvan para hacer el descargo y afirma que así habría más contribuyentes. “Yo no tendría problema de emitir factura y también descargarme. Creo que los papás y las mamás me van a dar la razón. De nuestra billetera sale para todo, para el médico, para la escuela, para el zapato, para ropa, para alimentación. Cómo van a decir que ciertas facturas sirven y que ciertas facturas no sirven. Yo no estoy de acuerdo”, afirma.
De igual manera comenta a CORREO DEL SUR que ve mucha gente que elude inscribirse en el sistema impositivo y que son clandestinos. Comenta que algunos se mudan de un lugar a otro para que Impuestos Internos no los “pille”.

"Debería permitírsenos el descargo de todas las facturas"
Javier Condori, Abogado
Hace seis años que ejerce como abogado libre. Antes se desempeñó en la función pública y es especialista en materia laboral, sin embargo abarca también las materias civil y penal. Como profesional independiente está en el Régimen General.
Se descarga facturas con material de escritorio y material bibliográfico, aunque pocas veces les emiten facturas por los libros. También le sirven las facturas por la línea telefónica de su celular post pago.
“Es injusto que se nos coarte. Debería permitírsenos el descargo de todas las facturas que podemos acumular mensualmente, sin ningún tipo de restricción”, dice el abogado, quien también quiere que se consideren sus facturas por consumo de gasolina, adquisición de medicamentos y alimentos.
Comenta que ha tomado un contador para que lleve su contabilidad porque cuando él lo hacía cometió errores. “Yo confío bastante en este profesional, le entrego todas mis facturas y él realiza los pagos”, sostiene.
Afirma que tiene cultura tributaria porque conoce de lo importante que es el pago de impuestos, pero así como se le exige quisiera que se le permita presentar facturas a tiempo de hacer cualquier tipo de adquisición.
“Nos dicen que exijamos factura de todo lo que consumimos, pero a momento de descargarnos nos dicen que no podemos usar esas facturas. Eso impulsa a la evasión fiscal. Muchas personas prefieren comprar sin factura y beneficiarse con un descuento. En los negocios preguntan ¿con factura o sin factura? Y nos hacen una diferencia de precio. Muchos optan por esa modalidad porque ven que las facturas de consumo que hacen no les sirven”, remarca.

Testimonio de un transportista
Hernán Quiróz Sánchez, Transportista
Es transportista hace 25 años. En su tráiler de 25 toneladas logra un contrato al mes de 10.000 bolivianos para transportar cemento de Sucre a destinos como Santa Cruz, La Paz o Tarija.
Antes de volver a la ciudad, se ausenta por lo menos un mes (algunas veces dos). En ese lapso tiene que esperar a que las agencias vendan su cemento antes de descargar. “Nuestros camiones incluso sirven de depósito mientras las agencias hacen campo para recibir el cemento que llevo. Su precio tampoco es muy competitivo porque otros son más económicos que el de Sucre”, dice.
Asegura que después tiene que “buscarse la vida” y conseguir otros fletes menos rentables a otros destinos, por ejemplo lleva soya de Santa Cruz a Puerto Suárez, de allí lleva cuero a La Paz, maíz de Cochabamba a La Paz o madera de Guarayos a La Paz, por citar algunos.
Está molesto porque para el IVA sólo puede descargarse el 70% del total de las facturas de combustible que es prácticamente el único insumo regular que el Servicio de Impuestos Internos acepta como vinculado a su rubro. “Es otro impuestazo”, afirma.
Quisiera que los lavados y muelleros también le emitan facturas que le sirvan y menciona que cuando viaja hace gastos de alimentación y hospedaje.
Coincidiendo con las demandas de su sector, quiere descargarse de otras facturas de los diversos gastos en los que incurre porque tiene una casa y una familia a sus espaldas que se viste, que come, hijos que estudian y que se enferman. Recuerda que su hijo tuvo que operarse hace dos meses e hizo un gasto oneroso de manera particular, pero no pidió factura a los médicos porque no le sirve para descargarse.

Los clientes, un impulso para mantenerse a flote
Sonia Costas Ortega, Dueña de un restaurante
Después de tres clausuras y multas, lo único que mantiene a flote su negocio es el impulso de sus clientes y la convicción personal de la calidad de sus productos como su enrollado de chancho, chorizos, mondongo o asado de chancho que vende en su restaurante “25 de Mayo” de la calle Loa y Ayacucho.
Lo abrió hace tres años y cuatro meses; antes vendía en el mercado. “He querido ser una contribuyente honesta pero tengo tres clausuras y es muy doloroso. La primera vez fue por no emitir una factura de 12 bolivianos, la segunda por 30 y la tercera por 14 bolivianos, es algo injusto. La última vez 24 días ha estado cerrado”, se queja.
Admite que ignora muchos aspectos impositivos y por eso contrató una contadora que tampoco sabe muy bien cómo funciona el actual sistema.
Le molesta que no le hayan hecho valer facturas por manteles de sus mesas y mandiles por ejemplo y que sólo se pueda descargar de las facturas de bebidas y de los pocos alimentos por los cuales le facturan.
Critica a los empleados del SIN. Ella más bien quisiera que los funcionarios la visiten para orientarla y hablarle. “He abierto el restaurante empíricamente y no tengo tiempo para ir a tomar esos cursos (sobre impuestos que dan en el SIN). Pero vienen aquí a amedrentar, no a colaborar como debiera un verdadero funcionario público”, dice Costas.
Explica que cuando sus colegas del mercado le preguntan para abrir sus propios restaurantes, les aconseja que no saquen NIT porque no es conveniente; desde su punto de vista, la gente informal que está en las calles tiene prioridad y reciben más apoyo que las personas que quieren contribuir.
También dice que el permiso de la Alcaldía es otra tortura porque una vez que lo obtuvo le cobran por metro cuadrado, incluidos baños y áreas de servicio. Pagó 2.400 bolivianos el año pasado, redujo el tamaño de su local este año para aminorar este gasto, pero le cobraron lo mismo.

“Si comprara carne facturada, tendría que dar factura”
Juan Blanco Quispe, Carnicero
Juan Blanco es carnicero hace 20 años y trabaja de forma independiente hace 13 años en el puesto Nº 37 del Mercado Central. Está registrado en Padrón Nacional de Contribuyentes en el Régimen Simplificado.
Se levanta a las cinco de la mañana para conseguir las mejores piernas de ganado vacuno de la marca Frigor. Compra entre dos a cuatro cada día y su inversión varía entre 4.000 a 6.000 bolivianos. El costo que paga por el peso gancho es de 27 bolivianos con 50 centavos, incluido el hueso y la grasa que termina regalando al final del día porque no puede venderlos.
El precio final del kilo de carne que vende en su puesto oscila alrededor de los 40 bolivianos, en la presentación que sus clientes le pidan.
Consultado sobre la posibilidad de emitir factura, aclara que es comerciante minorista e indica que primero él tendría que recibir una factura por la compra de carne diaria. “Si yo comprara carne facturada, yo tendría que dar factura, como la Coca Cola. Ellos sí o sí tienen que dar factura, a pesar que en las tiendas de barrio tampoco dan factura cuando compras esa misma Coca Cola”.
Igualmente afirma que para dar factura también dependerá de un estudio del monto que mueve su negocio al mes.
Por el “sitiaje” en el mercado paga 170 bolivianos al mes, además de su gasto de luz.

Competencia de vendedores informales que ahoga
Janeth Puma, Textilera
COINTEX confecciona ropa de trabajo, uniformes, ropa de hospital, además de la ropa deportiva con la que comenzó.
Factura aproximadamente 8.000 a 10.000 bolivianos cada mes, según la temporada. Cuando más vende es cuando se inician las clases o en la entrada a la Virgen.
De lo que factura paga el 3% del Impuesto a las Transacciones (IT), pero si no tiene facturas para descargo paga más. “Apenas me puedo descargar de telas, hilos, cierres, botones. Todo lo relacionado a confección”, aclara Puma.
También quiere que las facturas por alimentos, estudio, vestimenta y servicios básicos puedan ser válidas. “Si todo entraría nosotros empezaríamos a pedir facturas de las compras y todos estarían obligados a facturarnos”, dice.
A su juicio, las clausuras con precinto debieran desaparecer porque son humillantes y sólo deberían cobrar multas. “Si nos cierran el negocio, además de que es vergonzoso, no hay un ingreso para pagar la multa. Pero si el negocio se mantiene abierto, sí se puede generar un ingreso”, añade.
Afirma que el comercio informal es una amenaza para la continuidad de su negocio. Dice que por ello está bajando costos, pero con los impuestos se siente asfixiada y está pensando en dedicarse a ser gremial comerciante, que es más fácil.
Indica que le parece injusto que los que venden ropa china, de contrabando o usada tengan más beneficios. “Pagamos alquiler, facturamos, no podemos ni sacar un letrero a la puerta. En el mercado Campesino se apropian de la calle, no dan factura, tienen más capital y son más beneficiados. Nadie les puede mover”, remarca.

Respuestas fáciles a tres preguntas tributarias difíciles


¿Quiénes deben inscribirse en el Padrón del Contribuyente y recabar su NIT?

El Servicio de Impuestos Nacionales (SIN) recuerda que “pagar impuestos no es una elección, sino un deber de todos los bolivianos”. Según el Código Tributario (2492) y la Ley 843, deben pagar sus impuestos las personas que tienen una actividad económica de acuerdo con el capital que se mueve en sus negocios.
1. Si el capital es de 0 a 12.000 bolivianos - No tienen obligación de tributar y están “liberados”
2. Si el capital es de 12.001 a 37.000 bolivianos - Tienen obligación de empadronarse en el Régimen Simplificado, obtener su NIT para darle legalidad a su actividad y pagar un impuesto por categorías, el cual puede ser mensual, bimensual o trimestral.
3. Si el capital supera los 37.000 bolivianos - Tienen obligación de empadronarse en el Régimen General y obtener su NIT

¿Cómo se obtiene el NIT?

El NIT es el número de identificación tributaria que identifica al contribuyente según sus características. El actual sistema computarizado del Servicio de Impuestos Nacionales permite obtener el NIT en no más de 45 minutos. Estos son los pasos.
1. Desde la casa o la oficina se puede ingresar por internet a la página de impuestos: www.impuestos.gob.bo. Si no tiene acceso a internet puede aproximarse directamente a la oficina de impuestos donde un empleado lo asesorará en el manejo de la oficina virtua).
2. Hacer click en “Oficina Virtual” e ingresar al portal del centro.
3. Ingresar en la lista de la izquierda a “Registro al padrón biométrico” y crear allí un usuario y contraseña temporales.
4. Seguir los pasos y “clickear” siempre al final “finalizar paso”.
5. Se obtiene un número de trámite que puede imprimirse. En ese documento también se indica los documentos que debe llevar.
6. Aproximarse a las ventanillas de plataforma del SIN con el Nº de trámite. Allí verificarán los datos de su usuario, le tomarán una foto y sus huellas digitales.
7. Al entregarle su NIT y su tarjeta Masi, le explicarán sus obligaciones adquiridas y le harán firmar un documento con esa información como constancia de que usted fue informado.
8. Le explicarán cómo dosificar sus facturas en el sistema digital las veces que sea necesario hasta que esté seguro del procedimiento.
9. Le darán un cronograma con los cursos gratuitos de capacitación que programan cada mes para que usted escoja cuál tomar y aprenda lo necesario para su comportamiento tributario.

¿En qué consiste un buen comportamiento tributario?

El contribuyente debe conocer sus obligaciones como:
• Tener siempre su talonario de facturas.
• El NIT a la vista.
• Comunicar cambio de dirección.
• Emitir factura por cualquier venta desde los 5 bolivianos.
• Encargarse personalmente de hacer un seguimiento al contador, en caso de que lo tenga, ingresando regularmente a la oficina virtual de la página www.impuestos.gob.bo, con su usuario y contraseña.
• Presentar sus declaraciones juradas voluntaria, correcta y oportunamente.
Elaborado por CORREO DEL SUR

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