El gran reto de las empresas familiares -que actualmente constituyen el 70% de las compañías en el mundo- es lograr continuidad, crecimiento y permanencia en el mercado; puesto que el 60% de ellas no sobrevive a la segunda generación y el 85% no llegará a una tercera. Sin embargo, la sucesión es el ‘tema tabú’ en las compañías bolivianas.
Dinero intentó conversar con 25 firmas entre grandes, medianas y pequeñas sobre el traspaso a las nuevas generaciones, pero solo cuatro accedieron a dar información. ¿Las razones? seguridad, viajes, recomendaciones del directorio o políticas internas.
Cultura de trabajo
Christian Schilling, gerente general de Droguería INTI, sostuvo que su padre y su tío crecieron junto a la empresa y desempeñaron funciones ‘desde abajo’ lavando botellas o cargando sacos de azúcar. “Mi abuelo decía que para dirigir una empresa primero hay que conocer el trabajo de los obreros”, resaltó.
En la fábrica de materiales de construcción Incerpaz, el fundador Fermín Paz, también involucraba a sus hijos en el negocio en cuanto cumplían los 10 años.
Pero ¿cómo se da una sucesión sana? Javier Urey, escritor del libro Padres trabajadores, hijos ricos y nietos pobres, indicó que existen riesgos en el proceso de sucesión y a veces las generaciones siguientes no logran beneficiarse del esfuerzo de los fundadores.
Schilling cree que el compromiso y la unidad son vitales. “Pensando en mi sucesor, es importante la profesionalización”, agregó.
Rosario Gutiérrez, gerenta general de la cadena Farmacorp, reveló que tienen un protocolo de gestión de negocios como empresa familiar que les permita mantener de manera permanente ese espíritu familiar que hace de Farmacorp una organización única y donde se vive y percibe aquellos valores familiares, con el fin de asegurar la unidad.
En Incerpaz, administrada por los nietos, los cargos se otorgan por examen de competencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario