La economista ítalo-americana Mariana Mazzucato, en conferencia en la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), señaló que ha llegado el momento en virar en las relaciones estado-empresas, y avanzar en las coinversiones y nuevos tipos de acuerdos entre ambos, y avanzar en el crecimiento económico.
“No se trata de Estados grandes o pequeños ni de empresas versus gobiernos. Se trata de cómo conseguir coinversiones y nuevos tipos de acuerdos entre los sectores público y privado” para direccionar el crecimiento económico hacia un modelo inteligente, sostenible e inclusivo, planteó, Mazzucato en la sede de la Cepal en Santiago, Chile.
Mazzucato fue la primera mujer en dictar este martes la Cátedra Prebisch -instaurada en 2001 al cumplirse 100 años del nacimiento del exsecretario ejecutivo de la Cepal, Raúl Prebisch- ante una concurrida audiencia compuesta por funcionarios nacionales e internacionales, representantes del cuerpo diplomático, académicos, estudiantes y miembros de la sociedad civil.
“La profesora Mazzucato ha irrumpido en el debate económico global como una voz fresca, clara y rigurosa que, armada de datos, ha desmontado el dispositivo discursivo de la ortodoxia, develando el rol del Estado no como mero corrector de las –fallas del mercado– sino como potente creador de mercados nuevos”, dijo la secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena.
“La innovación, nos recuerda Mazzucato, es un proceso colectivo, enormemente incierto y acumulativo. Por dicha incertidumbre, especialmente en su primera etapa, no tiene atractivo económico para los privados con visión cortoplacista”, contextualizó Bárcena, para quien “el debate propuesto por Mazzucato no solo es oportuno sino urgente. Es un debate de economía política que nos ofrece una mirada renovada respecto a la ecuación Estado, mercado y sociedad”.
Durante su presentación, la académica de la Universidad de Sussex (Reino Unido) y autora del libro El Estado emprendedor: mitos del sector público frente al privado, planteó tres desafíos primordiales: lograr un crecimiento “inteligente”, que requiere mejor innovación; “sostenible”, es decir, más verde; e “inclusivo”, con menores niveles de desigualdad.
En esa línea, llamó a “repensar el proceso de creación de riqueza” en el mundo, bajo el concepto de que “todos los actores son responsables de crear valor”, y planteó la necesidad de abandonar la idea caricaturesca de un Estado “aburrido” que solo genera marcos regulatorios para la acción de los privados. Es necesario dar paso a “asociaciones dinámicas” entre los sectores público y privado con foco en la innovación, dijo.
“La teoría de las fallas de mercado es útil, no deberíamos desecharla, pero no es suficiente para enfrentar los enormes desafíos actuales”, planteó la académica, quien examinó diversos aspectos a considerar en materia de política económica.
Por ejemplo, cómo fomentar debates democráticos al interior de los países para establecer las posibles direcciones del crecimiento económico; cómo crear instituciones “exploratorias” en el sector público que vayan trabajando bajo el modelo de ensayo-error; cómo evaluar las inversiones del Estado dirigidas a crear nuevos mercados; y cómo formar nuevos acuerdos entre los sectores público y privado en los que se compartan los riesgos y los beneficios del crecimiento.
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