La posibilidad de que los policías puedan jubilarse con el 100% de su sueldo no afectará a los recursos del Tesoro General del Estado (TGE).
Los policías amotinados que consiguieron el aumento a sus salarios básicos llegan a cumplir 30 años de trabajo o de servicios, un periodo suficiente como para capitalizar sus aportes al seguro de largo plazo y permitirles alcanzar el 100% de jubilación -una pensión igual al último salario que percibieron como activos- que reclamaron.
Es posible, no obstante, que un reducido grupo de los 33.000 beneficiados por el aumento, acordado en la madrugada del 26 de junio, no se beneficie con ese 100% de la jubilación.
Es el caso de los policías de base que están cerca de la jubilación; con el mecanismo de la compensación de cotizaciones, que proviene del reconocimiento de los aportes al liquidado sistema de reparto, y el pago por la capitalización de aportes a las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) no llegarían al 100% de su total ganado cuando eran activos.
Los militares recibieron el trato privilegiado de recibir pensiones del 100% de su total ganado desde la promulgación de la Ley 1732 en noviembre de 1996.
Entonces se dio un trato paralelo a los policías, pero con un financiamiento con recursos propios, que provienen de los trámites de las cédulas de identidad y las licencias de conducir.
Los policías amotinados reclamaron el pago del 100% de su total ganado como pensión jubilatoria, para así recibir el mismo trato que los miembros de las Fuerzas Armadas.
Para este fin se conformó una comisión que analizará la viabilidad de esta propuesta.
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