El nuevo esquema busca elevar el ahorro aumentando la rentabilidad del ahorro previsional, mediante reducciones de la cuantía de los aportes
A finales de este 2013 está previsto que Colombia y Perú pongan en marcha los esquemas de cotizaciones compartidas (matching contributions) que han diseñado recientemente.
Estos sistemas nacen para abordar el reto de aumentar el ahorro previsional entre los trabajadores informales, que son mayoría no solo entre las familias de menores ingresos, sino también en las de clase media.
Empleando una definición amplia, las matching contributions buscan incrementar el ahorro aumentando la rentabilidad financiera del ahorro previsional, mediante reducciones de la cuantía de los aportes para acceder al mismo nivel de beneficio pensional (reducciones progresivas o focalizadas de cotizaciones sociales), o mayores pensiones dado un mismo volumen de aportes (otorgando un subsidio ex post).
Así, Colombia implementará el Servicio Social Complementario de Beneficios Económicos Periódicos (BEPS).
Este esquema, de carácter voluntario y al que podrán acceder trabajadores de bajos ingresos, incluye un subsidio del 20% del saldo acumulado en las cuentas BEPS, así como beneficios más a corto plazo por fidelidad, como micro-seguros o rebajas en costes administrativos. La principal novedad reside en que se permite realizar aportes por debajo del salario mínimo, relajando la barrera al ahorro previsional que generaba para buena parte de los trabajadores.
Lo que se aplicará en Perú
Perú va a establecer el Sistema de Pensiones Sociales, un esquema voluntario para los trabajadores de menores ingresos (hasta 1,5 veces el salario mínimo) y propietarios de microempresas (hasta 10 trabajadores) no afiliados.
Este sistema reduce progresivamente las cotizaciones sociales para acceder a la misma pensión que el sistema general, compensadas en parte por aportes del Estado (quien contribuye en la misma cuantía que los de los trabajadores).
Estos esquemas de incentivo al ahorro previsional son prometedores, y parecen especialmente adaptados para incrementar la formalidad de los trabajadores de clase media urbana. Pero, en la práctica, los diseños de Colombia y Perú abren una serie de interrogantes sobre su efectividad.
En primer lugar, los beneficios se han limitado a trabajadores de bajos ingresos (en especial en Colombia), de modo que la clase media-alta, que tiene mayor capacidad de ahorro pero que acumula buena parte de los trabajadores informales, muy probablemente no cualifica para los mismos.
Segundo, los costes asociados a la cobertura de salud son, en muchos casos, superiores a los pensionales, por lo que estos incentivos solo tendrán efectividad en el margen.
Tercero, los esquemas propuestos ponen casi todo el peso en los incentivos financieros, y no abordan barreras de información o de comportamiento.
Finalmente, desde un punto de vista económico, en el caso de Perú el sistema parece establecer de facto un nuevo sistema de pensiones que interfiere a la decisión óptima sobre el tamaño de las empresas que operan en ese país.
Cotizaciones compartidas
En conclusión, las cotizaciones compartidas son un buen instrumento que nacen con ‘buenas intenciones, pero su diseño puede estar disminuyendo su efectividad, e incluso terminar generando algún ‘mal resultado’.
Para evitarlo, estos esquemas deberían integrarse en los sistemas formales de protección social, como un componente más de la pensión.
También sería recomendable eliminar, en la medida que las restricciones fiscales lo permitan, algunas de las condicionalidades y ampliar los potenciales beneficiarios al conjunto de la clases media emergente, uno de los desarrollos recientes más prometedores en la región en términos sociales, políticos y económicos.
Los incentivos financieros se podrían combinar con innovaciones en los mecanismos, y ambos ser objeto de evaluaciones para mejorar su diseño, y lograr avanzar hacia la necesaria cobertura universal en pensiones.
Los bajos niveles de ahorro previsional de los trabajadores pertenecientes a la clase media son un reflejo directo de su situación laboral. Hasta dos tercios de los trabajadores de entre 14 y 64 años en Colombia, México y Perú trabajan sin un contrato escrito
LAS FRASES
“La cobertura previsional en América Latina y el Caribe es reducida, reflejo del bajo nivel de aportes a los sistemas de pensiones durante la vida activa”
“El bajo nivel de aportes a los sistemas de pensiones es evidente entre la población de menores ingresos, y entre las emergentes clases medias en América Latina y el Caribe”
PERFIL
Experto
Especialista Líder en seguridad social. Antes de unirse al BID, trabajó en la unidad de América Latina en el Centro de Desarrollo de la Organización de Cooperación para el Desarrollo Económico (OCDE). Fue vocal asesor de la oficina económica del presidente de España, y economista del Servicio de Estudios del BBVA, especializado en análisis sobre reforma de pensiones en América Latina
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