El Banco Central de Bolivia (BCB) se convirtió en el principal financiador de empresas públicas y proyectos de desarrollo energético y productivo, y dejó de ser exclusivamente un regulador de la política monetaria.
Según los estados financieros del ente emisor al 31 de diciembre del 2013, se habían aprobado 20 créditos para diferentes compañías y emprendimientos productivos que están en ejecución (ver infografía).
Uno de los financiamientos más importantes es el de 6.012 millones de bolivianos entregado a Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) para la construcción de la planta de urea – amoniaco en la provincia Carrasco, de Cochabamba. La petrolera estatal además obtuvo cuatro créditos para otros proyectos por montos diferentes.
El Fondo para la Revolución Industrial Productiva (FINPRO) tiene 4.176 millones de bolivianos provenientes de las Reservas Internacionales Netas (RIN) y que se emplearán en el apoyo a emprendimientos productivos del Estado. Los sectores a los que se destinará los recursos son los que producen carne de res, trigo, abastecimiento y almacenaje de granos, forrajes, cemento, consolidación de las micro y pequeñas empresas urbanas, además de productores avícolas, de papa, lácteos, maíz duro, azúcar, quinua, miel, textiles, cueros, maderas, entre otros.
Además hay créditos para la Empresa Nacional de Electricidad (ENDE), Empresa Azucarera de San Buenaventura y Comibol. Los recursos tienen tasas de interés mínimas y periodos de gracia para su reembolso.
Análisis
El analista económico y expresidente del BCB Armando Méndez considera que la entrega de recursos a empresas públicas de parte del ente emisor es un "retroceso y un desacierto”, porque hay el riesgo de que los proyectos fracasen. "En el mundo ya había un acuerdo para que los bancos centrales no den créditos de ese tipo porque la experiencia histórica demostró que en el pasado -en especial en América Latina- esto derivó en la inflación por su mal uso”, precisó. Incluso recordó que al BCB le tocó liquidar créditos nunca devueltos.
"Al final negociamos con el Tesoro para recuperar algo de las deudas. Eso lo hicimos en 1992 porque el BCB cayó en una descapitalización, una quiebra técnica, y si hubiéramos sido banco comercial habríamos quebrado, pero un Banco Central nunca quiebra”, remarcó.
Según Méndez, los recursos, por ejemplo, de las RIN se generaron por la bonanza económica que atraviesa el país, pero advirtió que la situación puede cambiar y el BCB corre el riesgo de perder el dinero en caso de que los proyectos fracasen
Como alternativa sugirió al Gobierno intermediar los fondos a través del Banco Unión, que es una entidad comercial.
"Habría sido imposible que estas empresas estatales hubieran obtenido créditos concesionales”, aclaró.
De acuerdo con los datos del BCB, los préstamos se dieron entre 20 a 30 años, con periodos de gracia de tres a cinco años y tasas en promedio del 1%.
Por su parte el analista Armando Álvarez dijo que los créditos son positivos siempre que se paguen. Aseguró que los bancos centrales de otros países "por lo general” no dan créditos a empresas públicas por el riesgo que existe al tratarse de recursos públicos. "Lo ideal es reducir los riesgos y por eso se crean bancos de segundo piso estatales que dan estos créditos a empresas estatales”, consideró.
Méndez recordó que la Ley del BCB "prohíbe” dar créditos a empresas públicas. "El Gobierno buscó un resquicio legal y en cada ley del presupuesto le instruye dar créditos a las empresas públicas. Los créditos están queriendo convertir al BCB en un banco de desarrollo, algo que no es. No es su función”, subrayó.
Lo que podría hacer es dar créditos de liquidez a través de entidades financieras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario