22 diciembre 2014

El 2015 Bolivia seguirá prestando impuestos a bancos extranjeros



Ya no sorprende, pero sigue dando qué pensar; el próximo año, el gobierno de Evo Morales continuará prestando los recursos del Tesoro General del Estado (TGE) a poderosos bancos y países extranjeros. La ley del Presupuesto General del Estado (PGE, o ley financial) 2015, sancionada hace poco más de una semana por la Asamblea Legislativa Plurinacional, es la que dispone aquello.

Este rol de “prestamista” y financiador de las economías más poderosas del mundo capitalista fue iniciado por el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada, cuando promulgó, como uno de los primeros actos de su primer gobierno, la Ley del Banco Central el año 1993, en virtud a la cual las reservas internacionales de divisas del Banco Central han sido ininterrumpidamente utilizadas para prestarlas a Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, Francia, Japón y otras economías capitalistas.
El gobierno de Evo Morales no sólo que ha continuado esta política, a tiempo de fustigar duramente al capitalismo mundial, responsabilizándolo de la pobreza de millones de seres humanos, sino que, ahora, a través de la propia ley del PGE 2015, se autoriza nuevamente a utilizar la liquidez del Tesoro del Estado para ese mismo fin; es decir, el dinero corriente que debe ser invertido cada año en salud, educación, carreteras u otros.
Pero la ley no lo muestra de manera directa. Intencionalmente o no, resulta un tanto enredado encontrar estas determinaciones. Pero revisando cuidadosamente sus Disposiciones Finales, la ley financial 2015 determina que quedan vigentes para su aplicación, entre otros, los Artículos 6, 10 y Disposiciones Adicionales Primera, Cuarta y Décima Tercera de la Ley Nº 291 de 22 de septiembre de 2012.
Al revisar los mencionados artículos y disposiciones de la ley 291, se encuentra que la Disposición Adicional Cuarta de esa ley reza lo siguiente: “Se modifica el Artículo 9 de la Ley N° 211 de 23 de diciembre de 2011, cuyo texto quedará redactado de la siguiente manera: I. Se autoriza al Ministerio de Economía y Finanzas Públicas (MEFP), realizar inversiones de recursos del Tesoro General de la Nación (TGN) en el exterior, con el fin de generar ingresos que beneficien a la gestión de la Tesorería a través del Banco Central de Bolivia (BCB) u otra Entidad Financiera que el Ministerio de Economía y Finanzas Públicas (MEFP) determine, de acuerdo a las condiciones definidas entre el Viceministerio del Tesoro y Crédito Público con el Banco Central de Bolivia (BCB), o la Entidad Financiera establecida para el efecto”.
Es bajo esta misma figura que el año 2013 Bolivia prestó a los polémicos bancos JP Morgan y Barclays Capital los montos de 58,6 millones de dólares y 30 millones, respectivamente, provenientes de los dineros de los impuestos e ingresos destinados a la inversión y al gasto que no pudieron ser ejecutados por la administración pública, a tasas de interés que no superaban el 0,2% anual.
De igual manera el 2014 el Ministro de Economía y Finanzas Públicas, Luis Arce Catacora, nuevamente confirmaba el préstamo de más de 60 millones de dólares del TGN al capitalismo internacional, principalmente al banco JP Morgan, involucrado en varios escándalos financieros, además de haber financiado a una empresa fabricante de armas.

Discurso anticapitalista
del Gobierno
El presidente Evo Morales, en su discurso de posesión como presidente interino del G77+China, el 8 de enero del presente año, fue especialmente duro con los bancos y el capitalismo internacional.
“Los grandes bancos y sistemas financieros han debilitado nuestros sistemas nacionales, especialmente allí donde los estados son vulnerables por su dependencia económica y desregulación financiera”, afirmaba, y acusó a “las estructuras del sistema económico y financiero capitalista” y al “nuevo poder de los bancos y el poder financiero mundial” de ser “responsable de la pobreza y el hambre de los pueblos”.
El justificativo es el “manejo de caja”. En efecto, pese al conocido rol de dichos bancos, el ministro Arce ha justificado repetidamente la contradicción de las acciones del Gobierno respecto de su discurso: necesitamos tener “un mejor y más eficiente manejo de caja, lo que antes estaba durmiendo sin ganar plata e intereses lo estamos invirtiendo afuera y estamos generando intereses”.
Sin embargo, los intereses generados han sido siempre sumamente bajos. En 2013 oscilaban entre 0,15 y 0,175%. En 2014 estaban “entre 0,5 y 1% en el mejor de los momentos en el mercado norte americano.
Hace sólo dos semanas, en el último encuentro de la UNASUR, el presidente Rafael Correa de Ecuador advirtió que “resulta paradójico que mientras los países de la UNASUR tienen depositados más de 760 mil millones de dólares (reservas de divisas) en el llamado Primer Mundo, todavía la región siga dependiendo de préstamos externos e inversiones extranjeras”. La contradicción parece evidente.

Limitaciones de mantener el “chip” neoliberal
Los economistas Julio Gambina (argentino) y Alicia Girón (mexicana), coincidieron repetidamente con la posición del presidente Evo Morales en señalar que en “América Latina tiene que despegar lo que se ha llamado la Nueva Arquitectura Financiera”, que significa que los países orienten sus recursos económicos hacia “desarrollos financieros alternativos”, como la conformación de alianzas estratégicas en materia energética, de soberanía alimentaria, y autonomía productiva y financiera entre los países de la región.
El ministro Arce ha manifestado estar abiertamente de acuerdo con este planteamiento, ya generalizado a través de gran parte de la izquierda latinoamericana. “Estoy totalmente de acuerdo, totalmente de acuerdo. Samir Amín ya lo planteó hace mucho tiempo atrás. Se llama el Desmontaje de la Globalización. O sea desconectarse de esos centros financieros que son en realidad una perturbación para todos”.
Sin embargo, en la práctica, tanto el gobierno boliviano como otros gobiernos progresistas de la región no han logrado avanzar lo suficiente en esa dirección, desaprovechando los tiempos de bonanza económica. ¿Por qué?
El economista argentino Julio Gambina se animó a dar una respuesta: los principales obstáculos para avanzar en la nueva arquitectura financiera están al interior de los propios gobiernos progresistas de la región. Según el análisis de Gambina, “hay una traba, si se quiere, ideológica, de que solo hay que buscar soluciones en el marco del capitalismo. Yo pienso que la gran limitante es que no hay una imaginación más allá del orden capitalista, y por eso se termina subordinando a la potencialidad de hacer lo que se puede, y no imaginar que se puede ir más allá”.
Por su parte, el escritor e Integrante del Consejo de la Agencia Latinoamericana de Información (ALAI), Frei Betto, destaca que en nuestro continente prevalece todavía una forma de imperialismo:” la dominación del capital financiero, centrado en la reproducción y concentración del gran capital, que se basa en el poder de sus países de origen para promover, desde los países de acogida, la exportación de capitales, bienes y tecnologías, y apropiarse de las riquezas naturales y el valor agregado”.
En este sentido, Betto observa que en los países progresistas de la región, como Bolivia, “hubo un deslizamiento de la sumisión política a la sumisión económica”.



¿Por qué los recursos van hacia bancos y países poderosos?

Se ha criticado que los recursos del TGN y de las RIN tengan como destino los países y bancos económicamente poderosos, en lugar de avanzar con mayor celeridad en la nueva arquitectura financiera, que incluye el despegue del Banco del Sur, para lo cual se necesita que los países destinen a ése banco importantes sumas para su capital de arranque.
Sin embargo, para el caso de las RIN, es el propio reglamento de inversiones del BCB el que actúa como camisa de fuerza, manteniendo la dirección del flujo de la riqueza hacia el “norte”.
Según Zabalaga, ese reglamento decide “en qué tipo de instrumentos pueden invertirse las RIN. Y además dice en qué tipo de países, con qué grado de calificación. Entonces mayormente nosotros no invertimos en países que tengan menos que una calificación A. por eso invertimos en países que tenga AA, AAA o una A”.
Criterios similares suelen utilizarse para definir el destino de los recursos del TGN, ya que existe coordinación entre el Viceministerio de Tesoro y Crédito Público y el BCB para este tipo de operaciones.
Pero, ¿quién califica a los países, bancos y organismos? El oligopolio de calificadoras de riesgo, y que calificaron las deudas de Bolivia, EEUU y muchísimos otros países, está constituido por la Fitch Ratings, la Standard and Poors (S&P) y Moody’s, con sedes en EEUU e Inglaterra.
Estas calificadoras han sido duramente criticadas en años recientes. La presidenta argentina Cristina Fernández dijo que “Las calificadoras son empleados de los bancos que les dicen cómo tienen que calificar la deuda”.
Por su parte, el también argentino investigador Luis Balaguer, considera que “son alarmantes los malos ejemplos en las calificaciones de las deudas soberanas de los países, subordinadas de los bancos y de grandes compañías”.
Y el exministro de Economía y Finanzas de Argentina, Hernán Lorenzino, criticó la propia calidad del trabajo que realizan las calificadoras. Según Lorenzino, las evaluaciones de las calificadoras influyen sobre el valor de las deudas que analizan, “generando procesos negativos a modo de profecías autocumplidas”. Denunció también que “las crisis financieras internacionales de 2009 y la actual, han demostrado las limitaciones de la metodología de análisis que aplican dichas calificadoras de riesgo”, y que gracias a ellas se han “intensificando los efectos de la crisis”.


el
apunte

Las RIN
también se
van al “norte”

Ya es conocido, gracias al informe del Banco Central de Bolivia (BCB) sobre la administración de las Reservas Internacionales (RIN), que durante el primer semestre de 2014 éstas alcanzaron los 14.808,9 millones de dólares (ahora ya son más de 15 mil millones) fueron prestados principalmente a países desarrollados, a una tasa de retorno de apenas 0,52%.
Según el citado reporte, los principales países que se benefician con las RIN bolivianas son prácticamente los de siempre: EEUU y varios países europeos, aunque el porcentaje distribuido en cada país ha variado. En total son 12 países en los que se encuentran estos recursos.
Según un informe del Banco Central de Bolivia, el 27% de las RIN se encuentran prestadas a Francia, el 12% a China, el 11% a Corea del Sur. El 50% restante está dividido entre poderosos países como EEUU, Inglaterra, Alemania, Holanda y Suiza, entre otros.
El oro de los bolivianos, que compone aproximadamente el 12,3% de las RIN (más de 1.818 millones de dólares, según datos del BCB), se encuentran físicamente en Suiza e Inglaterra. Según el presidente del BCB, Marcelo Zabalaga, “una vez que se ha depositado una parte en Londres y otra parte en Basilea, el oro ya no se mueve. Los valores representativos de ese oro son invertidos de acuerdo a quien nos da mayor utilidad”.


la
frase

“Hay una traba, si se quiere, ideológica, de que sólo hay que buscar soluciones en el marco del capitalismo. Yo pienso que la gran limitante es que no hay una imaginación más allá del orden capitalista”.
Julio Gambina
Economista argentino

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