El aprecio a la moneda nacional creció en los últimos años. En 2014, por ejemplo, la cartera de créditos cerró en 14.187 millones de dólares, de los cuales el 92,3% fue desembolsado en bolivianos.
A comparación de 2013, la presencia del boliviano se expandió en algo más de cuatro puntos porcentuales (4,7%), pues ese año se tenía una composición de 87,6% de los préstamos en moneda nacional y 12,2% en moneda extranjera.
Para 2014, la presencia de la moneda extranjera en la cartera de crédito se redujo a 7,7%, precisa el informe de la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI).
La expansión de la moneda nacional también se registró en los depósitos de los clientes del sistema financiero: del 77,2% en 2013 pasó a 80,7%. En tanto las divisas extranjeras registraron una reacción opuesta, su participación se redujo de 22,8% a 19,3%.
Un informe del Banco Central de Bolivia (BCB) atribuye este escenario a “la estabilidad macroeconómica y cambiaria, el encaje legal diferenciado y otras medidas prudenciales” porque “continuaron profundizando la confianza de la población en la moneda nacional”.
Pero, ¿cómo podemos contribuir a profundizar la bolivianización? El BCB identifica cuatro acciones. La primera, logrando que todos los bolivianos y bolivianas adopten más decididamente la moneda nacional para realizar transacciones, determinar y señalar los precios, abrir cuentas y préstamos de dinero.
Segunda, confiar en las políticas públicas que mantienen el valor de la moneda nacional. Tercera, comprometiendo a los servidores públicos, a las autoridades y a toda la población con el fortalecimiento del ‘boliviano’, y cuarto ignorando rumores infundados que cuestionen el buen desempeño de la economía.
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