Expertos y voces autorizadas en materia económica y financiera plantean una serie de sugerencias para reimpulsar las cooperativas societarias, que tienen problemas de liquidez y que sufren el ‘efecto contagio’ desde el año pasado cuando estalló una crisis notoria, sobre todo en el departamento de Santa Cruz. Una de ellas es la creación de un fondo estatal que ayude a inyectar recursos frescos para reactivar estas entidades y recuperar la confianza de los ahorristas.
EL DEBER organizó una mesa de consulta con entendidos en la materia y conocedores de la problemática, que hicieron un diagnóstico y lanzaron recetas para mejorar la salud de las instituciones que todavía aplican los principios del cooperativismo.
Participaron Armando Méndez, expresidente del Banco Central de Bolivia (BCB), Mario Tejada, consultor internacional y asesor financiero y Vicente Cuéllar, exdirector del Instituto Nacional de Cooperativas (Inalco) y actual decano de la facultad de Economía de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno. También fue consultado Marcelo Arrázola, presidente del Colegio de Abogados de Santa Cruz.
Méndez y Tejada coinciden plenamente en la figura del “último prestatario”, como la opción más viable y urgente para inyectar capital fresco a las cooperativas con problemas de liquidez. Esta consiste en la creación de un fondo nacional por lo menos de $us 50 millones, que pueden ser canalizados de la comunidad internacional o erogados y controlados por el Banco Central de Bolivia (BCB). La garantía sería la cartera invertida (bienes inmuebles, acciones, entre otras) por las cooperativas.
La idea de los expertos pasa porque el Estado, por tratarse de una problemática social, no solo debería intervenir para ayudar sino también para ejercer un control más efectivo, estricto y permanente a través de las instituciones creadas por ley.
Fusión institucional
Otra sugerencia con tinte de reflexión es la aplicación real de los principios del cooperativismo, que tiene que ver con la solidaridad, confraternidad y bien común, no solo para obtener ganancias, sino también para asumir pérdidas.
En esa misma línea, Méndez y Tejada van más allá cuando también coinciden con la necesidad de buscar una fusión institucional entre las cooperativas abiertas con buena salud financiera y las societarias con problemas; solo con una muestra así darían un golpe de impacto de credibilidad que tranquilizaría al público ahorrista.
Con esta propuesta mostró su acuerdo Vicente Cuéllar, que ve en la fusión una gran oportunidad para que las cooperativas societarias se potencien.
“Hay que dar un plazo prudente a las cooperativas societarias para que terminen de una vez por todas de adecuarse, pero también hay que mejorar la fiscalización ya que están fracasando porque no hay control de parte de la ASFI y porque también hay vividores que han hecho sus propias empresas para lucrar bajo el escudo del cooperativismo”, reflexionó.
Manejos internos
Los analistas también criticaron los manejos internos en las cooperativas societarias, donde pocas o nulas son las renovaciones de los consejos de administración y de vigilancia, y ni qué decir de algunas en las que los ejecutivos y administrativos siempre son los mismos y encima lucran creando empresas unipersonales a través de créditos vinculados.
Para sortear esta situación sugieren que haya una mayor participación, interés y control de los socios, que deben ser capacitados para asumir responsabilidades en los consejos de administración y de vigilancia, y para fiscalizar a los ejecutivos.
Secuencias de la caída
Histórica falta de fiscalización
Desde la década de los 90 hubo falta de control. Las instituciones del Estado estaban ocupadas con los bancos quebrados.
Facilidad para la creación
Abrir una cooperativa era relativamente fácil y rápido. Los requisitos eran blandos y los trámites muy sencillos.
Poco aporte de capital
Un grupo relativamente pequeño, de amigos, podía juntarse y poner entre $us 15.000 y 20.000 para comenzar.
Ofertas atractivas al público
Se atraían los ahorros del público con atractivas publicidades, promociones y regalos.
Seguridad interna
Los socios fundadores ponían ‘candado’ de montos de aportes para controlar los consejos de administración y de vigilancia.
Invitados se excusan para no participar
Para ser parte de la mesa de consulta en la que se abordó la temática en cuestión, EL DEBER invitó a la ASFI, al Viceministerio de Empleo, Servicio Social y Cooperativas, y la Federación de Cooperativas de Santa Cruz, pero sus ejecutivos se excusaron con diferentes motivos.
En el caso del viceministro de Empleo, Servicio Social y Cooperativas, Tiburcio Aguilar, a través de la oficina de prensa incluso se coordinó el envío de un correo electrónico con el compromiso de que respondería las inquietudes periodísticas y de los expertos, pero no se pudo hacer efectivo.
En la oficina del titular de Federación de Cooperativas, Hoggier Hurtado, dijeron que desde el miércoles 16 estaba en La Paz.
Opinan los expertos
Armando Méndez | Ex Pdte. del BCB
Consultor analista
Llamado a mantener la calma
Lo peor que sucede en el mundo financiero es el ‘efecto contagio’, que se da cuando una entidad no puede responder a los clientes cuando quieren retirar sus ahorros, esto se puede generalizar como una enfermedad. Ninguna cooperativa, por más solida que sea, está en posibilidad de poder devolver todos los depósitos porque sencillamente el dinero ha sido prestado, está en cartera.
Yo aconsejaría al público, sobre la base de la estructura del cooperativismo que es muy diferente a la empresa privada, que tengan confianza y no corran a retirar sus ahorros porque en ese caso todos van a perder con graves consecuencias. Hago un llamado a todos los ahorristas para que mantengan la tranquilidad, pero para comenzar, las cooperativas deben recortar sus gastos.
Mario Tejada | consultor
Asesor externo
Garantías de terrenos
Las cooperativas tienen carácter social, ayudan a la gente que quiere empezar un negocio desde abajo y otorgan los primeros créditos para los que después se convierten en microempresarios; son todo lo contrario de los grandes bancos que rehuyen a los préstamos menores a $us 5.000.
Una de las alternativas que pueden utilizar las cooperativas, por si acaso se hace viable un fondo estatal para encaminar su recuperación, son los terrenos, inmuebles y otros activos que pueden servir de garantía mientras dure el proceso de reactivación.
Las fuentes de financiamiento deben operar por lo menos a 10 años plazo y la supervisión debe estar a cargo de un auditor puesto por la ASFI; así habrá control e infomación permanente del accionar.
Vicente Cuéllar | Economista
Decano de economía de la Uagrm exdirector del Inalco
Desprotección del estado
Se ha puesto en riesgo a todo el sistema societario, siendo que el sistema cooperativo no es malo, pero como la información que se da en el ámbito financiero es muy sensible, puede provocar corridas y no hay quien aguante los pagos en cadena. El público ahorrista ha caído en una suerte de desprotección por parte del Estado.
Es más, la ASFI ha asumido una conducta tendenciosa cuando saca jingles y spots publicitarios en los que le dice al público que antes de depositar su dinero en alguna cooperativa se fije si esta tiene licencia de funcionamiento; eso es un grave error.
De forma individual es difícil que salgan adelante, tienen que potenciarse fusionándose. No pueden buscar socios estratégicos porque no se manejan acciones.
Marcelo Arrázola | Asesor legal
Pdte. Colegio de abogados de Santa Cruz
Se requieren pruebas jurídicas
Es importante considerar la calidad jurídica de las cooperativas, pero en su mayoría se trata de cooperativas cerradas, es decir aquellas que solo pueden captar recursos y dar créditos a su masa societaria.
Otra cosa son las cooperativas abiertas que están fiscalizadas por la ASFI, pero a partir de la división entre abiertas y cerradas se produce el descontrol de las societarias dejándolas supervisadas por sus propias asambleas. En ese camino, la justicia no puede intervenir si no es a instancias de partes, es decir a demanda o denuncia de algunos de los socios.
El tema de fondo pasa por una falta de fiscalización de autoridad competente, pero también por la ingenuidad de los ahorristas.
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