16 mayo 2013

‘Debemos ser empresas eficientes y cooperativas eficaces’



En la mañana en La Paz, por la tarde en Sucre, al día siguiente en Santa Cruz; parece que esa es la cotidianidad de Hoggier Hurtado, el presidente de la Federación Boliviana de Cooperativas de Ahorro y Crédito (Febocac).

Un alto de este ejecutivo en la capital permitió a La Razón hablar de la nueva ley del sector.

Su vocación por estas instituciones no es reciente, se involucró en 1995, no salió más, y actualmente preside la Cooperativa de Ahorro y Crédito El Buen Samaritano, la Federación de Cooperativas de Santa Cruz (Fecacruz), la Febocac y el Consejo de Vigilancia de la Confederación de Cooperativas de Bolivia (Concobol). Además es instructor en el Instituto Haggai, de Singapur, y en Pointman Lidership Institute, de California.

— ¿Cómo afecta la nueva Ley de Cooperativas a las entidades de ahorro y crédito?

— La nueva Ley de Cooperativas es una norma que se trabajó durante tres años para consensuar entre los sectores involucrados y los órganos de regulación. Podemos decir que contamos con una buena norma que tiene algunas observaciones, pero que no limitan el desarrollo del cooperativismo, pueden impulsarlo.

Las debilidades veremos cómo arreglarlas en el reglamento. En cuanto al sector del ahorro y crédito, se creó una autoridad de fiscalización del sistema y lo que buscamos es que esa entidad regule solo el sujeto, que tiene que ver con la naturaleza cooperativa y la gobernabilidad, y la Asfi (Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero) tendría que regular el objeto que es la actividad de intermediación.

— ¿Cuáles son las fortalezas de la nueva norma?

— Hay muchas cosas que se incorporaron. No estaban legisladas porque la ley anterior era de hace 60 años (1958). Se incluyó conceptos como el acto y el derecho cooperativo, que toma en cuenta la jurisprudencia y la regulación internacional. También se adhirieron plenamente los principios y valores universales del cooperativismo. Hay que destacar que, al ser un pilar de la economía plural, la norma permite participar en todos los niveles. Antes no podíamos tener bancos ni ofrecer seguros, ahora contamos con apertura para todo eso. La ley crea el Tribunal de Conciliación y Arbitraje, que es propio de la autonomía cooperativa para resolver sus problemas. Desapareció el Conalco (Consejo Nacional de Cooperativas) y fue reemplazado por un comité cuya función será definir las políticas públicas.

— ¿Y cuáles son las debilidades?

— Nosotros aspirábamos a tener un sistema cooperativo más descentralizado, no se avanzó en eso; por el contrario, se lo centralizó más y eso dificulta el desarrollo porque todo trámite hay que hacerlo en La Paz. Pese a la recomendación de la Alianza Cooperativa Internacional, de ver a nuestras entidades como empresas, no se mejoró porque existe el prejuicio en Bolivia de que una firma tiene que ser de capitales cuando las cooperativas somos empresas de personas. Pero si somos empresas, nos van a caer con la carga impositiva a pesar de que la Constitución diga que somos instituciones sin fines de lucro. Porque para la ley somos institución.

— ¿Legalmente pueden ser empresas y cooperativas?

— Tenemos dos dimensiones. Una asociativa y otra empresarial, en esta última contamos con un producto, un mercado, competidores, tenemos que ser altamente competitivos y eficientes, y, por lo tanto, somos empresa. En lo asociativo debemos ser eficaces en cumplir nuestro fin social. Tenemos que ser empresas eficientes y cooperativas eficaces. Esa es una debilidad de la norma, pero por la que no hay que rasgarse las vestiduras.

— ¿No afectará la regulación de dos autoridades?

— Es totalmente compatible con la Constitución y con la ley. Lo ideal sería que la Asfi delegue funciones en el caso de cooperativas pequeñas, así el costo alto de esa supervisión no ahogaría el desarrollo del cooperativismo.

— Antes de la promulgación de la ley hubo un encuentro internacional. ¿El cooperativismo entró en un proceso de ajuste?

— El sistema de ahorro y crédito entró en ese proceso porque en el país también se están dando ajustes. Precisamente el evento permitió afinar el proyecto de creación de la caja central. La Carta Magna limita al Gobierno para que apoye el desarrollo del sistema y en el resto de los países hay cajas centrales y bancos cooperativos que son los encargados del fomento y del desarrollo. El cooperativismo no puede vivir con la mano extendida al Gobierno cuando se puede generar una sinergia con la caja. Los primeros pasos son la venia de la Asfi y de la Dirección de Cooperativas

— ¿La caja será como un banco de segundo piso?

— Es el paso previo al banco de segundo piso porque éste demanda bastante capital y una caja central es un intermedio que permitirá una asociación para manejar sus recursos mediante economías de escala y que fortalezca el proceso.

— ¿Esto podría responder a las crisis de varias cooperativas?

— Seguro que sí. La caja central fue un anhelo de las cooperativas de ahorro y crédito, y quedó más en evidencia cuando existieron cooperativas que fueron zarandeadas precisamente en el proceso de ajustarse a las normas internacionales de prudencia.

Perfil

Nombre: Hoggier Hurtado Suárez

Nació: 11-10-1952 en San Javier, Santa Cruz

Profesión: Administrador de empresas

Cargo: Presidente de Febocac

Un hombre del cooperativismo

Es uno de los principales gestores de la Ley 3892, que incorpora todo el Sistema de Ahorro y Crédito a la Regulación y Supervisión para proteger el ahorro del público. Vigiló la inclusión adecuada del sector en la Constitución Política del Estado. Es coautor de la publicación de los Lineamientos para Política Pública del sector cooperativo e impulsor del anteproyecto de Ley de Cooperativas. También trabajó en la Ley de Fomento Cooperativo y representó al cooperativismo boliviano en la red sectorial del Mercosur y en la Comunidad Andina de Naciones (CAN), como presidente de la Confederación Nacional de Cooperativas de Bolivia (Concobol).

No hay comentarios:

Publicar un comentario